Gran fiesta y grandes revelaciones. (II)

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Remarcó la línea de agua de sus ojos con negro, y se pintó los labios de rojo oscuro, casi negro. Acabó de atar sus botas de punta de acero y recogió su cazadora de cuero, la que le regaló Jerry cuando cumplió quince. Estaba un poco raída, pero le gustaba ponérsela cuando salía con él. Bajó los escalones de dos en dos hasta que se topó con una de las figuras femeninas que más odiaba. Su hermana Stacy.

-¿A dónde vas, Katherine?

-No te importó entonces y ahora mucho menos. -salió de casa y dio un portazo.

Jerry estaba apoyado en el coche, sonriente.

-¡Anda, si has sido puntual!- dijo la chica soltando una carcajada, y se acercó al ford.

-Te sorprendería lo que soy capaz de hacer por ti.-Jerry apartó la mirada y se metió en el coche rápidamente.

¿Qué significaba eso? No tenía claro quién era Jerry últimamente, era alguien diferente, más ¿cariñoso? ¿comprensivo? ¿reponsable? No estaba segura, pero desde luego no le defraudaba en absoluto esa nueva parte de él. Tampoco tenía claro qué eran ellos dos. Porque sí, pasaban tiempo juntos, y sí habían estado muy cerca, como ¿algo más que sólo amigos? Y le gustaba aquello. Pero tenía la duda de qué eran exactamente juntos. Sabía que Jerry no era un chico de una sola chica, y también sabía que nunca había tenido una novia. A lo mejor estaba con ella sólo para pasar el tiempo, y luego volver a ser amigos, cosa que, aunque no admitiera, la decepcionaría mucho. Decidió dejar de pensar en tonterías y posibles etiquetas, y subió al coche. Ellos eran eso, ellos.

Jerry conducía rápido, pero firme, llegaron a la casa del lago en apenas diez minutos. A pesar de que habían aparecido pronto, el lugar ya estaba lleno de adolescentes cargados con botellas o vasos con el tamaño de sus cabezas. Marcus estaba a la puerta cargado con barriles de cerveza que movía de un lado a otro.

Jerry miró a Kat fijamente y la chica decidió bajarse del coche.

-Quizás... A lo mejor no ha sido buena idea venir, Kat. -el chico cerró la puerta del ford.

-¿Y eso por qué?

-Esto está infestado de niños de papá, nena.

-Pensé que ese argumento me iba a importar, pero creo que he llegado a un punto en el que pase lo que pase en este pueblo me resbala.

-Bien entonces.

Jerry aceleró el paso y se puso al lado de la chica.

-Oye, ¿sabes si viene Caleb?- el chico formuló la pregunta para callar el silencio que ella había impuesto.

-Me dijo que sí, aunque últimamente le veo poco.

Entraron en la casa y no conocían a nadie, de alguna manera los adolescentes que había en aquella habitación se quedaron en silencio. La gente los miraba y comentaba algunos rumores sobre Jerry.

-¿Y esto es una fiesta? Estos hijos de Jean Paul Gaultier no tienen ni puta idea de cómo divertirse.- la voz de Kat inundó la habitación y Jerry comenzó a reírse. La multitud balbuceó algo sobre la chica, nadie estaba en condiciones de discutir. Ryder puso de nuevo la música y todo volvio a la normalidad, bueno la normalidad que puede haber en una fiesta.

° ° ° ° °

Se terminó de arreglar rápidamente, habían sido los cinco minutos más tranquilos del día. Tara llevaba toda la tarde con su hermano y su prima en casa. No paraban de armar. Eran como dos bichos que no paraban de moverse de un lado para otro. Cameron, su hermano pequeño, acababa de irse a dormir a casa de un vecino que era su nuevo amigo del cole.

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora