~Capítulo 21.

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Magnus miró hacia todos lados. ¿Por qué demonios Mortmain lo había hecho salir tan de prisa sin dejarlo ver a Alec? El vestibulo estaba repleto de personas. Esquivó a unos bomberos y visualizó a Catarina y Ragnor.

-¡Blue! ¡Ragnor!-Magnus corrió hasta ellos.

Catarina respiró aliviada al verlo. Magnus no lo pensó, la jalo al mismo tiempo que a Ragnor y los envolvió en un abrazo. Había estado tan asustado que el alivio era asfixiante. Catarina sollozó y los estrujo con fuerza.

-Esto es demasiado cursi-murmuró Ragnor pero no los soltó.

-¿En dónde estabas?-preguntó Catarina- ¡Desapareciste!

-Mortmain me empujó hacia una salida-contestó Magnus- ¿en dónde está Alec? ¿Lo han visto?

-Lo perdí en la salida-contestó Catarina, mordiendose el labio.

Magnus sintió de nuevo la presencia del miedo.

-Vayanse a casa-dijo-. Los llamaré en cuanto encuentre a Alec.

Replicar no sirvió. Magnus los amenazó de cinco formas distintas y al final tuvieron que irse. Caminó entre la gente y vio a Robert y Maryse. Él acaba de decir algo impactante, podía decirlo porque Maryse perdió el equilibrió y Lucke la sostuvo antes de que Robert reaccionara. Magnus caminó de prisa, alcanzandolos.

-¿En dónde está Alec?-preguntó.

Maryse no parecía reaccionar. Jonathan Morgenstern estaba ahí, Magnus no podía adivinar por qué. Había un brillo de triunfo muy extraño en sus ojos. Y Magnus pensó que eran realmente negros. Aún cuando los ojos negros eran imposibles. Robert sin embargo, miró a Magnus a los ojos y había un profundo terror en ellos.

-Se los llevaron-dijo-, acaban... acaban de llamar...

Magnus lo miró confundido. Al momento siguiente Maryse reaccionó, llamando a gritos a Jessamine.

-¿Qué ocurre?-preguntó ella.

-Consigue al mejor negociador de secuestros en Londres y contactalo con Gideon. Consigue al mejor de Nueva York, de todo el país y contactalo conmigo. Estaré en la oficina-contestó Maryse.

Magnus tardó en procesar lo que había escuchado. ¿Por qué necesitaban negociadores? Y cuando la realidad lo alcanzó, el aire se escapó de sus pulmones, dejandolo completamente vacio. Fue un momento de limbo. Todo a su alrededor daba vueltas, no podía enfocarse en lo que veía ni en lo que escuchaba. El olor a fuego y humo no lo distinguia. Era incapaz de reaccionar ante el tacto de Maia. No supo en que momento empezó a caminar, ni como fue que Maryse le dijo que podía acompañarla, o como él aceptó. Solo sabía que su corazón no latía, al menos no sentía que latiera. Y su mente tenía la imagen de Alec, cayendo al suelo, y mirandolo con sus hermosos ojos azules, la primera vez que lo vio.

~~

Cecily quería vomitar. No estaba segura de si era por el embarazo, o por la angustia. Sophie mantenía a Barbara pegada a su pecho, cantandole suavemente. La camioneta se detuvo y las puertas se abrieron. Sophie dejó escapar un grito de sorpresa al ver al hombre que estaba ahí, de pie delante de ellas.

-¡Nathaniel!-exclamó.

Cecily miró a Sophie y luego al hombre rubio. Había escuchado ese nombre. El hermano de Tessa. No lo había visto nunca, hasta ese momento. Él no había asistido a la boda de Tessa con Will. Ni al nacimiento o algún cumpleaños de su sobrino. En realidad, Cecily a veces creía que Nathaniel era un fantasma. Pero al verlo de frente, solo pudo sentir confusión.

-¡Ah! Sophie, querida. Permiteme que te ayude con la niña-sonrió Nathaniel, extendiendo los brazos. Su acento estadounidense era claro.

Sophie abrazo a su hija, retrocediendo cuanto podía.

~Extasis de ángel~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora