D I E C I O C H O

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—¿Por qué sabes todo sobre todo?

Luna se sonrojó.

—Un montón de clases absurdas —balbuceó, haciendo una pausa, antes de titubear—. Me hubiera gustado trabajar con algo relacionado con la arquitectura o el arte. Quiero decir, a veces robo arte pero no es lo mismo. 

De alguna manera, se sentía como si esas palabras fueran de las más honestas que habían salido de los labios de Luna alguna vez.

—Pensé que no te gustaba pensar en las cosas que no podías tener.

Luna ladeó la cabeza, observándolo fijamente. No sabía qué estaba buscando en él realmente, Luna era un misterio. Finalmente, sonrió levemente y negó con la cabeza.

—Yo también pensé eso —murmuró, más para ella misma que para que él escuchara, pero aun así lo hizo. Se preguntó realmente qué habría querido decir con eso—. ¿Entramos?

En silencio, Bucky le ofreció su brazo. 

☽ ☽ ☽   

El interior era casi tan hermoso como el exterior. Cada cuarto de la vieja casona era una obra de arte por sí misma. Cuadros, esculturas, marcos y espejos entonados parecían recrear una galería de arte. Una vez adentro, con todas las personas, Bucky se dio cuenta que Luna encajaba perfectamente con su postura recta, su sonrisa engreída y los millones en valor que llevaba puesto en ropa y accesorios.

Bucky mantuvo su expresión seria mientras vagaban por los pasillos y cuartos de la casa, donde cada habitación parecía tener su propio tema.

—El evento principal va a ser en el salón de baile —informó Luna, con ojos vivaces, observando todo a su alrededor—. Es temprano. Louise, nuestro objetivo, llegará en cualquier momento. Tenemos que estar atentos sin llamar la atención.

Dicho esto, observó cómo un guardia los estaba observando fijamente. Bucky también lo notó.

—¿Bailamos? —ofreció Bucky, dándole la mano. Luna sonrió ampliamente.

—Nunca te tomé por un bailarín, Barnes.

Tomó su mano, la de metal. Bucky se arrepintió de habérsela ofrecido pero en cuanto se dio cuenta e intentó retirarla, Luna apretó su agarre. No iba a dejarlo ir. Con verla a los ojos, supo que sabía exactamente cuanto lo incomodaba. Era extraño usar una mano que siempre había usado como un arma para algo tan íntimo como tomarle la mano a alguien. Se sentía casi asfixiante. Sin embargo, a Luna no parecía importarle en lo más mínimo.

Ambos escanearon con la mirada el salón principal en cuanto llegaron a él. Era grande, tan grande que no podías ver dónde terminaba ni las esquinas de la habitación. Unos cuantos bailaban, con música suave saliendo de las bocinas colocadas estratégicamente en la habitación. Había un bar al fondo, pero ninguno le prestó importancia. Se concentraron en ubicar las salidas y entradas del lugar, cualquiera que parecía sospechoso, y por supuesto a Louise.

Luna alzó los brazos, envolviéndolos alrededor del cuello de Bucky, mirándolo como si estuviera retándolo a alejarla. En respuesta, él la miró poco impresionado, con las manos fijas en su cintura, sosteniéndola.

La banda aún no había llegado, y de las bocinas salía una canción preciosa. Bucky reconoció a la artista, más no la canción. Le gustaba, era nostálgica. Era jazz.

Comenzaron a moverse al ritmo de la música, y un pecho agradable se asentó en su pecho cuando Luna lo miró, impresionada. No se atrevía a mirar a otro lado que no fueran los ojos marrones de Luna, como siempre traicionándola y advirtiendo sus verdaderos pensamientos.

MOONLIGHT | bucky barnes [moonstone series #4]Where stories live. Discover now