Capitulo 17

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Simón y Ámbar pasaron un maravilloso día juntos. Pasearon por el parque, visitaron algunos edificios emblemáticos y fueron a comer a un pequeño restaurante chino que había en las afueras de la ciudad, donde comieron, hablaron, rieron, bebieron...

- Aun recuerdo nuestra primera borrachera. - dijo Ámbar, cogiendo sus palillos chinos y poniéndoselos en la boca, a modo de colmillos. - Soy un mamut! - exclamó, haciendo reír a Simón.
- Eres un mamut precioso. - dijo, tomando la mano de Ámbar, que estaba encima de la mesa.
- Simón... Eres maravilloso. - dijo Ámbar, aun con los 'colmillos' en la boca. - No sé cómo he podido vivir todo este tiempo sin ti.
- Yo tampoco... - sonrió. No podía dejar de sonreír al tener a Ámbar frente a él.
- Eres como una versión mejorada de ti. - dijo Ámbar. Simón se miró los brazos. Ámbar se arrepintió al momento de haberlo dicho de aquella forma. - Me refiero a que sigues siendo el mismo Simón de siempre, pero ya no me tienes miedo.
- No te tenía miedo, me intimidaba lo que sentía por ti. - reconoció.
- ¿Sentías?
- Siento. - dijo, logrando que Ámbar sonriera ampliamente.
- Esto es increíble. - dijo, dejando los palillos sobre la mesa y tomando su copa de vino. - Esto merece un brindis. - dijo Ámbar, alzando su copa. Simón hizo lo mismo. - Brindemos por nosotros. Por estar aquí los dos juntos de nuevo.
- Por nosotros.
Riing
Simón miró su móvil y maldijo al momento. No se había acordado más de Jim.
- ¿Me disculpas? - dijo Simón, poniéndose en pie, con el teléfono en la mano.
- Es... Si, tranquilo. Ve. - dijo Ámbar, que ya se imaginaba quien estaba llamando a Simón. - Te espero aquí, afilando mis colmillos. - dijo, cogiendo de nuevo los palillos de la mesa. Simón sonrió.
Fue hacia la calle y respondió al teléfono.
- estaba pensando en llamarte hoy.
- ¿Antes o después de tu cita con la morena?
- ¿Cómo dices? - preguntó, sorprendido, mirando a su alrededor en busca de Jim.
- Te he visto salir con ella de tu casa, Simón. - dijo Jim, con un tono triste en la voz.
- Lo siento mucho . Es una vieja amiga. Ha venido de visita y... Lo siento. - dijo, dispuesto a no mentirle.
- Se aman, lo entiendo.
- Quería quedar contigo para contártelo en persona.
- Tranquilo, te creo. - sonrió con tristeza. - Espero que sean muy felices.
- También espero que tú lo seas. Y espero verte pronto.
- Quien sabe. Tal vez coincidamos algún día.
- Eso espero. Hasta luego.
- Hasta luego, Simón.
Simón colgó el teléfono y miró al interior del restaurante. Observó a Ámbar mientras esta jugaba con los palillos chinos. Sonrió. Aun no se creía que fuera tan afortunado de ser correspondido por el amor de su vida.
- Lamento haber salido. - dijo Simón, sentándose en su silla. - Era Jim. Hemos hablado y hemos quedado en que nos deseamos lo mejor. - dijo, viendo a Ámbar sonreír de alivio. - Te veo nerviosa.
- Es que... pensé que vos y ella...
- Somos amigos. - dijo, tomando las temblorosas manos de Ámbar. - Tengo que decirte una cosa. Una cosa que apenas he dicho en voz alta, pero que necesito que sepas. - Ámbar asintió con la cabeza. - Te quiero.
- Yo también te quiero.
...
Luna y Ruggero estaban en el apartamento de Luna, tumbados en el sofá, abrazados. Estaban viendo la película favorita de Luna, Mientras dormías.
- Me encanta esta película. - dijo Luna, secándose las lágrimas.
- A mi me encantas tú. - dijo Ruggero, secándole las lágrimas a su chica. - Eres una romántica.
- No lo puedo remediar. - dijo, sonriendo, antes de besar a Ruggero. - Tú eres el culpable de ello.
- No es que me guste verte llorar... Pero me gusta ver tu vena romántica. - acarició el rostro de Luna, que sonrió de nuevo. - Eres lo mejor de mi vida.
- Apenas nos conocemos.
- Desde el instante en que entraste en el edificio, cuando casi te aplastan las puertas del ascensor, me enamoré de ti. Supe que serías mi compañera para toda la vida.
Luna no pudo controlar las lágrimas y volvió a llorar, abrazando a Ruggero.
- Tu si que eres un romántico. - dijo Luna, haciendo sonreír a Ruggero. - Llevo años esperándote.
...
Jazmin terminó de hacer sus ejercicios y, como recompensa, Nicolás le metió un bombón en la boca. Ambos sonrieron.
- Gracias por ayudarme. - dijo Jazmin, sentándose en uno de los bancos del gimnasio.
- Eres mi chica. Debo hacerlo. - dijo, cogiéndola por la cintura y sentándola a horcajadas sobre sus piernas. - Me gusta como piensas. No eres tan insoportable como creía.
- Vaya, gracias. - ironizó.
- Sinceridad ante todo. - dijo Nicolás, encogiéndose de hombros. - Quería decir que no te imaginaba tan... humana.
- Mejor cállate ya. - dijo Jazmin, poniendo sus manos sobre la boca de Nicolás. - Sé lo que quieres decir, gracias.
Nicolás asintió con la cabeza, se quitó lentamente las manos de Jazmin de su boca y la cogió por la cintura, acercando su rostro al de Jazmin.
- Eres una persona muy bella, tanto por dentro como por fuera. - dijo, justo antes de besarla.
- Y tú eres como mi ángel de la guarda.
...
Los días, las semanas, los meses y los años fueron testigos del amor, las discusiones, los buenos y los malos momentos, los viajes, las palabras y los sentimientos que todos ellos se profesaron.

No Todo Es Lo Que Parece TERMINADAWhere stories live. Discover now