01.

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- ¡Ye Rim-ah! - llamé por segunda vez en la mañana, mientras preparaba el desayuno. - ¡Es hora de ir a la escuela! 


Revolví la avena de chocolate un par de veces más, antes de que se escucharan pasitos corriendo al baño. Inconscientemente, negué con la cabeza. Ye Rim siempre iba tarde y, probablemente, era mi culpa porque, el primer año que estuvo conmigo, yo no fui el ejemplo de puntualidad. 

En mi defensa, las sábanas y el colchón era muy seductores, luego de trabajar doble turno cada noche para poder mantener mi pequeño apartamento y a una Ye Rim que con solo 4 años demandaba mucho. 


- Ya estoy lista. - anunció Ye Rim, de ya 6 años, al sentarse en la pequeña mesa de la cocina con el cabello todavía despeinado y un ojo más pequeño que el otro. 

- Desayuna. - pedí, poniendo el plato de avena frente a ella junto a una cuchara rosa de Apeach, su personaje favorito de Kakao Friends. 


Fui al baño en busca del cepillo de cabello de Ye Rim y, mientras ella comía lentamente, comencé a peinar su largo y lacio cabello negro. Cuando estuvo desenredado, comencé a trenzarlo con mis dedos, como lo hacía todas las mañanas, desde que se había mudado conmigo, dos años atrás. 


- Ya terminé. - anunció ella y sin más, se levantó de su sitio para poder lavar su plato. - Voy por mi mochila, tía Seon Mi. - añadió, antes de marcharse a su habitación. 


Ye Rim solía ser una niña alegre, risueña. Solo se preocupaba de jugar durante el día, como cualquier niño en sus primeros años debería hacer. Todo cambió hace un par de años, el día que su madre la dejó conmigo, con la tía Seon Mi. 

La pequeña niña me conocía y le caía bien, pero, evidentemente, un cambio como ese a su edad, no fue fácil de digerir. Ye Rim jamás se había quejado de que la dejaran a mi cargo, pero sentía, en la forma en la que actuaba cada día y en su silencio, que algo le molestaba. 

El problema era que, por mucho esfuerzo que le pusiera, si ella no lo decía en voz alta, no podía arreglarlo. 


x


- Bien, aquí estamos. - anuncié, deteniéndome frente a la primaria Yongsan para ponerme de cuclillas y llegar a la estatura de Ye Rim. 


La pequeña niña le dio un vistazo al edificio de tres pisos y vidrios brillantes en la fachada. No parecía muy impresionada, a pesar de que ese era, probablemente, uno de los edificios más bonitos que había visto en un buen tiempo. Pero había algo más, cierto temor que intentaba ocultar con una mueca extraña. 


- ¿Qué sucede? - pregunté, sabiendo que era probable que no obtuviese respuesta. 


Ye Rim apretó el asa de su mochila con ambas manos, demostrando nerviosismo. Entonces, lo entendí. Estaba asustada de entrar a una nueva escuela, dejando atrás a todos los que conocía. 

Lo había considerado al hacer el cambio, pero aún así lo había hecho. La primaria Yongsan era una de las mejores y, dado que las cosas estaban mejorando económicamente, podía pagarla. 

Ye Rim tendría una buena educación a toda costa. 


- Te gustará esta primaria. - le animé, tomándola suavemente por el brazo. - Conocerás a nuevas personas y tendrás profesores amables que cuidarán de ti, mientras estés en horas de clase. 

Raising Ye Rim | Park JinyoungWhere stories live. Discover now