15.-Raube mir den Atem.

4.3K 357 118
                                    


Seguimos abrazados el uno al otro, todo es muy cálido y placentero. Mi cuerpo aún sigue hirviendo, y sus labios tambalean. Siento su carne como mi carne, ahí en las sabanas de seda, ahí unidos en vida.

    —Me duele, ¿cómo llegaré a mi cuarto?—Me dice entre risas.

    —¿Duele?, ¿fui muy agresivo?— Le preguntó preocupado.

  Ella pasa sus manos entre mi cuello, y sus ojos quedan clavados en mí. 

    —No. Parecíamos unos tontos. — Sigue sonriendo. 

  Mikasa esta muy sonriente, eso me asusta un poco, pero al mismo tiempo quiero reírme con ella; el problema es qué no puedo, las sonrisas no salen, pero quiero intentarlo. Sonrió muy débilmente. 

    —Levi, tu sonrisa es muy forzada.— Se burla de mí.

    —¡Tock-tock! — Escuchamos la puerta tocar.

  Ambos nos pusimos de pie, rápidamente nos vestimos, Mikasa luce tan hermosa, y con dolor. Acomodo mi cabello, y trato de parecer normal, es inútil la cama esta hecha un desorden, y sucia. 

  Camino tranquilo hacía la puerta, ella se mantiene inerte ahí parada. Al quitar el nudo de la ambas agarraderas, veo a Hange, con velocidad me toca la cara. Le retiro las manos, me provoca fastidio. 

    —Tenían mucho ruido, tuve que cantar el himno del rey para aparentar.. cualquier cosa. — Estaba hablando muy deprisa. 

    —¿Qué? — Se ruboriza Mikasa. 

    —Mejor a la próxima váyanse al bosque, a lo más profundo. 

  Carajo, me siento muy apenado, no se que expresión adoptar, ninguna.

    —Erwin te estaba buscando. — Esas palabras me hacen temblar. 

    —¿Binó aquí? — Pregunté con preocupación.

    —No, por suerte. Si él hubiera estado aquí lo hubiera descifrado en seguida. Quien binó en su lugar, fue Petra. 

  Suspiré de alivio, Petra era muy distraída. 

    —Dijo que te vería en su oficina para hablar algo urgente. — Mis pensamientos fueron a lo obvio. 

    —No debe saberlo, ni siquiera lo he visto. — Trato de tranquilizarme Mikasa. 

    —No importa—dije tranquilo.—Saldré primero, Mikasa ¿crees poder llegar a tu habitación sin llamar la atención?

    —Sí. — Afirmó.

  Quería besarle, pero Hange estaba ahí, no podía hacerlo. Me limite a tocarla, y salí deprisa. 

  El viento era muy fresco, de lo caliente que estaba aún, podía sentir todo afuera frió. Entre a la tercera torre, ahí subí las escaleras de caracol, para saber lo que sucede.

  Una vez estando enfrente de esta, toqué despacio la puerta, dos soldados se encontraban en el pasillo. No se atrevían a mirarme. La puerta se abrió, y ahí de pie se encontraba Erwin con seriedad.

    —¿Qué sucede Erwin? — Entró, y me siento en la silla de madera que esta en la mesa redonda. 

    —Me sorprende lo difícil que fue encontrarte aquí. Mandé por ti a tu equipo, sólo Petra pudo decirme mas o menos tu paradero.— Comenzó a calentar la tetera de té negro.  

  Enciende una seguida vela, mientras tanto, yo trato de estar normal. 

    —Armin es muy brillante.—Igual se sienta enfrente. 

  Me parece tan placentero, y extraño que hable de Armin, y no algo relacionado a Mikasa. 

    —¿Armin?—Cuestionó.

    —No dudo de ese chico, su historial marca sus hipótesis completadas en teorías—respira con profundidad.— Sospecha de la chica nueva, de Louren. Creé que es una infiltrada aquí. 

    —Parece una tonta—.Digo sin más. 

  Me parece absurda su sospecha. 

    —Louren esta aquí y haya, es su trabajo, pero camina con cara de tonta, aún así no lo parece del todo. Tiene acceso a todos los papeles privados, y es muy sospechoso que ella esté aquí, quizás sea una distracción para nosotros. 

  Erwin se pone de pie para retirar la tetera, ahí sirve a ambos el té.

    —¿Quién más lo sabe?—Preguntó nuevamente.

    —Sólo tú y yo. He visto la atención que pone en ti:—me mira nuevamente serio—. No pido que finjas ser algo qué  jamás serás, pero, te pido que atraigas su atención un poco más—me dio mi taza.

  Me doy una idea del asunto y eso no me agrada.

    —Sólo trata de conseguir información de ella. Eres listo sabes como hacerlo. 

    —¿Me lo ordenas o pides mi permiso? — Sujetó con cuidado la taza. 

  Erwin piensa unos segundos:—Pido tu permiso. 

    —¿Crees qué es necesario?—Cuestionó para estar seguro.

    —Sí —afirma. 

  No hay más que decir, tendré que buscar la manera de saber lo que trama esa loca pelirroja. 

  Me retiró de su oficina. No puedo decirle el plan a Mikasa, Erwin sólo lo confió en mí. Si Erwin sospecha junto con Armi... una idea cruza en mi cabeza: ¡Armin debe saber lo que sucede entre nosotros! O quizás no, en la mañana lo vi, y no vi alguna conducta extraña. Debo tener cuidado, ahora estoy jugando con fuego. Seré cauteloso con Louren.

 Seré cauteloso con Louren

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.



¡Oh mi Capitán! ¡Sí mi Capitán!Where stories live. Discover now