Capítulo Doce: El marca de Aaron

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Ya son cerca de las doce de la noche y Aaron está dejándome en casa. Después de todo, la pasamos bien, me siento relajada, feliz, satisfecha.

—Nena, mañana no podré estar mucho tiempo contigo, empieza el entrenamiento y tengo que enfocarme. Podemos salir en la noche—él es mi capitán sexy.

—Esta bien, descuida. Yo tengo que hacer un trabajo con una de las nuevas, quiere ser la "mejor"—le digo entre comillas—Pero muy bien sabes que ya existe una excelente alumna, y esa soy yo.

Aaron sonríe negando con la cabeza.

—Claro que eres tu listilla. Eres la mejor en todo, mi chica perfecta, mi chica sensual. Mi chica.

—Grrrrr—sí, acabo de ronronear.

—¿Acaba de hacer de decir 'Grrrrr'? ¡Deja ya de provocarme! Creo que por hoy ya hemos explorado mucho nuestros cuerpos. Ahora ven dame un beso—sonrío y me acerco a su boca.

Le lamo el labio inferior y después paso a darle un beso lento.

—Dakota...—lo sigo besando lentamente—Amor, estoy empezando a recordar que sólo hace unas horas te tuve en cuatro y tu no...

Modo besar rápido activado.

Me separo de él y me río. Tiene una sonrisa boba en la cara. Me agarra un mechón de mi cabello y lo pasa por detrás de mi oreja.

—Te amo, la pasé increíble. Buenas noches amor.

Le doy dos besos más, solo rápidas presiones de labios y salgo del auto.

Él arranca y yo entro a la casa. Camino lo más despacio que puedo y veo a Margaret cruzando el pasillo.

—¡Hey! Pstt psttt—espero que papá y mamá estén en su habitación.

—Señorita Dakota, sus padres no están en casa, salieron a cenar hace ya un buen rato.

¡Punto para mi!

—¡Gracias Margaret! ¿Me preparas la tina por favor? ¡Lo necesito!

Dicho esto me voy rápidamente a mi habitación, dejo mis zapatillas por ahí y me desplomo en la cama.

Estoy dormitando cuando siento a Margaret entrar y dirigirse al baño, escucho el ruido de la tina llenándose.

Será un baño burbujeante.

Margaret me despierta y deja todo listo, le doy las gracias y me dispongo a sacarme la ropa.

Ya desnuda me meto en la tina y ¡Ohhh! ¡Que delicia! Este baño es lo mejor para terminar este esplendido día.

Muevo mis manos alrededor de las burbujas, las soplo; juego con ellas.

De pronto pienso en Peter y se me escapa una sonrisa.

¿Si se habrá masturbado pensando en mi? Le di un buen espectáculo.

Seguramente mañana en la Universidad me lo chocaré, ya veré que hago con él.

Pasan unos 40 minutos y salgo de la bañera. Me seco el cuerpo frente a mi espejo de cuerpo completo y observo un detalle en uno de mis senos.

Me toco el seno izquierdo, bajo la mirada alarmada y veo un chupetón.

¡AARON HILL TE MATARÉ!

Entre la pasión y el movimiento de sus manos por mi cuerpo no sentí que sus labios dejaban un chupetón. ¡Él me hace perder la cabeza!

¿Dejar un chupetón en mi seno Aaron? ¡Bien! Yo te dejaré uno en el cuello y será tan grande que cuando te des cuenta y te molesten por ello querrás desesperadamente que te ayude a taparlo con maquillaje.

Me vengaré ¡Oh si! ¡Claro que lo haré!

Dejando de lado mi plan malévolo, me visto sólo con unas bragas, una remera grande y unos shorts.

Bajo a la cocina por comida y busco algún postre.

Abro el refrigerador y encuentro un pastel de chocolate. ¡Una maravilla!

Corto una tajada y la dejo en el plato, vuelvo a guardar el pastel en el refrigerador y me dispongo a disfrutar mi pastel, el glaseado del chocolate se escurre por mis labios y no hay mejor paraíso que éste. En verdad que no lo hay.

Termino y dejo el plato en el servicio para que luego lo laven. Voy subiendo las escaleras de regreso a mi habitación, pero decido pasar por la de mis padres antes.

Estoy delante de la puerta y pego la oreja.
Escucho ruido, parece que se están riendo.

Estoy apunto de tocar cuando me concentro más en el ruido que proviene de ahí y ¡No son risas! ¡Son gemidos! ¡Ay Dios! ¡Mis padres están teniendo sexo! Me tapo la boca para que no se escuche mi risa. Doy media vuelta y voy a mi habitación. ¡Dios! ¡Pero que acabo de escuchar! Eso me pasa por ir a chismosear. ¡Ahora lo tendré grabado en mi memoria! No quiero hermanos, espero y no estén buscando hacer hijos.

Ya en mi habitación puedo reír libremente, me muevo en la cama inquieta por lo que escuché. ¡Bastaaaaaa! ¡Basta! ¡Son mis padres! ¡Basta!

Busco mi celular entre mis cosas y veo que Daysi me respondió.

Daysi: Cariño, no te preocupes. Juntas nos vengaremos del cretino de Aaron, espero y si puedas caminar eh, que no te haya dado tan duro.
Xoxo

Le escribo en respuesta.

Dakota: ¡Guarra! Pues si me dio duro pero estoy caminando perfectamente cariño.
¡No sabes lo que acabo de escuchar!

Envío el mensaje y su respuesta me llega en seguida.

Daysi: ¿Qué pasó? ¿Qué? ¡Dime!

Dakota: ¡Mis papás están teniendo sexo! Iba a tocarles la puerta cuando los oí! ¡No puedo sacar esos ruidos de mi memoria!

Creo que tengo un trauma ahora por ello.

Daysi: ¿Hablas en serio? HAHAHAHAHAAHA ¡Tendrás un hermano! ¡Felicidades! (; ¿Escuchas golpes en la paredes? ¿Lo están haciendo rudo?

Dakota: ¡Iugh! ¡Enferma! No pienso responder a eso y nads de felicidades, no tengo ni tendré hermanos.

Por más que mis padres aún sean jóvenes no pueden darme un hermano. ¡No! Yo soy su única hija, sólo yo. No quiero sorpresas.

*Dakota en multimedia*

La mala de la novela©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora