Capitulo #43 "¡Santo Dios!"

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-¿qué estás haciendo aquí?- pregunté tan indiferente como pude.

-Amor, esta de aquí es Paula.- me la presentó.

Como si yo no supiera quien es.

-Hola.- intenté sonreír y aparté a Ian de allí. -¿Qué haces aquí?- insistí.

-Era una sorpresa Sam, me encargaré por fin de mi proyecto aquí.

-¿por qué no me dijiste nada?

-Samanta, era una sorpresa.

-¿sigues enfadado conmigo?- formé un mohín.

Me miró un par de segundos pensándose su respuesta, al final, decidió alejarse hacia Iván.

Para ser el primer día, había sido bastante laborioso, anduve de allá para acá, escaleras, elevadores y bastantes caras nuevas que tendría que memorizar, sin duda lo peor del día, fue saber, que la tal Paola, Paloma, ¡Paula! sería la secretaria de Ian, estaría muy gustoso el maldito.

Volví a casa sin esperar ni avisarle a Ian, sabía que ese sería un motivo más para estar enfadado conmigo, pero para ser sinceros el ya se estaba pasando.

A lo lejos vi una maleta fuera de la puerta de casa y cerca de ella un par de piernas. ¡No puede ser!

Corrí a abrazar a Allison, había pasado una semana solamente, pero se extraña mucho más cuando está en mente que estás viviendo en un lugar alejado y no de vacaciones.

-No creí que fueras tan literal.- solté alegre.

-Sam, me has hecho mucha falta.- sollozó.

Abrí la puerta y entré la maleta, Allison se quedó parada, mirando a su alrededor.

-Les ha quedado soñada.

-Muchas gracias All.- le abracé.-¿cómo estás?¿quieres contarme?

-¿Donde está Ian?- lo buscó de pronto.

- en el trabajo, comiendo, parado, ¿qué sé yo?

-¿están peleados?- me miró extraño.

-No tanto, pero algo así.

-¿estás bien?- quiso saber y se sentó por fin.

-Claro que si, ¿y tú?

- No lo sé Sam.

-¿por qué te has venido?

-Es mejor si Peter no está conmigo.- soltó un sollozo nuevamente.

-¿de qué estás hablando? Pet te ama.

- Es que yo...- no se permitió continuar y las lagrimas comenzaron a caer.

No me acerqué a ella, hasta que pudo respirar de frente, porque odia que la vean llorar y no quería agravar la situación.

-¿es qué ya no lo amas?- probé preguntar.

-Ahora es cuando más lo amo.- sonrió melancólica.

-¿entonces?

-Es justo por eso que estoy aquí, porque lo amo y es lo mejor para él.

-¿esa es tu manera de demostrar que lo amas?

-Él tiene un montón de proyectos, lo sabes.

-Pero los tiene contigo.- le dije.

-Si, pero el no tiene contemplado hijos.- se tocó la barriga.

- Ya pero, querrá tenerlos.- se palmeó la barriga ahora.- Un segundo, ¿estás embarazada?

Asintió levemente con la cabeza, una lagrima seguía acompañando su mejilla y yo estaba tan confundida, no sabía si correr, saltar, rodar.

-¡Santo Dios! ¿es cierto eso?- grité con alegría.

-Si.- la vi sonreír por fin.

-¡Jesús! pero si es esa la mejor noticia de esta vida Allison, ¿Peter ya lo sabe?- atropellé cada idea.

-No, no tiene que saberlo.

-Tiene que saberlo, es el padre, él estará tan feliz como yo, si es niñita, ah tenemos que pensar en nombres, podemos hacer diversos juegos, hay uno que es como el bingo y así sal...

-¡cállate un segundo!- me tapó la boca con su mano.- Peter está bien así.

-Tu no puedes ser así de egoísta.

-No estoy siendo egoísta, lo estoy haciendo por él.

-Estás equivocada Ally.- le recogí un mechón.

-Sam, por favor, no vine para que me critiques, no me harás cambiar de opinión.

-Pero All...

-nada Sam, dame un abrazo.- pidió molesta y se lo dí.

Sentí la llave chocar contra el picaporte, Ian ya estaba en casa, miré a Allison y asintió como sabiendo lo que iba a hacer.

Corrí hasta la puerta y la abrí de golpe, Ian soltó la puerta y me miró perplejo.

-¡Seremos tíos!- me colgué a su cuello.

Él caminó conmigo en brazos, una mano sujetándome, la otra el maletín y con una de sus piernas cerró la puerta. Soltó por ahí sus documentos y me abrazó con ambos brazos.

-¿De qué estás hablando?- rió tierno.

-Allison está embarazada, ¿puedes creerlo?- le miré a los ojos, estaban llenos de ternura.

-¡seremos tíos!- comenzó a girarme en el aire.- no puedo creerlo, ¿cuando te has enterado?

-Hace un momento.- hablaba en gritos y el reía.

-Tengo que llamarla.

-¿para qué Gorila? estoy aquí.- Allison sonreía desde el umbral de la sala.

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Disfrutenlo, espero que les guste):

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