Capítulo 18. Amable.

Start from the beginning
                                    

- ¿Es que me has echado de menos? -preguntó con una sonrisa de suficiencia. 

- Sé que me voy a arrepentir de esto porque mofarte de mí es tu deporte favorito, pero igual un poco sí. 

- Igual sí, ¿no? 

- Un poco. 

- Te creo, ¿y sabes por qué? -la expresión de la rubia hizo que la morena se pusiera en guardia. Empieza el juego-. Porque tengo el móvil echando fuego por tu culpa. 

- Puedo decir lo mismo del mío -contraatacó Natalia. 

- Pero yo no te he dicho que te haya echado de menos -touché

- No lo habrás dicho, pero lo has hecho -la seguridad de la morena hizo que Alba quisiera pincharle ese globo, pero no pasaba nada por perder una batalla: la guerra sería suya. 

- Ni li hibrís dichi, piri li his hichi -le hizo burla y Natalia estalló en risas. 


Alba abrió la puerta de la sala y fue directa hacia su mesa para coger una crema. Tocaba hombro y codo y la cantante lo temía como una vara verde. Se sentó en la camilla mientras buscaba algo en su móvil. 


- Quien calla otorga, Reche. Lo siento, no pasa nada -comentó sin apartar la mirada del aparato. 

- Igual un poco sí -concedió y Natalia sonrió. 

- Bah, no lo encuentro. Luego lo busco más tranquila -dijo mientras se metía el móvil en el bolsillo. Aquel día iba con unos vaqueros rotos por las rodillas y una camiseta ajustada. 

- ¿El qué? 

- Una foto que te quería enseñar -la morena la había encontrado a la primera, pero pensó que podría utilizarla como excusa para hablar con ella en otro momento. Mente cósmica la mía. 

- ¿Y el chándal? -le regañó entornando los ojos mientras empezaba a extenderle la crema por el brazo. Verla en chándal le desconcentraba, pero aquella ropa hacía que tuviera que mirar continuamente a la pared para no parecer una acosadora. Vaya cuerpo, Nat. 

- Es que de aquí me voy al médico y quería estar un poco presentable -se excusó con una mirada de gatito de Shrek insoportable-. ¿Me perdonas? 

- No es justo que utilices esa cara -bufó Alba. 

- ¿Funciona? 

- Sí. Cállate ya -refunfuñaba con el ceño fruncido. Eres más adorable que ocho adorables, Albi


La sonrisa de Natalia le dio un brillo especial a sus ojos, que no podía apartar de la fisio. Reprimió el impulso de darle un beso en el lado de la cabeza que tenía frente a sí, pero en seguida se acordó de las palabras de sus amigas y, como ellas dirían, le echó coño. 

Se aproximó en un movimiento rápido y dejó un beso breve sobre el pelo, un poco por encima de la oreja de Alba, quien detuvo el movimiento de sus manos por un segundo. La rubia la miró sorprendida y encantada, Natalia elevó las comisuras de sus labios sin mostrar los dientes, con los ojos bien abiertos, en un gesto de inocencia muy suyo. 


- Menos mal que tienes esta cara -dijo mientras pasaba el dorso de sus dedos por la mejilla de la chica, que cerró los ojos, hipnotizada por el suave tacto de la fisio. Alba sintió una vibración en su tripa: al fin había tocado su cara, no tanto como quería pero no iba a obviarlo por poco que fuera. 

La sala de los menesteresWhere stories live. Discover now