Una hora y media después desembarcamos en el Aeropuerto de Madrid.

—Kelly, no te hemos visto embarcar— Oí la voz de Inma mientras salimos del pasillo de llegadas y caminábamos al terminal T1.

—Llegué un poco tarde y me hicieron embarcar rápidamente— Me excusé con una leve sonrisa y continuamos nuestra marcha para recoger el equipaje.

Pasamos por los controles de la Policía Nacional y dimos toda la documentación de todos. Pasamos por las puertas de salida, me puse mis gafas de sol oscuras y salimos a la luz del día. Parte de la familia de Joseph nos esperaban en la puerta, los salude a todos y nos subimos en los coches para dirigirnos a casa. Llamé a la inmobiliaria que tenía las llaves de mi antigua casa para saber si se había alquilado y gracias a todos los santos del mundo, estaba libre. Conté lo que me paso y que el alquiler seria suspendido, hasta que supiera que iba a hacer con mi vida.

No me pusieron ningún tipo de problema y me pidieron que pasara a recoger las llaves de mi casa.

—Puedes quedarte en nuestra casa Kelly, no es necesario que vuelvas a la tuya— Dijo Pepe.

—No hace falta que duermas en la habitación de Joseph, puedes quedarte en la habitación de invitados— Ofreció Inma.

—Muchas gracias, pero creo que me encontrare mas cómoda en mi casa ¿Nos vemos? — Agradecí, pero descarte la idea inmediatamente, no me iba a quedar en su casa.

—Según los papeles todo estará listo a las 9 de la mañana— Informó Pepe. Yo asentí, me despedí y tome el metro hasta la inmobiliaria donde recuperé mis llaves. Camine hasta mi casa y subí hasta el primer piso.

Metí la llave y una sensación de nostalgia y soledad invadió mi cuerpo. En la soledad de mi casa me dedique a llorar como una niña pequeña a la cual le habían arrebatado su juguete favorito y lloraba porque sabía que no podía recuperarlo. Cueste lo que cueste, nada tenía vuelta atrás.

La ansiedad asomaba por la comisura de mis ojos y me oprimía la respiración, llegue a mi bolso y saqué una pastilla de Valium de 10 mg y la coloque debajo de mi lengua. Su sabor amargo despertó mis sentidos y los relajo a la vez. Tragué el trocito que me quedaba en la boca, sabía que actuaria rápidamente. Tenía el móvil en modo avión y me daba miedo quitarlo y ver como los medios y las redes sociales estaban llenas de mi cara.

Hoy no lo pondría en marcha... mañana tampoco. Me tomaría un respiro con ese número de teléfono. Lo mejor será activar mi antiguo número español. Lo que realmente necesitaba en ese momento era relajarme. Prepare un baño caliente y me metí en la bañera.

Dos horas después desperté con el agua llegándome hasta el cuello y los dedos arrugados de haber estado mucho tiempo en remojo. Quité el tapón de la bañera y el agua se esfumo por el desagüe. Aún bostezaba del sueño cuando caí encima de mi cama sin sabanas, estaba envuelta en una toalla pero esto, no me impidió dormirme.

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—¡No vas a volver! ¿Verdad? ¡¿Verdad?!— Gritó furioso entre cerrando los ojos.

—Tom, necesito que te calmes y que hablemos sobre este tema— Dije con tranquilidad y poniendo mis manos delante de él en tono conciliador.

—Sabia... sabía... que no debía confiar en ti.

—¿Qué? ¿Pero por qué dices eso?

—Nunca debí abrirte mi corazón, ni las puertas de mi casa. Nunca debí confiar en ti.

—Ahora mismo no pienso volver contigo, asuntos más importantes requieren mi atención... y si sigues con esa actitud...

—Mentira... Todo lo que me dijiste era una mentira... ni siquiera sé si me amas.

Always in my mind- Siempre en mi mente 1/3Where stories live. Discover now