Capítulo 1

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Será una historia corta, eso creo...

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Constantine Clermont maldijo en voz alta apenas su chófer estacionó.

Su hermano menor siempre se había metido en problemas, pero esto ya era demasiado. Al menos si iba a dejar embarazada a alguien debió haber elegido mejor, y ahora él debía encargarse del problema. No porque Elliot se lo hubiese pedido, de hecho estaba seguro que su hermano odiaría que él interviniera, pero era su deber, siempre lo había sido. Incluso ni siquiera sabía que él estaba al tanto, pero siempre lo estaba, jamás se perdía ningún detalle, así había hecho que la empresa familiar fuera una de las mejores, y así había mantenido al pequeño Clermont a salvo.

Volvió a mirar por la ventanilla del auto sin poder contener su disgusto

"¿Debía ser alguien como ella?"

La mujer se veía mayor que Elliot, tenía el cabello de color rosa, vestía minifalda y una camiseta negra, y estaba abriendo el bar del que era propietaria. Si hubiera tenido que describir a una cazafortunas, esa hubiera sido la imagen que habría imaginado. Su hermano siempre había sido demasiado inocente, y había caído en la trampa de una encantadora de serpientes. Pero él se encargaría de ponerla en su lugar.

Se bajó del auto y caminó hacia el local, había ido a propósito en aquel horario, no había clientes aún y podrían hablar a solas. Además contaba con el factor sorpresa, eso siempre jugaba a su favor. Estaba enfadado consigo mismo, debió sospechar cuando su hermano empezó a frecuentar tanto aquel lugar, pero creyó que sólo iba a pasar el rato, no que estaba teniendo un amorío con la dueña y menos aún que tendría que hacerse cargo de un hijo cuando ni siquiera era capaz de hacerse cargo de su vida. Elliot tenía veinticuatro años y aún no había logrado finalizar una carrera universitaria, aunque había empezado y abandonado varias. Tampoco había logrado incorporarlo a la empresa, ese solía ser el tema más álgido de discusión entre ambos, Constantine quería que su hermano ocupara la posición que le correspondía como heredero del imperio Clermont pero él se negaba, y habían chocado por eso desde que Elliot era adolescente.

"Solo hazte cargo tú" había declarado cada vez que lo hablaban y todo terminaba en pelea.

Y ahora esto.

Constantine respiró profundo y entró.

-Aún no abrimos – dijo la mujer que estaba barriendo el suelo y se volvió a mirarlo, debió elevar la cabeza pues era pequeña en comparación con él.

-No soy un cliente- respondió y la recorrió con la mirada, si estaba embarazada como decía, aún no se le notaba.

-Si no eres un cliente, ¿quién eres? – preguntó ella.

-Soy el hermano mayor de Elliot y vine a hablar contigo – dijo él con el tono que usaba para dar órdenes a diario, pero ella no se inmutó, incluso sonrió levemente.

-Ahhh, "ese hermano" – dijo mientras se movía para ir detrás de la barra.

-¿Ese? Soy el único hermano de Elliot.

-Sí, lo sé ¿Qué te gustaría beber? – preguntó.

-No viene a beber, quiero que hablemos.

-Llámalo deformación personal, pero a menos que seas un amigo, y no lo eres, me resulta incómodo hablar con alguien sin que haya una bebida de por medio. Así que dime qué te sirvo.

-Solo dame agua – insistió.

-Aburrido, hubiera jurado que eras más de whisky o vodka. Aunque quizás no- dijo y le alcanzó un vaso con refresco de limón, ella se sirvió otro - ¿Y no deberíamos presentarnos primero?

El lado rosa de la vidaWhere stories live. Discover now