4.- Vergüenza.

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Desperté en mi habitación, el sol iluminaba a la perfección, mi cuerpo se encontraba mejor, pero me dolía la frente. Lo único que me preocupaba era lo que recordaba de ayer, de mi caída, y lo que había pasado; seguro me iba a castigar horrible. Me levanté de mi cama, y llevaba aún esa ropa seca de sudor,  seguro sólo me aventaron aquí.

  Mi bufanda estaba doblada a mi lado, seguía un poco mojada, y olía a mi sudor, pensé en lavarla más tarde. Salí para tomar un buen baño, y en el pasillo Jean me miró cuando salí.

    —Mikasa, al fin despertaste.

  No le tomé importancia, caminé directo al baño, y ahí se encontraba vacío por suerte. Cerré la puerta, y abrí la llave, tenía agua tibia, era suficiente para mí. Llene la tina, y me sumergí en ella, quería olvidar, olvidar como mi trasero había pegado con su pecho, y el tremendo golpe que me di en la escalera. Tenía inflamada esa parte, con un color morado, por suerte no me abrí.

  Cuando volví a recrear todo en mi memoria me hundí en el agua, era tan tranquilo ahí.  Pasé varios minutos, tallando mi cuerpo, y sobándome mi frente. Al salir, me sequé  con mi toalla, y tapé muy bien todo mi cuerpo.

  Cerré el baño, y subí las escaleras para cambiarme en mi habitación, cuando Levi iba bajando las escaleras.

  Me congelé, quería darme la media vuelta y correr, mi mirada la agaché, y me quedé en ese escalón por si me decía algo. Él ni me miró, continuó caminado, pasó a mí lado como si yo no existiera. Sentí alivio, mucho alivio, subí ahora sí a mi recámara. Me cambié  rápidamente, y después tomé mi bufanda para lavarla, y usarla.

  Salí de la punta del castillo, y ahí afuera estaba Armin.

    —Mikasa, ¿estás bien?— Preguntó preocupado.

    —Sí, ¿y Eren? —Hable tranquila, aliviada de verlo al menos a él.

    —Hace sus deberes, limpia el sótano, y lavará hoy él, la cocina, mañana me toca a mí.

    —Limpia—. Repetí.

    —Ve con él Capitán Levi para que te de tus tareas—sugirió.—Mikasa, ya no pelees con él.

  Armin siguió barriendo fuera del castillo, y yo tenía que enfrentarlo, tenía que ir con Levi, disculparme y olvidar todo.

  Volví adentro, pregunté a Krista por Levi, pero no lo había visto, seguí caminando, fui a su habitación. Respiré profundo, nunca había hecho algo tan ridículamente  como lo que había pasado ayer.

  Toqué decidida, pero no respondieron, volví a tocar, esperé unos segundos con el corazón alterado. No había respuesta. Salí nuevamente del castillo, y busqué en el otro pico, mientras algunos soldados me miraban raro por mi golpe en la cara.

  Levi se encontraba más a lo lejos, lo noté era él más bajo. Estaba hablando con una chica. Nunca había analizado los movimientos de Levi, sus manos eran más expresivas que su rostro, y mostraba gran intimidad que cualquiera de estos hombres fuertes.

    —Hola linda.— Me saludó un soldado, era una imitación del Capitán, mismo corte, menos inteligencia.

  Lo ignoré y caminé en dirección hacia Levi, pero él otro sujeto se puso frente a mi, y quería lucirse diciéndome a cuantos titanes había matado.

  Me estaba irritando.

    —Carl, aléjate de ella.— Levi se encontraba detrás de ese bobo.

    —Sí, sí capitán.— Se espantó y se alejaba, no sin antes guiñarme el ojo izquierdo.

  Quedamos solos, él  frente mío, y volvía a mi mente la imagen de su rostro mojado con mi sudor. Levi impaciente, me dijo:

¡Oh mi Capitán! ¡Sí mi Capitán!Where stories live. Discover now