Prólogo

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DOCE AÑOS ANTES.

Allí estaba yo, abandonado.

Solo.

En la celda hacía frío, y no había más que un pedazo de tela vieja para cubrirme. Una esposa en mi rodilla me impedía siquiera tocar los garrotes.

Me retorcía de frío mientras pensaba en mis padres. En porqué me abandonaron, en porqué no me amaron.

Pero yo solo era un niño, un niño temeroso de la vida que ni siquiera había experimentado.

¿Qué era vivir?, porque yo estaba muerto en vida.

La celda se abrió, un hombre alfa me quitó la esposa que me aprisionaba. Mi cuerpo tembló de miedo, mi corazón se aceleró.

Era hora de mi sufrimiento.

¡Vamos maldito omega! ¡levantate!— gritó jalándome del brazo, obligando a mis frágiles piernas a mantenerse de pie.

Caminé obligado por todo el pasillo rodeado de celdas viendo como otros niños omegas estaban allí, encerrados, heridos. Unos luchando por sus vidas debido a heridas físicas, otros por alguna enfermedad sin tratar. Otros solo lloraban retorciéndose de miedo.

Me llevó a la habitación de los castigos.

— Me encanta las feromonas que los niños omegas emanan al sentir miedo. — sonrió con maldad. — pero las tuyas me fascinan más.

Solo me mantuve callado.

Él se sentó, bajó el cierre de su pantalón y dejó ver su tan notable erección.

— Ahora, si no quieres que te ocurra lo que le ocurrió a tu amiguito Mineta, sé un niño bueno y ven aquí.

Sacó sus partes nobles a la luz.

— Pon tu boca aquí. — ordenó.

Me mostré completamente confundido.

No quería, no entendía porqué quería que limpiara sus partes con mi boca, el mismo podía bañarse o pasarse un trapo.

Era solo un niño, tampoco entendía que él me miraba con deseo. Y a pesar de saber que dolería, esa vez no quise obedecer.

Traté de correr hacia la puerta. Él se apresuró y tomó mi cabeza hundiéndola en su jacuzzi. No podía respirar, burbujas salían del agua y yo luchaba contra mis pulmones vacíos.

— Haz sido muy malo. — entonces, al ver que ya no resistiría, me lanzó al aire y me dio una patada en el tórax con todas sus fuezas. Sentí como algo dentro de mi crujía. — Ups, creo que fracturé las costillas.

El dolor era inmenso, entonces empecé a llorar.

— Tranquilo, esto no es violencia comparado con lo que tus padres te hicieron cuando eras un bebé. — rió.

Entonces empecé a toser y sangre salía de mi boca.

Las puertas se abren y un vigilante llega.

— ¡Señor!...— se detiene al observar la escena.

— ¿Qué quieres? ¿No ves que me interrumpes? — musitó con odio.

— Es que... Han llegado los compradores del omega. — su vista rodó a mí.

— Ahs, mierda. Pues diles que si lo aceptan medio muerto. 

El guardia puso cara de impacto.

— ¿Está usted loco? ¡¿Cómo cree que no tendrá problemas?! ¡ Ellos ya pagaron por él y usted se lo dará en ese estado!

El hombre solo caminó hasta el guardia y le tocó el hombro.

— Quería darle una fiesta de despedida y se me salió de las manos. Los alfas nos comprendemos entre nosotros, un Beta como tu jamás lo entendería. Ahora, anda y llévale a este niño, a la familia Bakugo.

Pequeño Omega Izuku x Katsuki (+18)Where stories live. Discover now