36 Expectativas

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Me recosté sobre las sabanas y absorbí su aroma un poco más. Estaba boca abajo cuando él salió del baño con una toalla en la cintura y se secaba el pelo con otra.

—Dios... quiero decir Tom—Dije mientras mordía mi labio inferior, las vistas eran espectaculares.

—¿Dios?—Preguntó divertido sonriendo con todos sus dientes y levantando una ceja—Solo soy yo nena.

—Dios o Tom... que más da—Me encogí de hombros—Para mí lo eres— Y él soltó una carcajada que llenó la estancia de alegría—Ven a la cama conmigo—Pedí mientras daba suaves palmaditas en la cama.

En ese momento pude ver como su mirada reflejaba la lucha interna que tenía por dentro. Mi mente se encendió por dentro sacando a flote una pregunta pendiente que tenía desde hace bastante horas atrás.

—¿Tom?—Capté su atención en el presente— ¿Te pasa algo? Y no lo niegues, lo sé.

—Si lo sabes... ¿Por qué lo preguntas?—Devolvió la pelota a mí tejado con una sonrisa en su rostro.

—Porque no sé lo que te pasa o lo que te preocupa, prefiero preguntar— Incorporé mis codos en la cama y lo observé mejor.

—Lo que está pasando en este momento me preocupa. Temó que no puedas gestionarlo lo mejor que puedas y me siento muy impotente por no poder ayudarte del todo— Se sentó en un sillón de la habitación, quedándose frente a mí. Me incorporé, sentándome en la cama y crucé mis piernas. Su gesto era de derrota y no entendía porque se sentía así. Opté por callarme y escuchar—No basta lo mucho que te diga que lo siento y que siento mucho por lo que estas pasando ahora mismo, no me quiero imaginar lo que es estar en tu piel...

Tragué saliva, me estaban poniendo muy nerviosa sus palabras.

—No es cierto del todo... el simple hecho que estés conmigo me reconforta de maneras que ni yo creía que fuera posible. El destino no está jugando limpio conmigo—Bajé mi mirada hasta mis manos y empecé a sentirme triste—Intento gestionar mis emociones lo mejor que puedo y sí... me estas ayudando—Solté en un susurro poco audible, la tristeza en mi voz era evidente.

—Kelly—Sentí su voz acariciar mi nombre sus dedos rozaron mi barbilla, lo tenía delante de mi grandioso y compasivo—Lo único que anhelo en este momento es que estés bien—Levanté mis brazos y lo abracé contra mi pecho. Él no se lo esperaba, cayó encima de mí y soltó una risa.

—Siempre si es contigo—Me limité a contestar. Después de un rato miré sus ojos azules y beso mis labios dulcemente—¿Esto era lo que te preocupaba?

—¿Cómo debería sentirme al ver a alguien, que me importa tanto, así?—Hizo la pregunta retórica, yo tampoco sabía cómo sentirme. Sonreí débilmente— Voy a cambiarme—Anunció levantándose de mi abrazo, cogiendo sus pantalones de pijama y entrando en el baño nuevamente.

Rodé sobre la cama y volví a enterrar mi nariz en las sábanas; oler su perfume en él no se podía comparar con nada y apaciguaba la tristeza que había en mi corazón. Continúe en esa postura, cuando la puerta del baño se abrió y sentí el peso de su cuerpo en la cama.

—Hora de dormir, cariño—Abrió sus brazos, solo llevaba los pantalones de pijama, algo que me llamó la atención, ya que él prefería dormir en bóxers. Ignoré ese pequeño gesto y acepté su abrazo. Empezó a pasar su mano por mi pelo mientras oía los latidos de su corazón. Rápidamente entre la fase rem del sueño.

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¡¿Por qué no me lo dijiste antes?!Gritó furioso en mi dirección.

Always in my mind- Siempre en mi mente 1/3Where stories live. Discover now