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- ¡Tu plan es una puta locura! -gritó exaltado Jack.

- ¿Y se te ocurre algo mejor? Puede que sea arriesgado, pero es lo más efectivo.

Él asintió.

- Vale, lo haremos. Pero me gustaría tener un plan B, nunca se sabe lo que puede pasar.

- Jack, tuve miedo todo el tiempo cuando planeamos aquel... Lo que fuera, contra Noah. Todos los días cuando el momento se acercaba pensaba que moriríamos todos, que nos pillarian o cualquier cosa así... Puede que no saliera muy bien, pero me esperaba una puta matanza. Simplemente vamos a hacerlo, y está vez saldrá bien.

Le miré unos segundos esperando si respuesta, o algo que pudiera servirme para saber a ciencia cierta si realmente Jack iba a participar en esto o tendría que hacerlo yo todo sola.

- Entonces -se aclaró la garganta y bajó el tono de su voz considerablemente-, vamos al despacho con ese tal...

-... Nicholas -completé-. Sí, puede colarnos.

- Básicamente rebuscamos en todos los cajones y expedientes de los que estamos aquí hasta encontrar el de Noah, y entonces averiguaremos qué pasó con él.

Asentí. El plan en sí no era muy complicado, pero había cosas, muchas cosas, en juego, como por ejemplo, el empleo de Nic. Y también nuestras vidas. Esto era algo subjetivo que nunca había comentado con nadie, ni siquiera con Jack, pero estaba segura de que los de Seguridad, empleados y demás personas que llevaran la prisión, no tenían ningún tipo de problema a la hora de quitar de en medio presos. Mi teoría fue que castigaron a Noah con pena de muerte, o ni siquiera eso: simplemente se ahorraron los juicios y se lo cargaron de cualquier manera.

Por muy mal que me cayera, desde luego deseaba que no hubiera tenido esa mala suerte. Sí, él mató a Finn y atentó contra mi vida y la del resto de mis amigos, pero al fin y al cabo es una vida humana. ¿Demasiada compasión? Puede, pero nadie debe morir así.

Igualmente creo que debemos de resolver todo esto, al menos para que la muerte de Finn no haya sido envano.

[...]

- Tened mucho cuidado, no os imagináis el peligro que estáis corriendo -dijo Nicholas.

Yo asentí y entré junto a un tembloroso Jack en el despacho en el que había estado hace unos meses. Todo estaba como lo recordaba: la placa con el nombre de Kurt Rogers sobre el escritorio, su estúpido diploma de Dios sabe qué, los cuadros de los que supuse serían su familia y lo que queríamos; los ficheros.

- Busca por ahí -señalé el lado izquierdo de la sala-, yo miraré por el otro lado.

Saqué papeles, expedientes, hojas, carpetas... Nada.

- Ehh, _____... -susurró casi en tono interrogante.

- ¿Sí?

- ¿Cómo decías que se llamaba?

Jack estaba de espaldas a mí sosteniendo algo.

- Noah. Noah Schnapp -respondí-. ¿Por qué? ¿Has encontrado algo?

Él se giró aterrorizado, y antes de que pudiera decir nada, Nic entró rápidamente en el despacho haciendo un gran estruendo. Estaba pálido y casi no articulaba bien las palabras, era como si le fuera la vida en ello.

- ¡E-Está viniendo!

- ¿¡QUÉ!?

Hice una señal a Jack y salimos corriendo. Éste guardó el archivo que tenía en la mano y no lo sacó hasta que llegamos al baño.

Cerramos bien con seguro, y tras recobrar el aliento, Jack sacó el expediente.

Empecé a leer y...

- No puede ser... -dije con el corazón acelerado.


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𝓒𝓸𝓷𝓭𝓮𝓷𝓪 ; 𝓙𝓪𝓬𝓴 𝓖𝓻𝓪𝔃𝓮𝓻 Where stories live. Discover now