Admiré una vez más mi oficina, "casualmente" estaba ubicada pared a pared con la de Salvatore, le dí vueltas toda la semana a mi nuevo cargo y función en ésta empresa, y siempré llegaba a la misma conclusión, he querido convencerme de que estoy donde estoy por mis medios, pero no puedo hacer a un lado que Ian esté tratando de compensar algo.
Me gustaba mi oficina, sobre todo porque era mía, además de tener un ventanal desde el piso hasta el techo, muy similar al despacho, pero más pequeño, le faltaba mucho aspecto personal, pero no había tenido tiempo, pues había terminado mi primera edición completa del periódico.
Sonó el teléfono y me dirigí rápidamente a contestarlo.
-¿clary?- dije apenas levanté el aparato.
-tienes una llamada en la línea dos, un tal...Josh.- me dijo desinteresada.
-pasame la llamada Clary, muchas gracias.- cortó la comunicación sin decir nada.
-Hola.- le dije.
-¿cómo estás Sam?- preguntó.
-bien, bien ¿tú?
-mejor ahora.
-¿a qué debo el honor?- pregunté riendo.
-Allison me dijo que llegarias sola a la comida, ¿puedo pasarte a buscar?- dijo tímido.
-¿hablas en serio?- pregunté.
-muy en serio.
-pues, yo feliz.
Dí un respingo cuando la puerta se abrió de golpe, Ian venía con una carpeta, su cara demostraba disgusto y confunción al verme.
-Paso por ti a las ocho.
-pasas por mi a las ocho.- repetí , Ian alzó ambas cejas. -Estaré lista Josh.- sonreí y corté la conversación.
Ian se acercó con su particular manera de caminar, había sido la semana más incómoda de todas las que he trabajado aquí, trataba de no verlo ni de tratarlo, pues no me dejaba juntar ideas cuando esaba cerca mío, por otro lado se había vuelto casi enfermizo alejarme de él, pues mi mente decía que no, pero mi cuerpo y corazón decía otra cosa muy diferente.
-no está demás recordarte que estás en el trabajo Samanta.- se sentó frente a mi en el escritorio.
-¿qué es eso?- apunté el archivo que tenía en sus manos e ignoré su comentario de mal gusto.
-son cartas.
-¿ah sí?¿de qué?
-felicitaciones, son para ti.- extendió el documento hasta mis manos.
-que emocionante.- sonreí.
-Ivan te ha mandado la suya.- apuntó el papel que yo sostenía sobre las manos.
-que lindo detalle el del señor Ivan.- le comenté y comencé a leer algunos.
La mayoría de ellas decía lo buena que había resultado la edición del periódico, creo que hoy era uno de esos días que quedaban en la lista de los mejores. Me sentí observada y levanté la vista para encontrarme con los ojos más hermosos que vi en el planeta, tenian un deje de cansancio, como si estuviera luchando contra algo, nos quedamos así por lo que pareció una eternidad. Muchas veces aquella mirada me había intimidado, pero hoy, hoy no podía quitarle los ojos de encima, le sonreí y el hizo lo mismo.
-Gracias por traerlas hasta aquí.- levanté las hojas para que el las viera.
-quería hacerlo.
-aún así, gracias.- dije.
-yo, ya me voy.
-que inusual en usted.- comenté mirando la hora.
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The practice
Romance-¿verdad o reto?- volvió a preguntar. Jamás me había sentido tan indesisa, menos cuando se trataba de él, no cuando solo estábamos jugando. -Verdad.- me decidí sin saber si realmente era lo que quería escoger.
