(36) ╋ Pasado Tenebroso ╋

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—Es un honor— bajé mi cabeza con honestidad, que la persona conducto de nuestro Altísimo decidiera liderar mi expiación era un honor que no merecía después de todo lo que había hecho. La señora Philips apretó mis hombros en señal de aliento.

—Buena chica— sus manos desaparecieron de mis hombros y escuché sus tacones contra el suelo mientras se alejaba seguida de los pasos pesados del Sr. Philips. Luego, escuché como cerraban la puerta, dejándome a solas en este lugar. Mi respiración era audible en tanto silencio.

Los minutos pasaron y pude sentir el efecto de las píldoras relajando mis músculos y haciéndome sentir extraña. Anesha y las otras Iluminadas me habían dicho que eso era normal, que todo pasaba en un borrón, que no me preocupara. Ellas ya habían pasado por esto varias veces, así que al recordar sus palabras de aliento, me tranquilicé un poco. Sin embargo, ninguna de ellas había dicho algo sobre el conducto del Altísimo, todas sus ceremonias fueron lideradas por los Philips. Sacudí mi cabeza, recordando que este era un honor. Fue en ese momento que la puerta sonó de nuevo pero en vez de escuchar los tacones de la Sra. Philips, escuché pasos fuertes y decididos.

Una colonia ligera pero masculina muy diferente a la del Sr. Philips llenó el lugar. De no ser por las píldoras me habría tensado pero estaba muy relajada. Él se paró detrás de mí, podía sentir su calor corporal contra mi espalda. Sentí sus dedos rozar mi cuello y brinqué un poco pero él alejó su mano y comenzó a desatar la venda de mis ojos confundiéndome. La tela cayó sobre mi regazo pero no abrí mis ojos.

—Puedes abrir los ojos, Leigh— su voz aunque profunda, no sonaba de alguien mayor como la del señor Philips. Abrí mis ojos pero él seguía detrás de mí, noté que algunas velas estaban apagadas así que el lugar se oscureció un poco más, —¿Por qué estás aquí?

—He fallado... mucho— admití y no había restricciones en mi voz, era como si no tuviera miedo de decir algo que no debía, ¿eran las píldoras? Anesha me había dicho algo de no poder mentir.

Él me pasó por un lado, y yo nerviosa, alcé la mirada para verlo. Él iba todo de negro, con una capucha sobre su cabeza y cuando se sentó al otro lado frente a mi, me di cuenta de que llevaba puesta una mascara negra que cubría su rostro.

—¿Cómo has fallado?

—Yo... he avergonzado a nuestra comunidad acusando a los Steins falsamente, y a escondidas he consumido medicación para tratar mis problemas.

—¿Eso es todo?

Lamí mis labios y aparté la mirada, queriendo decirlo todo. Él ladeó la cabeza.

—No mientas, Leigh, tus pecados y tus secretos quedarán aquí, para eso existe esta ceremonia de expiación.

—Mantuve una relación clandestina con Rhett Lombardi— admití, las palabras saliendo de mi boca como si nada, —y tuve sexo con Heist Stein.

—Tu fallas parecen ser chicos, ¿comenzaste un cortejo con Carter Philips?

—Si.

—Entonces, hiciste a un lado a un buen chico criado en el Altísimo por la debilidad carnal.

Era un poco más complicado que eso pero no había forma de que revelara que Carter era homosexual para controlarme cubrí mi boca con ambas porque por alguna razón, quería reírme y decirlo todo.

—Baja las manos— me ordenó, su voz tomando un tono más inquisitivo. Yo sacudí mi cabeza.

—Yo...— murmuré contra mi palma, —no es mi secreto, por favor.

—¿Te refieres al hecho de que Carter es homosexual?

Bajé mis manos, sorprendida.

—¿Lo sabe?

Heist [Darks #1] [En librerías] ✔️Where stories live. Discover now