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Dos semanas después. Minho y Jisung estaban acurrucados en la cama del mayor.
Era un sábado, se habían juntado para pasar el día, solo era pasar el día. Lee le hacía mimos en la cabeza, mientras este se refugiaba en su pecho. No sabían que eso se sentía tan bien hasta que buscaban cada momento para estar solos y demostrar su cariño el uno al otro.
ㅡHyung.
ㅡDime, pequeño.
Jisung subió la vista, ¿por qué se sentía tan especial así? Con él, como si estuviera en una nube, en lo más alto del cielo y no tenía ganas de bajar. Por supuesto que no.
ㅡNada. Solo... me gusta esto.
El mayor sonrió, ¿cómo era que lo hacía tan feliz con tan poco? Ese chico que conoció de manera tan particular había llegado a ser su alegría de una manera que nunca se imaginó.
Desordenó su cabello y besó su cabeza.
ㅡDetente, ¿okay?
Tal vez no lo pudo decir esa vez, pero su corazón latía tan rápido que sentía que se saldría de su pecho. Sin embargo, estaba casi seguro que Jisung ya había escuchado sus latidos descontrolados.
El mayor decidió ignorar ese hecho y siguió hablando de cualquier otra cosa que lo distrajera.
Claro que fue una buena tarde, conversando de cosas triviales, simples, de cada uno y de ambos. Eso era lo que eran. Dos chicos, amándose, queriéndose y nutriendo su relación con charlas, risas, besos y tiernas caricias.
No tenían por qué ser pláticas profundas, o decir que se amaban a cada segundo. No, solo eran sencillos, simples, ellos.
ㅡEntonces, ¿prefieres el helado de naranja o el de piña?
¿Podía ser mejor?
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ㅡVuelvo en un momento, Xin ㅡChangbin se levantó del asiento, dejando a su pupilo, terminando los ejercicios de química. Fue al patio y sacó la cajetilla que tenía en el bolsillo de su pantalón.
