Eran las ocho en punto. La alarma comenzó a sonar y Ji Yong al escucharla comenzó a moverse sobre la cama, desesperado.
—_____, por favor, apaga eso.—Susurró con voz ronca, metiendo su cabeza entre las sábanas. Al no obtener respuesta, movió su mano, buscándola.—¿_____?—Sacó su cabeza de las sábanas y entrecerró los ojos; allí no estaba. Se dio la vuelta para apagar él mismo el despertador, asustándose al ver a _____ de pie delante de él con los brazos cruzados.—¿Quieres matarme o qué?
—¿Para qué saliste anoche?
—Buenos días a ti también.
—Contesta a la pregunta.
—Para dar una vuelta con mis amigos.
—¿Seguro?—Preguntó alzando las cejas.
—Sí.
—Ji Yong.
—¿Qué?
—No sé a qué mierda estás jugando pero te juro que como me enfade la vamos a te...
—¡Está bien, vale!—Gritó, interrumpiendo a su acompañante.—Todavía estaba con rencor por los días que salías y quería que te pusieras en mi lugar.
—¿No te valía con un "ponte en mi lugar, _____"?—Dijo haciendo énfasis.—Yo me cago en tu puta madre, Ji.
—Estás enfadada, ¿no?
—¿¡Sabes la vergüenza que me hiciste pasar?! ¡Ahora tienen más que claro que estamos juntos!
—Sí, estás enfadada.—Susurró.—Sabes que eso lo puedo arreglar después. Cualquiera puede emborracharse y decir gilipolleces.
_____ rió irónica, suspirando con fuerza.—Vístete, quiero ver como te las arreglas.
—¿Me estás mandando? ¿tú a mí? ¿te recuerdo quién soy?—____ cogió aire, intentando relajarse. Pero al ver que no podía, se dio la vuelta para fulminarle con la mirada, haciendo que Ji retrocediera en la cama.—Antes de que me mates...
—¿Qué Ji Yong, qué?
—Ayer no contestaste a mi pregunta.
—¿Qué cojones dices ahora?
—Te pregunté en el coche que si me querías, y yo a ti te contesté, pero tú a mí no.
—¿Te acuerdas de eso?—Preguntó confundida.
—Sí.
—Claro que te quiero, Ji.—Sonrió. Con dulzura, pero al recordar que estaba enfadada, negó con la cabeza.—¡Pero sigo enfadada!—Se dio la vuelta de nuevo con rapidez, dándose un golpe con la puerta. Arrugó la nariz, quejándose interiormente de su torpeza y salió de allí, metiendo un portazo.
Ji Yong sonrió mientras la veía marchar, tirándose hacia atrás para tumbarse sobre la cama preguntándose que era aquello que sentía en su estómago cada vez que estaba con ella.—Maldita niña.
Como siempre, Ji Yong entró primero en el restaurante, encontrándose con T.O.P, Taeyang y Seungri hablando en susurros hasta que vieron llegar al jefe.—Buenos días, chef.
—¿De qué hablábais?
—De lo que pasó anoche.—Aclaró T.O.P.
—Olvídense de todo eso, estaba borracho y sólo sabía decir idioteces.
—Pues estabas muy pesado con _____...
—Seung Hyun.
—Bueno, chef. Yo sólo digo qué...
—A trabajar.—Sentenció sin saber que más decir. Aquellas palabras siempre servían y más si ponía esa cara.
Después de un rato, _____ apareció por la puerta, con una sonrisa.—¡Buenos días!—Gritó con entusiasmo. Todos se giraron por unos segundos para luego volver a hablar entre ellos.—¿Qué pasa?
—Lo de ayer, no lo superan.—Susurró Si Yang, encogiendo los hombros.
—¡Bueno, ya vale!—Ji Yong se levantó de la silla, dando un golpe sobre la mesa.—¿Pasa algo si _____ y yo estamos juntos?—Todos negaron con la cabeza al unísono, perplejos.—¡Pues ya está! ¡A trabajar de una puta vez! ¡Cómo vuelva a escuchar un solo comentario más juro que lo despido!
