No podía disfrutar del sol de Nueva Jersey a pesar de no haber visto el exterior por 4 años completos más que en pocos vídeos.
Para el resto, era sólo un niño de 12 años caminando despreocupado por las calles.
Usaba ropa de civil. Ropa que aquel agente le había entregado para camuflarse. Y se dirigió al hospital donde Steve Rogers se estaba recuperando.
Usó sus super sentidos para ubicarse.
–Te dieron una paliza.
–Igual que a ti.
Escuchó una risa, una risa amistosa y quedó confundido.
La mayoría de las risas que él ha escuchado eran burlescas o maliciosas. Esa no, esa era una risa cálida.
–Natasha se está encargando de todo, así que tú deberías descansar, Cap.
Esa última palabra se le clavó en la piel.
Se apoyó en la pared, fingiendo estar mirando sus zapatos, esperando que aquel hombre pasara delante de él, contando sus pasos y calcular a la perfección de dónde había llegado.
Y lo encontró, pero iba a ser imposible meterse. Habían agentes especializados en camuflaje para proteger la entrada. Lo supo, su sexto sentido le gritaba que no podía pasar desapercibido.
Percibió el ducto de ventilación. Su elasticidad y huesos blandos lo dejarían fácil.
Fue a una de las entradas en los pasillos más remotos y vacíos. Abrió la tapa gracias a su fuerza y simplemente entró.
La habitación estaba vacía, excepto por el rubio que dormía cómodamente en la cama.
Bajó silencioso y con cautela, se acercó a la cama lento y seguro.
Su rostro golpeado y lastimado.
El pequeño levantó la mano, dispuesto a romperle el cuello como muchas otras veces lo hizo con los soldados con quienes peleaban.
Pero algo lo alertó.
El rubio estaba teniendo una pesadilla. Empezó a moverse cada vez más errático y desesperado.
Hasta que se levantó de un salto y una inhalación de aire. El pequeño observó desde su punto ciego aquel miedo tan familiar, esos ojos lagrimosos y jadeos de terror.
Se vio de alguna manera reflejado en aquella desesperación.
El mayor se limpió el rostro con la mano.
–Lo siento... Bucky.
Peter ladeó la cabeza, ajeno a la situación, sintiendo verdadera incertidumbre y curiosidad.
Hasta su el rubio puso sus ojos en él.
Y entonces supo que había fallado.
Ya no podía matarlo.
No por capacidad, sino por cómo se sintió en ese momento.
Eso era incorrecto.
Fue hacia el ducto de ventilación en unos milisegundos.
–¡Hey, espera! —exclamó Steve fuertemente, pero el pequeño no se detuvo hasta salir del ducto y correr hacia la salida del hospital.
Corrió múltiples cuadras, sin importarle si un auto lo atropellaba.
Llegó un momento donde se cansó, y la noche cayó sobre la ciudad como una manta fría, y peligrosa.
Gran parte de esos años estuvo frente a una luz brillante. Así que ahora estaba atemorizado, a pesar de poder distinguir mejor las sombras en la oscuridad que un humano promedio.
¿Qué era lo peor?
Que había empezado a llover.
Refugió su pequeño cuerpo al sentarse debajo de un negocio ya cerrado, pero que el techo era suficiente para cubrirlo un poco.
Se acomodó mejor encogiendo sus piernas como solía hacer cuando dormía en aquella habitación, y se dispuso a dormir un poco. Estaba muy cansado y confundido, se sentía culpable de no haber hecho su misión.
¿Pero qué podía hacer?
Se supone que tenía un hogar, un lugar a dónde ir.
¿Pero dónde era?
Pensó nunca saberlo.
Por semanas estuvo vagando por las calles, cuidándose de ocultar su rostro en la mayoría del tiempo y moverse en grupos grandes.
No quería que nadie lo encontrara.
Ni HYDRA.
Ni SHIELD.
Ni nadie.
Quería estar sólo, arreglar sus sentimientos, y disfrutar de la calidez del sol que indicaba que estaba cerca de la libertad.
–Disculpa, jovencito... —habló una voz masculina y desgastada. Al voltear su cabeza vio a un hombre muy mayor, que usaba bastón—. ¿Estás perdido? —el pequeño sólo lo miró con curiosidad—. ¿Y tus padres? —sin respuesta, sólo una mirada curiosa y neutral—. Mira, allá hay un policía. Ven, te acompañaré a hablar con él —ofreció su mano, y el pequeño se sintió en suficiente confianza como para tomarla.
Ambos caminaron suavemente hacia aquel policía.
El niño pensaba que podría ayudarlo a encontrar su hogar. Pero apenas el policía se giró, Peter sintió un profundo pánico y la sensación de que era peligroso.
Se tensó por completo al reconocer aquel rostro. Era un agente que con suerte vio una vez en su vida en el lugar donde solía comer, pero era de HYDRA.
Lo sabía.
Sonrió amistoso y se acercó al anciano y al niño. Y el menor sintió que la mano del anciano apretaba más.
Notó la mirada siniestra de ambos, y la sonrisa de suficiencia entre ellos.
Y sus instintos lo golpearon.
Apretó la mano del anciano con fuerza, quebrándola y lanzando el cuerpo ajeno al policía que ya iba a sacar su pistola.
Peter miró alrededor.
Más policías y gente común empezaban a correr donde él. Apuntándole o no, eso era indiferente.
Peter sentía el peligro en todos lados.
Así que corrió.
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ᏞᎾsᏆ ᏟhᎥᏞᎠ
FanfictionÉl era sólo un niño que le arrebataron la infancia. Y él daría todo por proteger lo único que le hacía sentir humano.
6. Correr
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