Epílogo

6.3K 344 30
                                    

.Miré a Ian mientras tomaba ya los últimos sorbos de su café, lucía como de costumbre, malditamente guapo.

- no vayas a trabajar.- comenté de pronto y me miró sorprendido.

- todos los días pides lo mismo Sam.- me tomó entre sus brazos.

- y cada día me dices que no.- le saqué la lengua.

-es importante cerrar el negocio que tiene Marco, lo sabes.- explicó.

- al diablo con Marco, exijo unos minutos para mi amor.- intenté llegar a si corazón.

- llegaré temprano, ¿está bien? - estiró la trompa y lo ignoré.

- no, no está bien.- ignoré su gesto.

- prometo recompensarte.- susurró sobre mis labios.

Llevé los ojos al cielo demostrando lo poco que le creía.

- Sam...- pidió.

- intentaré dormir, mandale saludos a Clary.- caminé al cuarto.

-¿y a Marco?

- no, a el no.- lo escuché reír.

- iré a despedirme de Dan.- habló y yo reaccioné.

Estaba a segundos de evitarlo cuando escuché el desgarrador llanto. Salió de la habitación bacilante por mi reacción.

- Es mejor que corras al trabajo antes de que sea capaz de asesinarte en tu propia casa.- hablé sin gracia, pero el reía.

Me rodeó y corrió a la puerta, sentí las llaves y luego la puerta al cerrarse. No alcancé a tomar al bebé en brazos cuando sonó el timbre.

¿ahora qué?

Abrí la puerta con fiereza y me miró sonriente.

-¿qué se te olvida?- hablé enojada.

- mi beso.- se cruzó de brazos por sobre el pecho y cerró los ojos.

Cerré la puerta por mera ocurrencia y la detuvo con el pie, me miraba incredulo, como si eso jamás pudiera ser posible y entonces reí. Achicó sus ojos, de aquella manera en la que solo a el le puede salir malditamente intimidante. Alcanzó mi brazó cuando intenté correr y llevó sus labios a los míos para unirlos en un beso.

- Esto no se queda así.- aclaró dejandome con ganas de besarlo más.

Se alejó lentamemte hasta llegar a su auto y antes de subir me guiño un ojo. Maldito arrogante. De pronto el llanto me trajo al tiempo real, sintiendome la peor basura de madre.

Llegué junto a Dan al tiempo que lograba calmar su llantó, prendí el movil con aquella característica canción de cuna y comenzó a mirar a los avioncitos que se movian ahora en la cresta de su cuna. Me gustaba cuando ocupaba su atención a eso, era como mirar a Ian concentrandose en algo, juntaban levenmente las cejas, cerraban la boca y estiraban los labios al sonreír cuando me pillaban mirandolos. Era un fiel clon de su padre y la idea de babosas gatas detrás de el cuando fuera mayor me espantaba, era simplemente muy aterradora.

Escuché en la grabadora un mensaje de All.

"Sam, estoy perdiendo los mugrosos nervios, Peter está de cumpleaños el proximo lunes y no he preparado nada ¿te das cuenta? una semana para organizar algo realmente bueno y fingir semanas de dedicación en ello"

Levanté el auricular entre risas.

- ¿cómo estás?- le pregunté.

- Perdiendo los nervios lista.

The practiceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora