Pero se quedó allí, intentando saber qué era lo correcto a seguir. El tipo se retorcía en sus brazos y gruñía en furia.
–Beende es. Dritte.
Acht.
Sintió que su nuevo sentido se activaba.
Iban a hacerle daño de nuevo con esa maldita cosa en su cuello.
Era como cuando se te hacía un nudo en el estómago cuando estás muy nervioso, combinado con un escalofrío en toda su espina dorsal que activaron las alarmas en su cabeza.
Cerró los ojos fuertemente.
No lo permitiría. No volvería a sentir dolor, se negaba.
Si nadie lo iba a salvar, él se salvaría a sí mismo.
Aguantó la respiración.
Y le rompió el cuello.
El sonido de las vértebras rompiéndose retumbó en su cerebro como un eco interminable.
Se levantó y retrocedió un par de pasos, tan rápido, que cayó sentado al suelo.
Observó lo que hizo. El hombre estaba completamente quieto en el suelo y sus ojos estaban abiertos hacia su dirección.
Sintió tanto asco y miedo que vomitó.
–Gut gemacht. Dritte —dijo aquel agente—. Du bewegst dich —le dijo al otro que había estado noqueado—. Soldat, Dritte. Säubere das.
El soldado del invierno asintió al igual que el otro soldado que quedaba. Y dejaron solos a ambos castaños con el cadáver.
Peter no podía dejar de mirar los ojos sin vida de aquel soldado. Ni siquiera temblaba o se movía, sólo se quedó allí sentado sin siquiera pestañear, en completo shock.
–Bewegung.
La voz del soldado lo quitó de aquel trance.
Sus ojos fríos se encontraron con los de temor del pequeño.
–¿Está... Está muerto? ¿Lo maté, verdad? Maté a alguien.
El soldado lo miró largo rato, se acercó y se puso frente a él, arrodillándose para quedar a su altura.
–Aufstehen.
Peter lo miró de vuelta. Sus lágrimas no paraban de salir de sus ojos.
–¿No me... No me recuerda?
El castaño mayor pareció romper un poco aquella barrera, cambiando su expresión sería y neutral a fruncir un poco el ceño, confundido.
Acercó sus manos y rodeó al pequeño niño con cuidado, uniéndolos en un abrazo.
Peter nuevamente se sintió refugiado, y sollozó silenciosamente en el torso ajeno.
–Genug... —exclamó el soldado al separarse.
Se levantó nuevamente y tomó el cadáver en su hombro. Se dirigió a la salida con el pequeño a unos metros atrás.
Llegaron a una sala de incineración, una estufa potente, y el soldado simplemente lanzó el cadáver al fuego. Y ardió de inmediato.
–¿Era... Era lo correcto? —preguntó Peter admirando el fuego. El castaño lo miró.
–Si quieres sobrevivir y servir, debes matar.
–¿Tú has matado? —el soldado frunció los labios y miró el fuego, evitando el contacto visual—. Yo me sentí mal... ¿Tú te sientes mal?
–... No lo sé.
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ᏞᎾsᏆ ᏟhᎥᏞᎠ
FanfictionÉl era sólo un niño que le arrebataron la infancia. Y él daría todo por proteger lo único que le hacía sentir humano.
4. Acht
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