Pasaron minutos en los que Si Yang y _____ observaban como los demás volvían a lo suyo, sin decir palabra. Pero notaban a Taeyang algo inquieto, como si aquello no sirviera de nada.—¿Pero están juntos o no?
—¡Qué sí, Taeyang, qué sí!—Exclamó Ji Yong, al borde de un ataque.
—Lo sabía.
—¡Despedido!
—Pero, ¿qué hice ahora? ¡Si empezó T.O.P!
—¡Pues despedido también!
—¡Pero si quien sacó el tema fue Si Yang!—Gritó T.O.P, quien no se quedaría callado.
—¡Todo el mundo fuera!
Comenzaron a gritarse entre todos. _____ miró el reloj, quedaban menos de diez minutos para abrir y ellos no paraban de discutir por una conversación tan estúpida como era aquella.—¡A ver! ¡Nadie está despedido! ¡Sólo tienen que relajarse!
—¿Qué pasa? ¿Qué como eres su pareja mandas también?—Se quejó Seungri, cruzándose de brazos.
—¡Eso, eso! ¡Aquí sólo mando yo!—Recalcó Ji Yong.
—Encima que intento defender y se ponen de idiotas.—Suspiró con fuerza, frotándose la frente.—¿Saben qué? Vayanse a la mierda. Yo, me voy a trabajar. Ya me avisan de quién está despedido y quién no esta noche, para saber si quemo el local o no.
Ella fue la única que comenzó a trabajar, ya que los demás se habían quedado perplejos mientras la observaban. Para lo nerviosa que era, se había tomado el tema con tranquilidad.
—¿Cómo pudiste fijarte en ella?—Preguntó T.O.P. Esperaba una respuesta, pero sólo se llevó una mirada seria, demasiado seria.—¡A trabajar!—Dijo nervioso, no quería ser asesinado a tan poca edad.
Yi Jong no pudo evitar sonreír, negando con la cabeza. Esperó unos segundos antes de volver hasta la entrada, sentándose con su ordenador.
—¿Estás bien?—Si Yang se había acercado a _____ que no había hablado en un largo rato y eso para él se le hacía extraño.
—Ayer disimulé para nada.—Susurró ella.—No sé por qué estoy molesta por el hecho de que me ha hecho disimular todo este tiempo, para después el soltarlo como si nada. Es que... Se me hace raro esta situación.
—No eres la única.—Si Yang miró a ambos lados, observando la cara de todos los que estaban allí.—Noto a todos incómodos.
—Qué cagada.
—¿Y qué vas a hacer?
—Intentar calmar la situación, aunque sea imposible.
—Bueno, sabes que yo te apoyo pase lo que pase.
—_____.—Habló Ji Yong, desde su sitio. Buscaba la contraseña de su cuenta y no encontraba donde estaba la libreta.
—Van a darse un besito.—Susurró T.O.P, soltando una risita. Ella sólo suspiró y se acercó hasta el chef.
—¿Ayer cuándo limpiaste esta zona, dónde dejaste las libretas?
—En el primer cajón.
—Vale, pues déjalas en su sitio, por favor, que luego me estreso buscando.—_____ asintió, sacando una sonrisa cuando vio al contrario guiñarle el ojo.
Pasó por delante de T.O.P, quien le estaba mirando de reojo. Ampliando su sonrisa, esta vez forzada para intentar calmarse —sin funcionarle— dio pasos hacia atrás y se acercó a él.—Oye, Seung Hyun.
—Que no me llames...—Dejó de hablar al sentir como el agua de un vaso de agua le mojaba la cara, cerrando los ojos con fuerza.
—Ahora si no te importa quitarte, que tengo que limpiar el suelo.—Dijo con una sonrisa dulce, agarrando la fregona.
