–Ya lo verás.

Pierce sonrió ampliamente y se alejó del niño amarrado. Otro agente cerró la puerta de vidrio del pequeño paralelogramo que lo contenía.

Dos hombres más, con apariencia de doctores, se acercaron con una caja entre manos de uno de ellos. Vestían muy protegidos.

El que no sostenía la caja, abrió una pequeña compuerta en el cubo de vidrio, y el otro abrió la caja y la puso en aquel agujero rápidamente.

Una araña del porte de una mano de adulto salió de ella. Brillaba en tonos verdes y rojos fosforescentes que era lo que más destacaba en su color negro. Patas peludas y grandes colmillos.

El pequeño niño se revolvió en la silla.

–N-No —sintió mucho pavor ante semejante y tenebroso ser.

Miró con pánico a todos los adultos que estaban a salvo fuera de la vitrina.

Respiró agitadamente y lágrimas de terror salían de sus ojos al momento en que la araña trepó por su cuerpo, hasta quedarse encima de su mano.

El pobre Peter no podía hacer nada producto de la parálisis del miedo.

Miró a la araña, y esta le mordió el reverso de la mano, entre el índice y el pulgar.

El castaño gritó de dolor. Un líquido salió de aquella mordida hacia su interior que le quemaba fuertemente, como si le pusieran cera de vela en su carne interna.

El único que cambió su expresión a una afligida fue el castaño de brazo de metal.

–¡Ayuda! ¡Ayúdenme! —gritó el pequeño desesperado—. ¡Duele! ¡Duele mucho!

La araña seguía mordiendo.

El niño poco a poco fue dejando de gritar. Seguía sintiendo dolor, pero la parálisis del "veneno" actuó rápido, y su cuerpo simplemente dejó de funcionar pero su mente iba a toda potencia, intentando comprender lo que estaba pasando.

Y comprender... Que nadie de allí lo iba a ayudar.

La araña empezó a andar por su cuerpo, y empezó a envolverlo en aquella tela de araña para el horror de sus ojos.

Hasta que todo se fue a negro en su vista y el dolor de su cuerpo fue insoportable.

Finalmente su frágil y joven cuerpo cayó rendido a un sueño profundo.

–Bien. Manténganlo vigilado y estudiado. Apenas salga empezará la formación —dijo Pierce seriamente. Los soldados de HYDRA hicieron su característico saludo.

—·•·—

Daba igual qué tan desesperados estaban esos dos adultos jóvenes. Nade podía encontrar a su pequeño sobrino.

–Por favor... Por favor busquen a mí pequeño Peter.

–Señora, estamos haciendo todo lo que podemos. Pero si viene siempre a interrumpirnos, nos vamos a retrasar.

–Ni siquiera tienen pistas, ¿o si? ¡No han hecho lo suficiente.

–Estamos haciendo lo mejor que podemos, señora. Por favor salga e intente relajarse.

–May... Vamos, amor. No tiene caso.

–¡Pero tu sabes que no hacen nada para buscarlo! No nos han dicho noticias de absolutamente nada.

–Señora, por favor tranquílicese.

May finalmente se dejó abrazar por su esposo y ambos salieron de aquella oficina.

—·•·—

Pasaron 5 días hasta que el bulto de telarañas empezó a moverse y presentar signos de vitalidad.

La araña estaba inerte en su regazo. Y el bulto debajo se movió tanto que la criatura cayó seca y muerta al suelo.

Los soldados prepararon sus armas y Pierce se encontraba protegido detrás del soldado de brazo de metal.

Una mano salió del "capullo". Y el sonido de alguien tomando aire fue lo único que se escuchó.

El pequeño niño había salido de los amarres y la telas de araña se deshacían.

Tosió fuertemente y jadeó igual que un animal asustado. Golpeó el vidrio con sus palmas fuertemente buscando apoyo.

–Déjenme salir... —susurró con su garganta completamente seca—. Déjenme salir —golpeó el vidrio. No era un golpe de rabia, sólo de miedo y claustrofobia—. ¡Déjenme salir por favor! —gritó con fuerza y golpeó el vidrio con ambas manos. Y el sonido del golpe retumbó en la habitación.

–Sáquenlo y tráiganlo —dijo Pierce seriamente. Uno de los agentes comunes fue a abrir la compuerta. Tomó al débil niño del brazo.

–¡No me toques!

–Deja de retorcerte.

–¡Quiero a mí tía! —se resistía con demasiada fuerza. Tanto así que el hombre intentó agarrarlo con ambas manos.

Peter gritó de coraje. Acertando un empujón al hombre con su mano libre.

El hombre cayó al suelo de una sola vez por la fuerza, a su vez soltando al pequeño.

Todos los agentes empezaron a murmurar entre ellos. Los únicos callados era el super soldado, Pierce y aquel Doctor que había traído la araña radiactiva.

El pequeño Peter sintió que todos los susurros estaban a sólo milímetros de sus oídos. Se tapó sus pequeñas orejas con sus palmas y cerró los ojos fuertemente.

–M-Mucho ruido. Duele... —susurró encogiéndose al arrodillarse.

–Funcionó... —exclamó Pierce hacia el doctor, quien asintió—. Que el entrenamiento comience.

La mayoría serán capítulos cortos porque no da más y no quiero hacer relleno.

Serán una buena cantidad de capítulos, aún no sé cuantos.

Actualizaciones cada semana.

(Para mí propia salud mental, voy a actualizar sólo los fin de semana y QUIZÁS, a la semana)

ᏞᎾsᏆ ᏟhᎥᏞᎠWhere stories live. Discover now