32: Lo que me ofreces

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Hice sopa para cenar, esperé a que Poché subiera, pero nunca apareció. Ya se había hecho tarde y el sueño me comenzaba a ganar.

Fui a la habitación para darme un baño y luego meterme a la cama.

La habitación estaba a oscuras completamente. Encendí la luz y sobre la cama vi que seguía el camisón que utilizó Poché para dormir. Lo tomé y respiré profundo en él, su aroma seguía impregnado en el camisón.

Me metí a bañar y al salir me puse el camisón de Poché. Igual, había notado que tenía como diez iguales y yo solo quería este. Tenía su perfume y quería sentirla conmigo.

Me acomodé en mi lado y esperé con esperanzas a Poché.

Esperaba entrara con esa sonrisa que me encantaba, se metiera a bañar, que saliera con un peinado despeinado y que se acomodara detrás de mi mientras me acariciaba.

Para mí decepción, no vi a Poché entrar, ni bañarse, ni salir con ese peinado, ni se acomodó detrás de mi mientras me acariciaba.

POV POCHÉ

Quizás me apresuré a terminar una relación que no comenzó, pero los celos me estaban consumiendo y el miedo a que algo le pasara a ella por mi culpa.

¿Cómo me había involucrado tanto con Calle? ¿De verdad tendría oportunidad con ella?

Bajé a la pequeña oficina de la cabaña donde había dejado mi equipo de trabajo.

Necesitaba distraerme de alguna forma o iría a donde ella para encerrarnos en nuestra habitación.

Sabía que debía hacerlo, debía cuidar a Calle. Si alejándome de ella hacía que quien estuviese intentado hacernos daño se cansara de ella, era lo que iba a hacer. Alejarme para protegerla.

Me senté y comencé a hacer mi tarea.

Buscaba en los últimos informes de Raúl algún indicio para su desaparición.

Flashback

Durante la última madrugada en Luna, recibí una llamada de mi hermana informándome sobre la ausencia de Raúl. Llevaba dos días sin aparecer, no había informado que se debía ausentar ni habían indicios de dónde podría estar.

Fui lo antes posible a la Mansión. Me pusieron al tanto de todo.

Fui a la casa de su familia donde me recibió su esposa y dos hijas.

La esposa esperaba que nosotros supiéramos donde estaba él. Tuve que pedirle a Juana que se hiciera cargo de las niñas para poder conversar con la esposa. La niñas eran muy pequeñas, una tenía dos años y la otra en un mes cumpliría el primero. Necesitaba a la madre concentrada totalmente para poder ayudar.

Luego de varios sollozos de parte de Eleonora, me pudo dar el celular personal de su esposo. Era una regla para los trabajadores, a la casa no podían llevar sus celulares personales, en cambio tendrían un celular cada uno en caso de emergencia familiar.

Me quedé haciéndole compañía a Eleonora luego de que Juana regresara con las niñas. Las había llevado de compras y había vuelto con muchos juguetes, pañales y otros objetos.

Le prometí que cuidaría de ellas hasta que Raúl apareciera. Me sentía culpable, Raúl era mi empleado, más que un empleado y lo conocía desde que llegué a Italia.

Cuando regresamos a la Mansión, ya mis hermanas habían llegado y me esperaban en mi oficina.

Sofía se hizo cargo de investigar el celular de Raúl durante todo el día.

A Un Click {Calle & Poché} EDITANDOWhere stories live. Discover now