—Mañana tienes examen, ¿no? Ponte a estudiar. No me voy a ir hasta que vea que te pongas a estudiar.

Su madre cruzó los brazos. Cielo tuvo que fingir que estudiaba durante un minuto.

—No puede ser —masculló.

—Bien. Tienes prohibido salir. Si me entero de que saliste, le diré a tu padre.

Cuando se rio con desdén, su madre procuró no gritarle.

—¿Perdón?

—Sí, mamá. Me pondré a estudiar y no saldré. Lo siento.

Ambas se sostuvieron la mirada, desafiantes.

—Bueno, ya me tengo que ir. Regreso en la noche. No hagas tonterías.

La puerta se cerró bruscamente tras su espalda. Cielo se dejó caer boca abajo sobre la cama y extendió el brazo para agarrar su celular. Definitivamente saldría esa tarde, solo dudaba si sería con sus amigos de la secundaria o los de la preparatoria. Decidió mandar un mensaje al grupo de los primeros.

Hola, chicos, ¿quieren salir hoy?

¡Hola! —respondió Miguel—. Yo no puedo, ando en la quinceañera de una prima. Pero a ver si se arma algo el próximo fin, ¿va?

Yo tampoco puedo, es día familiar —contestó Fernanda junto con una carita triste—. Sííí, a ver si el próximo sábado salimos.

Yo ya tengo otra salida —informó Alejandro—. Ya te dijimos que es mejor cuando planeamos las salidas con tiempo. Así de la nada es difícil que se pueda.

Cielo ocultó su cara en la almohada, molesta. «Seguro que los de la prepa sí pueden, debí haberles preguntado primero».

Bueno, está bien. Adiós.

No te enojes, Cielo —dijo Miguel—. Luego salimos, ¿sí? Te cuidas.

«"Luego salimos". Sí, claro, cada cuatro meses».

Abrió el chat de su amiga Lucía y le preguntó:

Oye, ¿estás libre al rato? ¿Salimos?

Claro. Si quieres a las seis, ya que acabe de estudiar.

Y tú ¿para qué estudias, si ya te lo sabes todo? —replicó Cielo, un tanto envidiosa—. Ya no estudies. Hay que salir ahorita.

Ya te dije que hasta las seis. En lugar de intentar ser mala influencia deberías de ponerte a estudiar también.

Se dio media vuelta para quedar boca arriba mientras escribía:

Pero ¡es aburrido! Y no me interesa. De todas formas, ¿de qué sirve la literatura?

Oye, a mí me gusta...

Okey, okey. Bueno, nos vemos a las seis en la plaza. Veré si pueden ir los demás.

Cielo les mandó mensaje a Roberto e Isabel, sus otros dos amigos cercanos del salón. Ambos se anotaron a la salida con entusiasmo. Contenta, se puso un pantalón entubado de mezclilla, una blusa carmesí y una chaqueta negra; también peinó su negro y corto cabello y delineó sus cautivadores ojos azules.

Los tonos del cieloWhere stories live. Discover now