La echas de menos.

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Sujetó el tirante de su mochila mientras caminaba, mirando sus botas y sacando el paquete de cigarrillos que llevaba en el bolsillo de su cazadora de cuero.

Alan la alcanzó dando grandes zancadas.

Caminaron hombro con hombro sin mediar palabra, hasta llegar a la salida del instituto.

-¿Mmmm... Necesitas algo?- soltó Kat, mientras encendía su cigarro.

-Pensaba que habíamos quedado en que te invitaba a tortitas.- dijo Alan con media sonrisa.

-Escucha, Alan... Tú y yo... No creo que...

-No lo digas. Ya lo pillo. Te diré algo, Kat.- el chico suspiró y miró hacia otro lado. -Sigues escondiendo tu cara real detrás de esa máscara de chica dura, y un día esa máscara se convertirá en tu cara real.

El chico caminó hasta su coche deprisa, dejando a Kat con su tabaco y sus pensamientos.

Sujetó el volante con fuerza y respiró profundamente.

Giró la llave dorada en la cerradura y colgó su cazadora en el barrote de las escaleras. Caminó hasta la cocina, pero se quedó paralizado en la puerta al ver en el sofá una silueta muy conocida.

-Qué cojones haces aquí.- intentó decir tranquilamente, mientras Mona se levantaba y caminaba hacia él.

-Alan, creo que tenemos que hablar.

-¿Ah, sí? Bien, dime, ¿cuándo has decidido eso? Han pasado tres meses.- Alan cruzó sus brazos y apoyó un hombro en el marco de la puerta.

-Por eso. Vengo a pedirte perdón... Puede que podamos arreglar las cosas después de todo.

-Te ha dejado. ¿Y sabes por qué lo ha hecho?- el chico pinzó el puente de su nariz y la miró. -Porque nunca ha estado con una chica más de dos semanas, y porque te mereces estar sola.

-Le he dejado yo.

-Mona, hazte un favor y devuélveme mis llaves.

-¡No lo entiendes, te quiero!- la chica comenzó a llorar y a acercarse aún más a él.

-Quieres al capitán del equipo, no quieres a Alan Carter.

-Alan, entiendo que...

-¿Sabes qué, Mona? Ese es el problema. Nunca me has entendido, y nunca me entenderás. No pienso perder el tiempo con gente como tú, así que dame mis llaves y lárgate.

La chica tiró las llaves al suelo y salió por la puerta, mientras Alan subía las escaleras hacia su cuarto.

Se tiró en la cama y encendió su móvil.

Mona abandonó la casa dando un fuerte portazo. Mierda. Mierda. Y mierda. De veras creía que podía arreglar las cosas con Alan, lo suyo con Mike había sido una mala decisión pero conociendo a Alan, pensaba que le daría una segunda oportunidad.

Siguió caminando por la urbanización, hasta topar con una casa conocida, cerca de la suya. Vio cómo Katherine entraba por la puerta de su hogar. Entonces lo entendió todo. Ella era la culpable de que Alan estuviese así.  De que se comportara diferente respecto a ella y a la relación que habían tenido. Desde que Scar era su compañera en el instituto, pasaban tiempo juntos, y claramente lo estaba mentalizando contra ella. Eso tenía que acabar. De su bolso, cogió el teléfono de Alan, que había cogido de su taquilla hace un par de semanas y comprobó que el número de Katherine estaba entre sus contactos.

° ° ° ° ° °

Tara recolocó su gorro de lana por quinta vez en su cabeza. El sol se estaba ocultando entre los edificios, y un aire frío recorría cada esquina de la ciudad. Hacía semanas que no superaban los cero grados.

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora