36

2.6K 174 5
                                    

Llegué al casillero de Peter mientras él sacaba y guardaba libros en él.

— ¿por qué no me dijiste que te gusta Liz Allan?

— no te dije porque no me gusta. — dijo. — ¿de dónde sacaste eso? 

— me dijeron.

— ¿quién?

— algunas personas. — dije. — he visto que tratas de impresionarla, de ir a sus fiestas y...

— tengo una razón para eso y lo que voy a hacer necesito de tu permiso.

— ¿por qué mi permiso? No tenemos ese tipo de relación que...

— es que es algo que no debería hacer, soy tu novio pero necesito hacerlo, primero acepta y después te explico.

— ¿qué cosa?

— primero acepta.

— primero explica.

— está bien, necesito invitar a Liz al baile y salir con ella, ella demostró interés en mí y ese interés puedo utilizarlo en algo importante.

— ¿popularidad? ¿Quieres eso?

— claro que no, no me gusta eso, amor, ¿aceptas?

— primero dime por qué debería aceptar eso. — suspiró.

— ¿recuerdas que te dije que estaba persiguiendo a unos criminales el otro día y después te mandé un video? — asentí. — descubrí que es tecnología alienígena de la batalla de Nueva York.

— es muy peligrosa. — dije.

— lo sé y creo que crean armas con eso.

— es muy riesgoso, Peter.

— quiero hacerlo. — suspiré. — también descubrí que piensan llevarlo a Washington donde será...

— el decatlón de matemáticas.

— exacto. — asentí.

— ¿pero que tiene que ver con Liz Allan?

— sospecho de su padre.

— ¿sólo es una misión?

— sólo es una misión.

— Peter, también firmaste los tratados de Sokovia después de ayudar a mi papá, no puedes hacer lo que quieras.

— ya le conté al Sr. Stark y no le dio importancia, no hagas lo mismo.

— no es que no le dé importancia, es que tenemos que acatar reglas, sólo apareceremos si la ONU nos lo pide.

— ¿y tú desde cuándo quieres acatar reglas? — preguntó cerrando su casillero. — te iba a pedir que me ayudaras pero aún estás débil. — dijo.

— aceptaré lo de Liz, ¿okay? Confío demasiado en ti, Peter.

— no te preocupes. — me besó. — jamás te engañaría, me conoces muy bien.

— mientras tú estás en Washington, yo estaré en Tennessee, diviértete con tu decatlón. — dije besando su mejilla y me fui de allí para ir a clase.

[...]

Me senté en el sofá y él junto a mí.

— ¿y qué hacemos?

— ¿ver alguna película?

— ¿cuál se te ocurre ver?

— la que sea que no sea de miedo.

La hija de StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora