Capítulo 7: La moto de Matt (Parte 2)

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Luego de separarse de su grupo de amigos, Dexter se encontró nuevamente a solas con Mitch y sonrió sin intentar evitarlo. Pasada la incomodidad del "sí hicimos algo", "no me acuerdo", empezaba a sentirse genuinamente feliz de esa oportunidad de conocerse que se darían. Ya había probado que era entretenido tenerlo en los ensayos y ahora quería ver qué tan bien lo pasaban entre ellos en actividades más regulares.

—¿Qué tal si... te pateo el trasero en los arcades? —preguntó una vez que compraron sus cafés en el Starbucks cercano. —Soy el mejor en Castlevania.

—Seguro, pero patearé el tuyo en Street Fighter —contestó Mitch, divertido.

Para él, lo mejor de salir un rato era no tener que lidiar con más gente de la escuela. Estaba harto de los comentarios y las preguntas de sus compañeros de equipo, sumado a sus insistentes amigos que querían algún tipo de formalización sobre su estado de relación con Dexter, además de los cuchicheos en los pasillos respecto a su ex.

Salir con Dex se sentía como un relajo, también porque le quitaron la presión al concepto de "cita" y acordaron hacer algo entretenido en el lugar de juegos más grande de la ciudad, donde nunca dejaban de oírse los sonidos de las máquinas andando, acompañado de un gran flujo de gente que iba y venía.

Desde que se instalaron algunas consolas más modernas, la gente dejó de lado los juegos viejos como Pacman o los de pelea que tanto le gustaban a Dexter, lo cual hacía que le gustaran más todavía, porque no muchos los usaban y eran baratos. Cargaron sus tarjetas con bastante dinero en la entrada para no tener que acercarse otra vez en un rato y se acercaron a un arcade de Street Fighter, con gráficos demasiado malos y colores chillones. Los pixels en la cara de los personajes podían contarse sin problemas y eso era algo que le encantaba al baterista.

—¡Escoge tu arma! —y antes que nada eligió a su preferido, Iori.

—Huh... existen más personajes que Ken y Ryu —murmuró el castaño, acostumbrado a jugar con Scotty eligiendo esos dos, respectivamente.

Cada uno con su elección, se dedicaron a jugar y reír juntos, porque no conseguían decidir cuándo declarar a un ganador; comenzaron con un "¿qué tal 2 de 3?", siguiendo hasta "¡8 de 15!" y peligrosamente cerca de aún más partidas. Les dolía la cara de tantas carcajadas, empujándose y gritándole a la pantalla, dándole ánimos a sus personajes.

—¡Eres tan mal perdedor! —reclamó entre risas Dexter, pues seguían empatados por la insistencia de Mitch. Le ardían los ojos y la gente se había asomado a verlos jugar todo ese rato, lo cual le trajo más risas aún. —¡Me sorprende que no nos hayan echado!

Al final se separaron del juego un momento en lo que seguían viendo qué podían hacer.

—¡Hey, hagamos una carrera! —le apuntó a una cabina cerrada de simulador de carreras que era bastante moderno, y siempre había querido probarlo, aunque no era muy bueno en esos juegos.

—¡Dale! —contestó Mitch, porque Dexter acababa de encontrar a la persona que nunca le diría que no a seguir jugando a algo. Además le encantaban los juegos de carrera. Bueno, todos en realidad. —Deberíamos ir a los go kart en serio —comentó cuando se sentaron dentro de la cabina. Y ya estaba planeando varias salidas más en su cabeza, por sobredosis de entusiasmo.

Todo estuvo bien hasta que iba a comenzar el juego y colocó la mano en la misma palanca que iba a tomar Dexter, por lo que sus dedos se rozaron y no supo por qué, se sonrojó como si tuviera 8 años.

—P-perdón... —murmuró, más por la sorpresa que otra cosa.

—¿Huh? —fue la muy elocuente respuesta del baterista quien lo vio sin entender y luego bajó la mirada a sus manos juntas por el más corto de los momentos. Y se echó a reír. —¡Cálmate, no pasa nada!

La banda: El inicioWhere stories live. Discover now