D I E C I O C H O

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LAS MANOS de Bucky, enguantadas, cubrían el volante

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LAS MANOS de Bucky, enguantadas, cubrían el volante. No dejaba de mirar por el espejo retrovisor, como si los estuvieran siguiendo, aunque estaba seguro que nadie lo estaba haciendo.

—Así que, ¿has estado en una gala de beneficencia antes? —preguntó Luna casualmente.

—Fui una máquina asesina de una organización malévola por años —le recordó Bucky secamente.

Luna entrecerró los ojos.

—¿Eso es un no? —inquirió la chica. Bucky se detuvo al ver el semáforo en rojo, manteniendo la vista al frente, completamente serio—. ¿Qué? Tal vez alguna vez te pidieron asesinar a alguien en una. Qué sé yo.

—Eres terrible haciendo bromas, tienes un humor de mierda —bufó Bucky, sintiendo levemente las comisuras de sus labios alzarse.

Luego, cometió el error de mirar a Luna.

Tal y como apenas hace unos minutos, se quedó sin palabras. Sabía que Luna era atractiva. Era tan cierto como que el agua es húmeda. Luna era preciosa, con los ojos negros azabache tan expresivos y los rasgos finos de su rostro. Sin embargo, una vez arreglada como estaba ahora, era fácil olvidar cómo respirar.

No se le había pensado por la cabeza ni por un instante lo difícil que sería escapar con ese vestido que llevaba puesto si era necesario, como ella lo había sugerido. No. Lo primero que había pensado era qué tan difícil sería quitárselo.

Intentaba no pensar en ese tipo de cosas. Aun así, era inevitable cuando Luna lucía de esa manera.

—Y tú eres terrible eligiendo música —replicó Luna, distrayéndolo, moviendo la mano para cambiar de canción en el estéreo—. ¿Nirvana?

—Me gusta —defendió Bucky, quitándole la mano del estéreo con un ligero golpe—. Y a ti también.

Luna soltó una risita traviesa.

—Lo sé. Solo es divertido hacerte enojar.

Bucky suspiró audiblemente, como si estuviera fastidiado, pero ambos sabían que no era así. En su lugar, era todo lo contrario. 

☽  ☽  ☽   

Bucky miraba el edificio como si nunca hubiera visto nada parecido. Luna sonrió al notar sus ojos brillando levemente, admirando en silencio la estructura. No podía culparlo. Había visto edificios hermosos en todos los lugares que había visitado, pero la arquitectura parisina siempre lograba maravillarla.

Estaban en la gran puerta de una mansión enorme de tres pisos, con estucos dorados y espejos por todos lados que sugerían el infinito. La madera tallada, el bronce y el hierro adornaban el lugar.

—Arquitectura rococó —musitó Luna—. Surgió aquí, en el siglo XVIII, buscando contrarrestar la densidad y grandeza del barroco. Intenta algo más orgánico y asimétrico, todo cubierto de oro. Rococó viene del francés, rocalla, que hace referencia a la cubierta de conchas empleada para decorar, ¿ves? —señaló, pero Bucky no miró hacia esa dirección. Por el contrario, la vio a ella, asombrado.

MOONLIGHT | bucky barnes [moonstone series #4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora