El brasileño le dedicó una linda sonrisa al peruano provocando que este se pusiera cada vez más rojo.

—Emm, si quieren los puedo dejar a solas, ya saben , para que hablen tranquilos.—Dijo el mexicano un poco incómodo.

México abandonó rápidamente la escena y apenas este se fue el brasileño invitó a Perú a pasar a su habitación.



































México bajó hasta el lobby del hotel, había hablado con Rusia por un rato por mensajes y sabía que este iba a estar ahí.

Planeaba pasar el día junto a él, cómo tanto le gustaba, no necesariamente afuera, estando los dos juntos en la habitación del euro asiático era más que suficiente.

En eso México ve al ruso en la entrada del hotel, dispuesto a saludarlo se empieza a acercar a este pero, de repente el mexicano ve cómo el ruso saludaba de manera muy alegre y cariñosa a otra nación que recién estaba llegando al hotel. Ambos se abrazaron fuertemente mientras se reían. Era un no tan alto tricolor, rojo , blanco y negro.

Es su ex, pensó México al ver a este nuevo individuo abrazando a SU Rusia.
Los celos no tardaron en aparecer, este chico solo abrazó al ruso pero aún así el mexicano no podía evitar sentir las ganas de matarlo por tocar lo más mínimo a esa persona que era tan especial para él.

De manera rápida México se encierra en el baño del hotel, no podía creer que el ex novio de Rusia había venido al hotel, ¿Y para qué?, ¿Para recuperar el corazón de Rusia?. La sola idea le causaba una gran tristeza y a la vez enojo, trataba tan duro de no decepcionar al ruso, de hacerlo feliz, de agradecerle todo lo que había hecho por él , y le resultaba injusto que algo así pasara.

No supo cuánto tiempo estuvo encerrado, solo supo que apenas salió de este, el peruano lo llamó por celular para reunirse con él en la playa.

Cuando llegó a esta, no tardó en ver a Perú junto con el brasileño sentados en una gran toalla que seguramente era del más alto y sexy.

—¿Dónde estuviste?—Preguntó Perú.
—En el baño con diarrea crónica.....otra vez....—Respondió México.
—Parece que no comes tan bien, porque la pasas con diarrea a diario.—Dijo el peruano tratando de aguantarse la risa.

Él junto al brasileño se miraron mutuamente y soltaron una gran carcajada. Parece que ambos se llevaban bastante bien.

—Espera...,¿Quien es ese?—Preguntó el peruano al ver al ruso entrando junto a un chico que él no conocía.
—Si no me equivoco..., me parece que es Siria.—Dijo Brasil.

Con que así se llama la perra que me quiere quitar a mi Rusia, pensó México.

—Parece que se lleva bastante bien con el ruso.—Dijo Perú mientras observaba como estos colocaban juntos una gran toalla para sentarse en la arena.
— Tal vez son pareja.—Comentó el brasileño.

El mexicano hizo oídos sordos a todo lo que decían, no quería pensar en el tema, pero aún así no podía evitar mirar al ruso y al sirio de muy mala manera.

En eso, Rusia se percata que el mexicano lo estaba observando, le dedicó una tierna sonrisa a modo de saludo, que por desgracia el latino respondió dedicándole una mirada más fría que el hielo, el ruso se preocupó por esto pero al instante el chico a su lado le susurró algo al oído y ambos empezaron a reírse de manera simultánea.
México al ver esto se dió vuelta para no mirarlos más.

—¿Te pasa algo México?—Preguntó el peruano.
—Odio el amor...—Dijo el mexicano.
—¿Qué?¿Porqué?—Volvió a preguntar Perú.
—Solo te hace daño.—Dijo México.
—Se que te han hecho mucho daño en el pasado, pero tampoco es para que digas eso.—Dijo el peruano.
—Aparte que el amor es lo más importante del mundo, sin él la vida no vale nada, realmente es un tesoro y un regalo muy valioso. —Agregó Brasil.

CodiciosoWhere stories live. Discover now