O era yo que tenía más hambre que Malena cuando le venía el periodo.

La mujer me dio la sopa con mucha paciencia y yo la disfruté tanto que tuve que pedir un segundo plato de sopa porque estaba demasiado hambriento.

El doctor, que había salido del cuarto, volvió con unos papeles en las manos y la expresión un como más seria.

—¿Sabe quién es usted?— preguntó el doctor parándose a mi lado.

¿Por qué insinuaba que había perdido la memoria?.

—Mi nombre es Ken Walt y tengo 23 años de edad— contesté nervioso y miré con atención la reacción del doctor.

—¿Qué?— dijo impresionado — Señor Ken Walt, dígame cuantos años creen que han pasado desde que asistió por última vez a la Universidad— ordenó el hombre con el ceño fruncido.

—Pues...pasaron cinco años, ¿No?— respondí confundido.

¿Qué clase de interrogatorio era ese?.

—Sí, es exactamente el tiempo que haz durado en coma...— confesó el doctor y sentí que mi corazón dejó de latir.

¿Había estado en coma durante cinco años?. ¿Y Malena?. ¿En dónde estaban mis amigos?.

—¡Por Dios!, Quiero ver a mi hijo— escuché a mi madre cuando entró corriendo a la  habitación.

Mi madre lucía distinta a como la recordaba. Se veía horrible y por un momento todo pareció verse como al principio. ¿Por qué mi madre se veía tan descuidada?. La última vez que la vi, ella se veía hermosa.

—¡Hijo!— gritó con los ojos empapados en lágrimas y se acercó a mi rápidamente —Mi vida, creí que jamás despertarías— dijo mientras me daba un fuerte abrazo que causó que mis huesos dolieran.

—Madre, ¿Qué está pasando?— pregunté perdido.

—Amor, tuviste un accidente de tránsito y hace mucho que estás en este hospital— me informó mi madre mientras limpiaba sus lágrimas con un pañuelo.

Pero todo lo que había pasado con Malena...se había sentido tan real. Debía buscarla, tenía que saber en dónde estaba ella.

*Pasados dos meses*

"Hijo, no existen esos amigos de los que hablas".

"No existe ningún instituto Lincester"

"No existe Jacob"

"No existe Jake y Jennie"

"No existe Laura"

"No existe ninguna Malena..."

Efectivamente...Malena había sido el sueño más largo que había tenido...

Solo eso. 

Un sueño.

Me sentía tan deprimido. Estaban siendo unos meses muy duros para mi.

Volver a mi vida cotidiana (Una vida muy distinta a la que soñé mientras estaba en coma) estaba siendo tan tedioso, aburrido y deprimente.

Yo nunca había estudiado en ningún instituto Lincester y jamás conocí a mis mejores amigos. Ellos solo habían sido producto de mi loca imaginación.

Recordaba cada día los rostros de cada una de las personas que más quería...y se me hacía imposible no llorar.

Me hacían falta personas que jamás estuvieron en mi vida. Solo en mi mente.

En la casa de Malena y Laura, solo había un terreno abandonado. Al igual que en la casa de Jacob y Jake. Solo terrenos en los que no existía ninguna casa.

Lincester en realidad un refugio de personas con discapacidades mentales. No estaban los largos pasillos solitarios y sin casilleros.

Yo había durado cinco años en come por conducir ebrio una noche en la que fui a una fiesta.

Y no recordaba ni la fiesta, ni el accidente.

Me encontraba entonces, caminando como vagabundo por las calles de la ciudad. Era la única manera de sentirme menos deprimido y solitario.

El mundo seguía igual que antes de que Malena y yo lo cambiáramos todo.

Las personas lindas eran consideradas las menos atractivas. Las personas más feas, era consideradas el tesoro de la existencia.

Un mundo en dónde los Nerds son los más guapos del colegio y los Populares aman estudiar. Lo feo es lindo y lo lindo es feo.

Lo típico.

Ken Walt y Malena Jones no se encargarán de cambiar los estereotipos porque no existe la chica que volvería loco a Ken...

Mis pies flotaban sobre el suelo y yo solo sentía mis mejillas arder y, sin darme cuenta, sobre mis mejillas se deslizaban un par de lágrimas pesadas.

Entonces la vi.

Malena estaba apenas a metros de mi, cruzando la calle.

—¡Malena!— grité a la hermosa rubia loca a metros de mi.

Entonces ella me miró. Se quedó mirándome durante varios segundos con una sorpresa marcada en los ojos. Parecía que no podía creer que me estuviese viendo.

Y yo estaba igual que ella.

Pero de repente un auto pasó por mi lado y vi a Jacob conduciendo.

Pasó a toda velocidad por delate de mi y llegó hasta Malena.

—¡Entra Malena!— gritó mi mejor amigo y la rubia subió rápidamente al auto.

Y se perdieron por la carretera. Escaparon de mi.

Y nunca más supe de ellos.

Pero lo más extraño es que ellos si existían y todos me decían que no...









Chicle, digo...¡Cliché!


Gracias por leer

Att: Paola Alvarado.

Instagram: @paoalvarado0

Twitter: @PaoALVD



Nos vemos en alguna de mis otras historias.


Muchas gracias.




FIN.













Chicle, digo...¡Cliché! © (Completa)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang