capitulo #41 "nueva casa."

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-Hogar, dulce hogar.- la voz resonó en el apartamento vacío.

-Le hace falta vida.- comenté.

-Y muebles.- concluyó él.

Recorrí una a una las habitaciones de aquel apartamento para verificar que nada malo hubiera, tal como el arrendatario había dicho, el inmueble constaba solo con las camas.

-¿cuando llegan?- preguntó.

-Mañana, tendremos que ir a la tienda por pintura.- sonreí tierna.

-¿puede ser mañana?- hizo un mohín.

-Está bien.

-Tengo hambre, ¿cocino algo?- preguntó.

-¿con qué?- quise saber yo.

Ian miró a ambas lados sin entender, cayó en cuenta de que lo muebles aún no estaban.

-Vi una pizzería por aquí cerca.

-¿que tal si vas tú mientras yo alisto la cama?- propuse.

-Perfecto.- besó mi frente y tomó el nuevo juego de llaves.

Ordené las maletas a los pies de la cama, ya mañana tendría donde guardar la ropa. Busqué un juego de sabanas y me dispuse a estirar de esquina a esquina la tela.

La cerradura de la puerta comenzó a sonar.

¿no había nadie en la pizzería o qué?

-ya volví.- anunció desde la entrada.

-estoy en el dormitorio.- le avisé yo.

Cruzó el umbral sin nada entre las manos, mi estomago se deprimió.

-¿y la pizza?

-Estaba repleto, así que decidí, que sería mejor encargarla.

-¿lo hiciste?- formé un mohín.

-Sí, pero realmente creo que se tardarán un rato.- se mordió levemente el labio.

-Tendremos que matar el tiempo.- resoplé frustrada.

-Se me ocurren una gran idea.

Acortó la distancia que nos separaba y me agarró por la cintura al tiempo que capturaba mis labios, el deseo y necesidad se hacían presente.

Mi blusa no tardó en desaparecer, y la camisa de Ian tampoco demoró en acompañarla. Me dio un leve empujoncito y caí de espaldas a la cama, desde mi ángulo se veía tan perfecto, tan majestuoso. Ian me miraba cuan vampiro miraba un cuello.

Esto se ponía interesante.

-Eres tan desconsiderado.- le reclamé yo.

-¿por qué lo dices?- se abrió paso entre mis piernas.

-acababa de hacer la cama, eres un mal chico.- le reñí de broma.

-¿y eso qué?- me retó.

-¿y eso qué?- repetí.- ¿sabes? a los chicos malos se les castiga.

-no soy un niño, no puedes castigarme.- pasó una mano por mi abdomen.

-Puedo resistirme.- puse mis manos para evitar el contacto.

Ian rió ante mi comentario, maldito egocéntrico.

Chocó sus manos contra las que yo tenía frente a el, y con algo menos de delicadeza las tiró dejándolas una a cada lado de la cabeza, las entrecruzó allí y volvió a besarme.

-Me encanta como te resistes Dunne.- se burló hablando justo sobre mi cuello.

-Es que juegas sucio Salvatore.- le acusé y reímos juntos.

Me libré de sus manos y tuve libre albedrío por su cuerpo, como extrañaba tenerlo de esa manera.

Solo para mí.

.

El timbré sonó y mi estomago volvió a sentir hambre, Ian me miró divertido, se levantó a pesar de mi resistencia a soltarlo. Recogió sus pantalones del piso y se tambaleó al ponérselos.

-no planeas ir así.- dije yo.

-¿por qué no? es solo el chico de la pizza.- se burló.

El timbre sonó otra vez.

-¿y si es chica?- lo miré mal.

-No creo me viole, no todas son como tú.- me lanzó un beso.

-El violador aquí es otro.

-Cuando la resistencia se acaba, ya no es violación.- aclaró y yo enrojecí.

Él sabía perfectamente lo que causaba entre las mujeres, ¿realmente existiría alguien que se le resistiera?

La camisa de Ian yacía junto a la puerta. ¿en qué momento había llegado allí? La pasé rápidamente por sobre la cabeza y salí para encontrarme con esa deliciosa pizza.

Ian seguía entretenido en la entrada, sin ánimos de espiar me dirigí hasta el.

Efectivamente, era una chica la que traía la entrega, desde aquí se le podía ver la baba, tenía en el rostro la misma expresión que en su momento tuvo Clary, la misma expresión que ponía cada chica que veía a Ian.

Una oleada de celos me invadió, ella no tenía porqué mirar a mi novio de esa manera.

-¿ya está la pizza amor?- me colgué sutilmente al cuello de Ian.

-Sí linda, estaba esperando el cambio.- me besó en la mejilla.

La chica nos miró avergonzada, como pidiendo disculpas, yo la miré mal.

-Muchas gracias.- seguía con el color carmesí en sus mejillas.

-Gracias.- respondió Ian con una sonrisa y cerró la puerta.

Se me quedó viendo, entre sonriente, molesto, sorprendido, y burlón, todo en la misma expresión.

-¿qué?- le miré mal.

-¿por qué te pones celosa si sabes que soy solo tuyo?- pellizcó mi mejilla.

-yo no estaba celosa.- mentí.

-¿a no?- alzó una ceja.

-no, solo estaba evitando que le cayera baba a mi pizza.- me defendí.

-admite que estás celosa.- rió.

-¿por qué estaría celosa? recuerda que tengo una manga de londinenses al alcance.

Su ceño cayó en el momento en que terminé la oración. Sus puños se cerraron sobre la caja, tuve que reprimir una carcajada.

-¿quien es el celoso ahora?- alcé la ceja imitándolo.

Me miró mal e hizo la pizza a un lado.

-Tienes tres segundos para correr Samanta Dunne.- advirtió.

-No me asustas Salva...

-uno.- alzó un dedo dando la cuenta.

Abrí los ojos advirtiendo que estaba hablando en serio y salí corriendo, cuando Ian llegó al tres yo ya tenía ventaja, pero para ser sincera, el era mucho más rápido.

-Ian, las cosquillas no.- pedí ahogada en risa.

-Me las vas a pagar Dunne.

-Ya, perdón.- pedí para que parara.

-ese intento fue patético.- evaluó el.

-Perdón amor de mi vida, habitante del Olimpo, caminante sobre aguas.- grité yo.

Escuché la risa de Ian y logré liberarme de su agarre.

-Te amo asqueroso.

-Y yo a ti bonita.- me sonrió.

Como lo amaba.

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Lindas, hermosas, pexoxas dldndld me quieren matar, lo tengo muy en mente, así que por eso quise subir un capitulo lindo, espero que les guste, y ahm, ¿se pasan por mi novela "mala suerte"? es que me estoy entusiasmando con ella, pero necesito lectoras):

Creo y sólo creo que la novela llegará hasta el capitulo 15, ¿qué les parece?

The practiceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora