capitulo #42 "No me hables."

7K 352 26
                                    

-Pudimos encontrar a alguien que hiciera esto por nosotros.- Ian dijo mientras esparcía pintura por la pared.

-Es más entretenido si lo hacemos nosotros.- le saqué la lengua mientras espera que Allison respondiera el teléfono.

-¿hola?- dijo con una voz adormilada.

-Allison, me tenías preocupada.- le reñí.

-Lo siento Sam, pero es que he tenido ciertos problemas con algo.- le costó decir.

-¿con qué?- me preocupé de inmediato.

-¿crees que me pueda ir unos días contigo?¿a Ian le importaría?- preguntó al borde de soltar un sollozo.

-Claro que puedes, pero necesito saber qu...

-Peter llegó del trabajo, hablamos luego.- cortó la comunicación.

Y ahí me quedé yo, plantada, más quieta que una estatua. Ian se volvió a mirarme, pero yo no fui capaz de decir nada. Allison se escuchaba como a una mujer perturbada, ¿qué podrías estar ocurriendo?

Volví a llamar en repetido casos, pero la respuesta siempre era el buzón de voz.

-¡Samanta!- gritó Ian desesperado.

-no me grites Ian.- pedí.

-¿qué pasó?- se acercó a abrazarme.

-no lo sé, es Allison, quiere venir y me cortó solo porque Pet había llegado.- lo miré con ánimos de que el entendiera.

-Quizás sólo es una pelea.- pasó un mechón de pelo detrás de la oreja.

-quizás.- le sonreí.

-Sam, no soy tu esclavo, ayudame a pintar.- dijo de pronto.

-Claro que eres mi esclavo.- me miró mal y yo reí.

Ian pintaba concentrado la pared de la sala, la más grande, yo lo miraba sentada desde el piso. Era mejor que mirar la televisión.

El tarro de la pintura me hizo ilusión, sutil, caminé hasta el y metí de lleno la mano manchándola de un burdeo viscoso, marqué toda la mano justo en la mitad del trasero de Ian. Se sobresaltó un poquito, me miro desconcertado, primero a mi, luego a mi mano embarrada de la pintura y por último al recipiente de esta misma. Intenté poner la cara más tierna que pude, y juro que casi lo logré.

Con una rapidez admirable Ian tomo el tarro y con la brocha me salpicó la ropa de pintura, tomé como pude uno de los recipientes y dio inicio la tercera guerra mundial.

-Despierta.- le golpee el hombro a Ian.

Balbució algo que no entendí, tomó parte de la frazada y se acurrucó con ella.

-Vamos Ian, despierta ya.- pedí, pero no se movió.-¡LA CASA SE QUEMA!- inventé.

Me resultó imposible no reír de lo cómico que fue. A Ian casi se le salieron los ojos y giró tan rápido en un intento por levantarse que cayó a un lado de la cama atascado aún en la sabana. Miró a todos lados desesperado y dio por fin con mi cara.

-¿estás bien?- me preocupé al ver su expresión.

-¿estás loca?- se paró y tiró la sabana a un lado.

Estás en problemas Sam.

-Es que no despertabas y yo...

-Me diste un susto de muerte.- me acusó.

-Ian, lo lamento es que yo necesitaba que...

-No me hables.- pidió y se fue al baño.

Fabuloso, estaba atrasada, sin nadie que me lleve al trabajo y a un novio enojado.

-El desayuno está servido Ian.- hablé dulce.- ya debo irme así que... adiós.

Esperé su respuesta, pero no la tuve, me fui sin más, sabiendo que el estaba enojado conmigo.

Alcancé un autobús en la parada de la esquina, ¿por qué los primeros días siempre son los peores?

-¡Samanta!- gritó Don Iván al verme.

-Señor.- le sonreí.

-Ya es oficial, tenemos a la mejor editora.

-Que amable.- salté interiormente.

-No seas modesta linda, aquí todos lo saben.

Me guió por los pasillos y dimos frente a una puerta de la cual colgaban dos placas, la más pequeña, tenía grabado "editor", mientras que la más grande tenía mi nombre.

-Tu oficina.- abrió la puerta mi nuevo jefe.

-¡es preciosa!- le dije al verla.

-Te dejo para que te acomodes, en un rato vendrá Ana, tú secretaria.- dichas las palabras se marchó.

A mi oficina le faltaba mi toque personal, acomodé los típicos artículos a mi antojo y disfruté de la comodidad de mi gran silla de ejecutivo, era como una niña con juguete nuevo.

<<¿estás ocupada?>> Allison.

<< tengo todo el tiempo del mundo si quieres contarme lo que ocurre>>

<< me iré contigo unos días, te explicaré lo que pasó allí.>> Allison.

<<¿Peter te hizo algo?>>

<<¿cómo se te ocurre? no me ha hecho nada.>> Allison.

<<¿entonces?>>

<<paciencia mujer.>> Allison.

De algún modo, eso lo empeoró todo, si Pet no le había hecho nada, ¿cual podría ser el motivo por el que se quiere venir?

Un par de toc- tocs se escucharon en la puerta, sin esperar, la chica asomó su cabeza.

-¿puedo pasar?- sonrió inocente.

-no.- la miré seria.

La cara de espanto hizo presencia y no aguanté la risa.

-claro que si.- repuse y ella rió.

-Soy Ana, a sus ordenes señorita Dunne.- hizo un saludo de general.

- Sólo Sam.- le contesté el saludo.

Podría llevarme bien con esta chica.

-Bien, solo Sam, habrá una reunión de presentación como en unos cinco segundos, así que como su agenda parlante, me tomo la libertad de aconsejarle que corra.- habló muy rápido.

-wow, ¿dónde queda eso?

-Tercer piso, mano derecha.- aclaró dulce.

-Muchas gracias An.

-Soy Ana.- me miró seria y me preocupé.- es broma, digame como quiera.

-Bueno, como quiera.- seguí su juego.- no me trates de usted, me siento anciana.

Tomándole la palabra a Ana, corrí, la sala de juntas aún no estaba llena para cuando yo llegué.

Miré con determinación y reconocí la voz de mi novio, lo busqué con la mirada y estaba sentado junto a la tal... ¿cómo se llamaba?

xxxxxxx

hola niñas lindas, cuando este capitulo llegue a los votos y comentarios del anterior subiré el número 43, y no, no es publicidad engañosa, porque tengo el otro capitulo listo. Lean mi novela "mala suerte.", espero que estén bien):

The practiceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora