Capítulo 22

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Narra Sebastian

La sujeto por los hombros mientras le digo estas palabras, mi orgullo y mi aristocracia... Esta mujer está haciendo polvo la preciada imagen que tanto me costó conseguir.

Sonrío. De felicidad por saber que fue ella y no otra. Por saber que efectívamente, tengo sentimientos, y que ha sido gracias a ella que pude rescatarlos.

Sebastian: Dime, lo que sea, cualquier cosa que quieras en este momento te la daré, con tal de que confíes en mí, haré cualquier cosa, no me importa, aunque sea muy difícil — suplico, a pesar de ser bastante más pequeña que yo sus perfectos ojos verdes logran intimidarme, su preciosa mirada felina

Yui: ¿Aunque sea muy difícil casi imposible? — mientras escucho sus palabras las leo en sus labios

Sebastian: Sí, cualquier cosa

Yui: Vale — me sorprendo al escuchar esa respuesta, pensé que la conocía bien como para que realmente no me fuera a pedir nada... Estoy dispuesto a hacer lo que sea pero no pensé que fuera tan materialista

Sebastian: ¿Y bien?

Yui: Vuelve a enamorarme, ya tienes tu misión difícil casi imposible — tras decir eso se escapa de mi agarre y sale de la cocina con una sonrisa, puse verla cuando se giró, estaba sonriendo

Sebastian: Mujeres... — suspiro y una sonrisa también se forma en mis labios, todo su olor quedó impregnado en mi uniforme, es algo agridulce

Aún me ama, pero ¿Qué puedo hacer para que se de cuenta que de verdad la amo? Ya tengo claro que después de algo así el sexo no es opción.

Sebastian: Bien... Ya solo tengo claro que en cuanto vea a mi tío le daré una bofetada tan fuerte que va a dejar de ser tan paliducho por unos meses — digo apretando mi puño mientras la vena de mi frente se hinchaba

Pude escuchar con mi refinado oido que una puerta se cerraba, y luego los silenciosos e incomfundibles pasos de mi tío.

Sebastian: Tío — él me mira de reojo con superioridad

Drácula: ¿Qué quieres?

Sebastian: Tenga un buen viaje de vuelta — le digo entregándole sus cosas

Acto seguido desaparece en un abrir y cerrar de ojos haciendo que mi cabello ondee al viento por la velocidad de sus movimientos.

Sebastian: No podía arriesgarme... Hice lo correcto... — digo entredientes

Necesito desquitarme, salgo fuera a pesar de ser muy entrada la noche y comienzo a caminar fuera de la mansión, necesito golpear algo pero no puede ser cerca de la mansión, podría destrozarla.

Narra Yui

Al llegar a mis aposentos me tiré a la cama con una sonrisa.

Yui: Me ama — cubro mi rostro con una almohada y luego me levanto — pero igual no le perdonaré tan fácil...

Salgo al balcón y respiro, el aire es frío y húmedo, en pega en la piel y te pesa en la respiración.

Tras un rato contemplando el paisaje el cual no me había dado tiempo a ver por... Ejem, varios factores que me tuvieron entretenida en esa cama, veo como una ráfaga de viento sale y desaparece.

Yui: ¿Nuestro invitado?

Unos minutos después dale Sebastian, con su cuerpo pesado, camina hasta la puerta de la mansión y la salta sin esfuerzo alguno, después baja y sigue caminando despacio.

Yui: ¿Dónde va?

Mi curiosidad me puede... Cualquier chica lo seguiría aún con el riesgo de ser violada por el sensual mayordomo en el bosque duro contra el mu... ¡Digo! Que cualquier chica seguiría a su compañero laboral si lo ve así.

Bajo despacio para que el amo no se de cuenta pero justo al final alguien me llama ¡Rayos!

Ciel: Yui ¿Dónde vas?

El corazón casi me da un vuelco al escuchar eso, me giro rápidamente y le veo. Mierda.

Yui: Eh, yo solo me iba a buscar a Sebastian, se marchó sin decir nada y debería volver, así que si me permite amo... — dije retrocediendo unos pasos hasta la puerta

Ciel: Bueno, no tardes demasiado, comienzo a tener hambre — dice estirándose, se ve tan adorable

Yui: ¿Quién era ese hombre? — digo con curiosidad, me interesa saber de dónde viene

Ciel: Es un pariente de Sebastian y un viejo amigo mío, me ha venido a hacer un intercambio y tras mucha charla he aceptado, así que como ahora tenemos una mansión en Transilvania en una semana iremos allí. Trae rápido a Sebastian, quiero hablarlo con los dos — dice para luego girarse y comenzar a subir las escaleras

¡Joder joder joder! ¡Vamos a ir a Transilvania! ¡Vamos a ir a el lugar donde se encuentra el hombre que hizo que Sebastian me olvidara!

Me doy una bofetada mental y salgo corriendo en su busca, después de saber eso necesito saber a dónde ha ido. ¡Joder! ¡Tengo la misma suerte que un pavo con sobrepeso el día de navidad!

Sentimientos prohibidos [Sebastian Michaelis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora