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Campeonato


Sin prestar mucha atención a los estiramientos, JungKook mantiene la mirada perdida en las gradas. Al ser la final del campeonato es entendible la alta afluencia de público, lo que en vez de alegrar al azabache está comenzando a alterarlo, pues no puede encontrar a esa persona que ama, no alcanza a ver en dónde está sentado quien prometió ir a verlo jugar.

Las últimas semanas lo han tenido bajo un régimen estricto, aumentando las horas de práctica e incluso entrenando algunos días domingo por la tarde. Por ello, JungKook sabe que debe rendir al mil por ciento y, aunque está a minutos de ver qué resultados obtendrán sus esfuerzos y el de sus compañeros, él no puede hacer más que sentir que sus nervios se multiplican al no encontrar a TaeHyung.

— JungKook, disimula un poco que el viejo se va a dar cuenta —le llama la atención HoSeok— ¿A quién buscas tanto? —intenta también mirar a ver si encuentra un rostro conocido en las gradas, mas sólo consigue visualizar a sus compañeros de carrera y a uno que otro amigo de otra facultad.

— ¡BIEEEEN! —Pronuncia el entrenador luego de tocar el silbato y aplaudir de forma insistente— ¡AHORA TROTEN!

— Busco a mi primo, Hobi —trotando junto a él, se sincera JungKook.

— Ah, yo pensé que buscabas a quien te tiene lleno de chupetones ¿Si ganamos este partido me dirás quién es?

— Te dije que no te iba a decir.

— ¡MENOS BLAH BLAH Y MÁS TROTEEEE!

— Viejo estúpido —refunfuña HoSeok en voz baja, aún curioso de quién es la persona con la que se está viendo JungKook, quien cada día se muestra con sonrisas radiantes y una que otra marca difícil de ocultar cuando se van a las duchas luego de cada entrenamiento.

Minutos después, el equipo de fútbol se ubica en las bancas y el grupo de las porristas sale a escena. El entrenador continúa dando instrucciones, mientras JungKook continúa con su labor de encontrar a TaeHyung.

— Quizá tu primo tuvo un problema en el trabajo y no vendrá —susurra HoSeok al notar que su amigo cada vez está más inquieto, incluso un tanto molesto.

— Prometió venir hoy —responde JungKook con el ceño fruncido.

— ¡¿...QUEDA CLARO?! —sentencia el entrenador, a lo que los jugadores responden con un "¡Sí!" para luego juntarse en un círculo y gritar el nombre del equipo.

Si así debe comenzar el partido más importante del campeonato, entonces JungKook preferiría que el entrenador lo dejara en la banca, piensa de camino al centro de la cancha hasta que, de pronto, como si fuese un llamado del inframundo sus sentidos se ponen alerta ante un grito. Es como si decodificara cada palabra, como si separara e individualizara cada voz hasta dar con una sola, con una que considera su favorita y, comprobando que no ha sido una mala pasada de sus ansias, al voltear consigue ver que desde la reja que divide las gradas de las bancas, alguien salta y continúa gritando su nombre. Así, sonriendo amplio y agitando su mano, JungKook siente que el alma retorna a su cuerpo y que la adrenalina recorre sus venas. TaeHyung ha cumplido su palabra y, como tal, JungKook se convence de que debe cumplir la promesa de que le dedicará un gol.

Por lo anterior, apenas comienza el partido JungKook se transforma en el jugador más entusiasta, tanto que ha estado a punto de anotar en tres ocasiones. Incluso, uno de sus pases consigue que HoSeok haga un gol, que el público estalle en algarabía y que el equipo contrario se vuelva más violento, desesperados por conseguir el empate. Sin embargo, la estrella de JungKook ilumina como nunca antes, por lo que luego de robar el balón y lograr esquivar a un par de jugadores contrarios, su disparo al arco se transforma en arte al chocar contra la malla. En tal punto, los gritos son ensordecedores, donde los abrazos que recibe lo hacen caer al suelo y reír, simplemente reír, emocionado a tal punto de que al ponerse de pie su sonrisa se conecta con la de TaeHyung, quien le hace un corazón con los dedos y que JungKook no duda en responder.

Más tarde, los festejos se trasladan a un bar al que el equipo de fútbol acostumbra a frecuentar, ahí también llegan las porristas e incluso JiMin, justificando su presencia al ser amigo de Lisa. No obstante, en medio de tanto alcohol JungKook sólo está preocupado de permanecer junto a TaeHyung, quien sentado a su lado evita beber y sólo disfruta del roce de sus piernas y del como, a ratos, JungKook susurra en su oído palabras de amor.

— ¡QUIERO HACER UN BRINDIS! —Subiéndose a una de las mesas, notoriamente ebrio el entrenador alza su vaso— ¡SON LOS MEJORES, MALDITOS HIJOS DE SU MADRE!

— ¡SALUUUUD! —gritan al unísono.

— Tae... —se aprovecha JungKook del escándalo y toca el hombro de su primo—, sígueme.

Disculpándose con una sonrisa, TaeHyung sigue al azabache hacia los baños del lugar. Incluso puede intuir a lo que va, por lo que sólo sonríe una vez que JungKook lo toma de la mano para así adentrarlo a uno de los cubículos sanitarios.

— Quiero mi premio —menciona con sus frentes juntas, mientras que sus manos van a dar a la cintura del mayor.

— Pensé que serías capaz de esperar a que lleguemos a casa —abrazándolo por el cuello, responde TaeHyung con una sonrisa.

— Sabes que soy impaciente. Además hice un gol, me merezco un premio doble.

— Uhmmm... déjame pensarlo —ríe y se trata de apartar cuando JungKook le roza el cuello con la nariz a modo de sutiles cosquillas.

No obstante, a pesar de que todo comienza como algo inocente, ambos no se dan cuenta en qué momento todo empieza a subir de tono, pues es cuestión de segundos para que se vean jadeando en un beso demandante, uno en que sus lenguas se deleitan y en que sus caderas se unen en roces, en un exquisito roce que permite sentir que se están poniendo duros.

— Jung... Kook..., para... —dice como puede.

A esas alturas la camisa del castaño está arrugada y su pelo totalmente alborotado, mientras que JungKook está con el pantalón desabrochado y la mano del mayor dentro de su ropa interior.

— Tú... tú tienes que parar —ríe JungKook y luego la mano de su primo se dirige desde su pene a su trasero.

— Seguiremos en la casa, Kookie —TaeHyung aprieta sus glúteos antes de volver a atrapar sus labios en un beso más calmo.

— Mejor vayamos a un motel.

— Tengo que trabajar mañana.

— ¿Y?

— Si vamos a un motel me vas a follar como si quisieras dejarme en silla de ruedas.

JungKook ríe y asume que sus planes iban por ese rumbo, por lo que sólo hace un puchero y se dedica a peinar con sus manos el cabello de TaeHyung.

— Eres malo.

— Y tú muy caliente, JK.

Y así, entre bromas que los llevan a reír a carcajadas, no saben cómo reaccionar una vez que abren la puerta del cubículo que los había resguardado y se encuentran con que frente a ellos, apoyado contra uno de los lavamanos, JiMin los observa de brazos cruzados.

— Lo veo y no lo creo —pronuncia con una sonrisa traviesa.

BAD BYE │KOOKV。o○.。o○.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora