Capítulo 11

70 4 0
                                    

Despierto exactamente a las cinco de la mañana para tomar una ducha, tengo frio pero no me queda de otra, al terminar me pongo mi uniforme afortunadamente hoy me toca deportivo eso evitara que mis huesos se congelen, seco mi cabello y se esponja como es de costumbre así que me lo recojo ya lista salgo a desayunar todo se ve delicioso excepto por el jugo de naranja que siempre debo tomar primero; claro que sería refrescante después de un largo día caluroso pero en la mañana su sabor acido no viene bien, a fuerza me lo tomo haciendo uno que otro gesto gracioso por el que mi hermana Leah se burla y yo la acompaño, soy de esas chicas que no se le es difícil reírse por cualquier cosa siempre y cuando sienta que me rodean personas en las que confío.

Al llegar al colegio subo cada escalón lentamente hasta llegar al salón de clases y tomo asiento en mi lugar:

Me detengo a observar cada asiento vacío, la pizarra totalmente limpia y el solitario escritorio de enfrente donde se sienta cada uno de mis maestros, finalmente mi vista se detiene en la ventana que me brinda la vista a los edificios de siempre y a ese cielo que poco a poco va despejándose.

Recuerdo lo que Alexa había mencionado sobre la curiosidad entre las personas, si es posible que se le presente a las personas normales pero en mi es realmente raro que suceda por el simple hecho de que generalmente cuando ya no tengo algún motivo fuerte que me obligue a hablar con alguien simplemente lo dejo ir y pues la otra persona también se aleja porque de que sirve quedarse al lado de una persona que no te va hablar eso sería aburrido ¿no creen?

Mi curiosidad por Liam puede que termine en cualquier momento al final no es tan fuerte como para pensar que es algo más, a propósito esta curiosidad ya la había sentido por alguien más su nombre era Erick, nos sentábamos juntos en primer año durante la clase de literatura; llegue a confiar tanto en el que en cada tiempo libre que teníamos no parábamos de hablar y reírnos sin duda cada momento era genial junto a él, me atraía su personalidad tan espontánea. Pensé que en esa ocasión todo sería diferente que él se quedaría junto a mí pero no, al siguiente año ya no tuvimos que estar cerca y pues nos convertimos en completos extraños, continúa siendo mi compañero de clases pero ni siquiera nos saludamos, tal vez fue mi culpa yo fui la que dejo de hablarle.

La clase de matemática había empezado, Alexa llego junto al profesor como es de costumbre.

El profesor García nos explica el nuevo tema con algunos ejercicios y deja tarea, unos minutos antes de que suene el timbre Alexa me dice que va a la cafetería ya que no había desayunado, sale casi corriendo ya que no tiene tanto tiempo antes de que venga el siguiente profesor.

Escucho como mis compañeros empiezan a conversar entre ellos y otros salen del aula, pero yo prefiero adelantar la tarea de matemática, nunca nadie me había interrumpido pero esta vez fue diferente.

—Hola Mar. ¿Qué haces? —Liam se sienta a mi lado y me muestra una enorme sonrisa que me hace desviar mi vista enseguida.

—Estoy adelantando los ejercicios que dejo el profesor —explico un poco incómoda y el asiente.

—Creo que podrías hacer algo más divertido —aconseja y sin escuchar mi respuesta se va con un gesto un tanto decepcionado.

Se supone que ya no debería hablarme, esas son las reglas; mis reglas.

Tú, mi ansiedad©Where stories live. Discover now