[ ℕ𝕀ℕ𝔼 ]

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Todos comenzamos a descojonarnos.

Alfred se acercó al lugar y —no sé cómo— la mató, ese hombre se hará una leyenda.

Veinte minutos de discusiones después, estábamos a punto de disfrutar el maravilloso momento que había causado tantos gritos. Los fuegos artificiales.

Iban a ser los primeros que vería en mi vida con mis propios ojos, es decir, todo está en internet. Me agarré del brazo de Kyle los dos minutos de antes, estaba demasiado nerviosa y no entendía por qué.

Y ocurrió, el primero se alzó al cielo seguido de muchos más. El sonido era molesto pero la vista era increíble.

Sentí una mirada sobre mí.

Jason me miraba de manera indescifrable. Estaba como embobado.
Isabel estaba a su lado, cogiéndole de la mano sin prestar atención a su mirada.
Mi corazón dio un vuelco y comenzó a acelerarse, los colores subieron a mis mejillas y solo tenía ganas de que todo a nuestro alrededor desapareciese.

Unos gritos me hicieron volver en mí.

— ¿Los has visto? —preguntó Kyle apretando su agarre en mi mano. Le miré, tenía una sonrisa de emoción al haberlos presenciado.

Le di una sonrisa torpe.

—También los he sentido —admití.

Kyle sonrió y me rodeó con el brazo por mis hombros. Miré a Jason con preocupación, ésto no podía ser así.

Seguramente solo me miraba con rabia, ¿no?

Quiero decir, Jason y yo ya no sentimos nada el uno por el otro.
Cada uno hemos madurado —en el sentido de relaciones porque en el otro vamos jodidísimos— y ahora estamos con gente que queremos de verdad y que sabemos que nos va a hacer mejor.
Creo que me estoy rayando yo sola porque nada de ésto tenía sentido, joder.

— ¿Eli? —salí de mis pensamientos y miré a Kyle— ¿Estás bien? Parecías estar en shock.

— ¿Yo? No, no, qué va —negué— ¿Qué decías?

—Mis padres me han llamado y resulta que les queda poco para aterrizar y me han pedido que les vaya a recoger al aeropuerto para celebrar lo que queda de la fiesta, ¿te vienes?  —abrí los ojos desmesuradamente y alcé ambas cejas.

—Me encantaría, Kyle. Pero estoy un poco mareada y no quiero potar en tu tapicería, ni quiero potar en tus padres —le sonreí, voy a ir al infierno por mentir a un ángel—. Mañana si quieres voy a tu casa y los conoceré, ¿vale?

—Sí, claro. Mañana por la mañana te daré un toque y, si te encuentras mejor, te recogeré —me sonrió y abrazó como no le acabase de joder todo su plan.

—Perdona —habló alguien a mis espaldas— ¿Vas al aeropuerto? —me sorprendí al ver a Isabel— ¿Te importaría llevarme? Soy azafata y tengo un vuelo en dos horas y Jason no está en condiciones de conducir —sonrió con nerviosismo y los tres miramos a Jason. Estaba sentado en una hamaca, con una cerveza a la mitad en la mano, la cabeza gacha y con un tic nervioso en la pierna.

Kyle me miró y les sonreí.

—Claro, Kyle te llevará —respondí por el rubio.

—Muchísimas gracias, me habéis hecho un gran favor —aseguró sonriendo como nunca—. Iré a por mis cosas.

¿No se cansa?
La chica se alejó y Kyle me miró con una ceja alzada.

— ¿No te importa? —preguntó.

—No. Además, sé lo que es estar con un Jason borracho, mejor que mantenga distancias —aseguré burlona.

Kyle asintió y volvió a abrazarme.
A los pocos minutos, Isabel volvió con nosotros y los tres —más Jason, que nos seguía de muy cerca—, nos dirigimos al jardín delantero.

ʙᴀᴅ ʙᴏʏ  [ jαsσn p. tσdd х σc ]Where stories live. Discover now