Capítulo 14

2.8K 131 4
                                    

Hace más de cuatro horas que miro al techo de mi habitación. Después de mi intervención cené algo con Carlos. Pero no demasiado porque no tenía hambre. Quise venir a dormir pronto y disfrutar de mi suite, pero soy incapaz de pegar ojo.

   

¿Qué hora es ahora? Miro mi reloj de muñeca. Las tres de la mañana.

   

Fantástico. No voy a poder ni descansar.

   

No dejo de pensar en lo que habrá pasado en esa suite después de que todo se supiera. Pero he oído algún llanto, maletas arrastrándose por el pasillo y portazos.

   

Sé que es una putada. Natalia tiene que estar reventada. Ha descubierto que una de sus personas de confianza la ha estado troleando y que además estaba compinchada con alguien que la odia.

   

Debe ser terrible.

   

Natalia no tiene mucha gente en la que apoyarse y me siento responsable por haberle quitado a uno de sus apoyos.

   

¿Y Loli? Ha tenido que alucinar al verlo todo.

   

Solo espero que sea lo menos traumático posible para Natalia.

   

Ojalá las cosas hubiesen sido de otra manera.

   

Un golpe en la puerta me despierta. Me medio incorporo asombrada por las horas que son. E intuyo quién es.

   

Me levanto sin hacer ruido y espero.

   

—¿Alba?

   

Es la voz de Natalia. Está gimoteando.

   

—Alba... sé que estás despierta porque veo claridad por debajo de la puerta... ábreme, por favor...

   

Hay claridad porque no me gusta dormir a oscuras desde el maldito miércoles, pienso.

   

No la voy a abrir. Le he dejado claro que esta noche no quería hablar con nadie.

   

—Alba... yo... he visto el vídeo —se aclara la garganta y sorbe por la nariz—. Sé que me has dicho que no quieres que te hablemos. Y yo no puedo pensar en nada más. Tengo tu imagen grabada en la cabeza. Es que me he quedado muy mal al acabar de verlo. Solo quiero verte una vez... para asegurarme de que estás bien. Por favor... por favor... —me suplica. Araña la puerta como un perro que quiere entrar.

   

Me acongojo y me abrazo a mí misma. Porque alguien tiene que hacerlo. No voy a ceder. Por mucho que lamente oírla así, tan afectada, tan hundida... tengo que mantenerme en mi postura. Carlos se ha quedado a dormir conmigo. El tonto está en el sofá, incómodo, porque entiende que mis miedos afloran.

   

Ahora se ha levantado y está escuchando a mi lado las palabras de Natalia. Él cruzado de brazos, atento, analista... y sí, con actitud tutelar, como si yo fuese su protegida.

Lo que nunca te canté. Cara B - AlbaliaWhere stories live. Discover now