IV

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El vuelo de regreso a Japón estuvo tranquilo pero no así los pensamientos de Haruka que lo tenían bastante alterado. Después de llegar a Tokio y salir del aeropuerto se fue junto a Ryuuji en un taxi y se bajó frente al edificio en el que vivía despidiéndose por el momento de su entrenador quien se bajaría varias calles más adelante. Al llegar subió las escaleras con el corazón acelerado aunque no sabía la razón de ello, ya que Makoto estaba trabajando justo en ese momento y no lo vería si no hasta más tarde.

En cuanto cruzó el umbral del apartamento dio un largo suspiro al verse sólo, algunas veces había hablado con Makoto para adoptar un gatito pero no habían concretado nada, nunca le gustaba llegar y no ver más que un apartamento vacío a su alrededor pero ambos estuvieron de acuerdo en que si adoptaban una mascota esta se la pasaría mucho tiempo sola. Arrastró la maleta hasta su habitación y la dejó en una esquina, después con más calma comenzaría a desempacar. Caminó hasta el baño para darse una ducha pero antes se detuvo a mirarse detenidamente en el espejo, su cara y sus ojos tenían marcadas ojeras y también su cuerpo tenía algunos lugares cubiertos por marcas de chupetones. Sobre todo en el cuello se observaba una marca que debía tener cuidado de cubrir con su ropa. Después de un rato observándose desvío la vista del espejo pues ya no quería seguir viendo su cuerpo y recordar las caricias de Albert pero sobre todo la manera en la que había cedido bajo su toque.

Albert le había enviado un mensaje por Whatsaap diciéndole que lo había buscado en el hotel pero que no lo había encontrado y que le hubiese gustado despedirse ... "Despedirse" pensó con amargura, ni siquiera le contestó; no tenia caso, no pretendía tener una relación con el rubio y mucho menos repetir el encuentro y este le había dejado claro que tampoco aspiraba eso, sólo había sido sexo.

Con otro largo suspiro se metió en el baño y se aseó pero aunque lo deseara fue imposible que el agua también se llevara sus pensamientos. 

Salió luego de un tiempo y después de vestirse con ropa cómoda cocinó un poco de caballa y arroz para almorzar. Makoto le había enviado algunos mensajes preguntándole como había sido su vuelo y diciéndole que no cocinara nada para cenar pues llevaría una pizza y que más bien se dedicara a descansar. Haruka le contestó con normalidad esos mensajes aunque seguía sintiendo culpa por lo que había hecho ¿Como miraba a Makoto a la cara después de lo que había pasado?. Se sirvió lo que había cocinado pero apenas probó bocado pues sentía un nudo en la garganta y una sensación de susto en la boca del estómago ¿Asi iba a ser siempre? ¿O con el tiempo aprendería a lidiar con la culpa?. Se daba asco así mismo de sólo pensar en engañar así a Makoto pero el largo vuelo le había dado tiempo para pensar y había llegado a la determinación de no decirle nada, el castaño daría por terminada su relación y él no podía concebir una vida en la que Makoto no estuviese presente, ese siempre había sido su mayor miedo en la infancia y en la vida adulta eso no había cambiado, a pesar de los cambios, Makoto siempre era una constante en su vida y no quería que eso se acabara.

Fue hasta su cuarto a descansar un rato y fue inevitable que el sueño lo venciera. No supo que hora era pero lo despertó el ruido de la puerta al abrirse y se levantó de golpe de la cama sabiendo que era Makoto el que había llegado, así que fue con rapidez hasta la sala para llegar a su encuentro. La forma en la que se le iluminó el rostro al verlo le sentó realmente mal así que sólo atinó a bajar un poco la vista y no mirarlo a los ojos porque tenía la sensación de que si lo observaba más de la cuenta se enteraría de todo, recibió sus besos y sus abrazos con docilidad pero con una tremenda sensación de culpa. Sin embargo Makoto le levantó la barbilla y lo obligó a mirarlo a los ojos lo que lo dejó confundido y asustado. 

― Te extrañe mucho, Haru.

― Yo... Yo también Makoto. 

Haruka correspondió a sus palabras así como también al abrazo que siguió y que le permitió escuchar el latir acelerado de su corazón que latía al compás del propio.

Deseo culpableWhere stories live. Discover now