Gran fiesta y grandes revelaciones. (II)

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Había conseguido calmar a la pequeña Melanie, poniéndole los dibujos en la tele, mientras ella se intentaba poner un poco decente. Había elegido un vestido negro, ceñido de cintura para arriba y unos tacones del mismo color. Los ojos oscuros y en los labios un tono carmín claro. No era mucho de ponerse maquillaje, pero era su primera fiesta, y no tenía mucha idea de cómo iría la gente.

Melanie seguía viendo la tele, y Tara no paraba de dar vueltas por el salón con su móvil en la mano. Su padre se había ido de madrugada por un problema de negocios de última hora, y le prometió que llegaría a tiempo para cuidar a su prima y que ella pudiera ir a la fiesta.

Pero pasaba el tiempo y el teléfono no sonaba. No sonaba. No sonaba. De repente el ruido del timbre la sobresaltó y fue corriendo hacia la puerta. La abrió rápidamente, y formó una notable expresión de disgusto en su rostro.

-Vaya, no te alegras de verme tanto como la última vez.-Saludó Caleb, entrando en la casa.

-No... O sea sí... Es que estoy esperando a mi padre. No puedo dejar a mi prima sola, ¿sabes? Mierda... Vete tú tirando, si quieres... Cogeré un taxi.

-No tengo ninguna prisa, Hayle. Espero contigo.-El chico se sentó en el sofá al lado de Melanie. La niña apartó la mirada de la televisión y la centró en él.

-Hola, yo soy Melanie.-La niña le estendió una mano, para presentarse formalmente.

-Encantado, Melanie. Ayer no nos presentaron, yo soy Caleb.-El chico estrechó la diminuta manita de la niña.

-Sí, lo sé. El novio de Tara.-La niña los miró a ambos con una sonrisilla malvada, alzando sus cejas.

-Melanie, es hora de cenar.-Tara asesinó a su prima con la mirada, mientras la cogía en brazos y la llevaba a la cocina. Caleb las siguió.

Tara sentó a la niña en una silla y cuando iba a sacar la cena de la nevera el móvil comenzó a sonar.

La chica salió de la cocina para atender a la llamada, dejando a Caleb y Melanie retándose con la mirada en la cocina.

-Tengo hambre.-Se quejó la niña.-Dame la cena porfi.

-Espera un momento que vuelva Tara, yo no sé dónde está...

-Tercera balda de la nevera a la derecha. Hay una bandeja con unos filetes que Tara hizo antes. Deberías saber dónde guarda tu novia las cosas en su casa.

El chico prefirió ignorar la mención a Tara y sacó la comida de la nevera. Echó uno en un plato, y cortó la carne en la mesa bajo la atenta mirada dela niña.

-Gracias.

-De nada, ahora cómete la cena rapidito, duendecilla.-El chico se rió mientras contemplada a la niña con su gorro verde de duende.

-Caleb.-La niña le habló cuando terminó de masticar uno de los trozos de carne.

-¿Hmmm?

-¿Quieres jugar al escondite con Tara y conmigo después de cenar?

-Me encantaría, Mel. Pero tu prima y yo tenemos una fiesta esperando. Otro día, ¿vale?

-¿Lo prometes?

-Por supuesto.

De repente, la chica entró en la cocina hecha una furia.

-Era mi padre. No llega hasta mañana.-Dijo enfadada.-Siento haberte hecho esperar para nada, Caleb...

-Bueno, fiestas habrá muchas. Pero al escondite hace mucho que no juego.

Tara se sorprendió por la afirmación del chico y alzó una ceja, mirándolo.

CicatricesWhere stories live. Discover now