Prólogo.

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Los días pasaban y se convertían en semanas, las semanas en meses.

Marinette estaba desesperada ¿Cuánto más tardaría en despertar?.

Las palabras del médico la atormentaban con cada día que pasaba.

—El olvidara lo que a vivido eventualmente, quizás hasta olvidará como caminar.

Los temores de Marinette aumentaban a cada segundo.

¿Y si la olvidaba por completo?.

El médico le había dicho que las voces y relatos de sus seres queridos lo harían despertar, por eso como todos los días Marinette estaba sentada al lado de la cama de Nathaniel sosteniendo su mano y contándole como estuvo el día en la escuela.

—Y entonces Chloe se cayó y su ropa quedo llena de lodo jajaja, te hubiera encantado verlo, fue muy gracioso.—Dijo la azabache animada pero luego su ánimo se convirtió en nostalgia.—Te extraño tanto mi tomate, haz estado así durante dos meses, tus heridas ya sanaron pero tu aún sigues dormido, sólo te pido que por favor no vayas a olvidarme.

Marinette dejo salir algunas lágrimas y agacho su cabeza para recostarla sobre la mano de Nathaniel.

La mano del joven parisino hizo un movimiento leve, movimiento que hizo sobresaltar a la ojiazul.

—¿N-nathaniel?.—Preguntó Marinette con un ligero tartamudeo.

Esta vez Nathaniel movió los ojos un poco como tratando de abrirlos.

Marinette salió rápido en busca de un médico, deseando con todas sus fuerzas que su mente no estuviera jugándole una broma.

Marinette salió rápido en busca de un médico, deseando con todas sus fuerzas que su mente no estuviera jugándole una broma

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—¿Señorita Dupain-Cheng?.—Preguntó un médico que salía de la habitación del pelirrojo.

—Aquí estoy.—Dijo Marinette aproximándose rápidamente al médico.

—El joven Kurtzberg esta estable y consciente, puede pasar a verlo ahora.

La azabache agradeció y sin perder más tiempo entró a la habitación de Nathaniel.

—¡Nath! ¡Que bueno que despertaste!.—Celebró la chica dándole un cariñoso abrazo al chico pelirrojo.

—Jeje... Si... Gracias.—Respondió el chico sonriendo nervioso.—Y ahora me puedes decir ¿quién eres?.

Marinette sintió que el alma se le salia del cuerpo y su corazón latió con lentitud.

—¿No me recuerdas?.—Preguntó Marinette con aparente temor en su voz.

—Lo siento.—Respondió el chico algo desorientado.—Oh, creo que ya te recuerdo, ¿Eres la chica Franco-China que va en mi clase cierto? ¿Cuál era tu nombre? Marietta ¿O no?

—Soy Marinette ¿En serio no recuerdas nada de mi? Yo te gustaba ¿No recuerdas eso?.

—No, lo siento, eres linda pero hay alguien en nuestra clase que me parece más linda, la hija del alcalde ¿La conoces?.

—¿¡Chloe!?

Recordándote [Nathanette] [Terminada] [En Edición].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora