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Xiaojun dormía mucho. Apenas salía de la universidad, y si no tenía tareas que hacer, se recostaba en su cama pensando e imaginando cosas que lo llevarían al mundo de los sueños.
Al menos esa era la única escapatoria que tenía de la pesadilla que estaba viviendo diariamente desde que wong yukhei se había mudado a su departamento. Ya saben, ver al que probablemente es el amor de tú vida en brazos de otro hombre no es precisamente algo saludable para un corazón enamorado.
Los sonidos del piano proveniente de la sala podían ser audibles hasta su habitación, y recordó aquellos tiempos donde solía tararear las canciones que Kun tocaba con esmero en aquel gran instrumento. Sin embargo, el sonido de la puerta principal siendo cerrada hizo que el piano dejase de sonar, pero en cambio, escuchó pasos rápidos y ligeros que se dirigían a su habitación.
—Junnie— llamó Kun detrás de la puerta—¿puedo pasar?
—está abierto— la puerta fue abierta, y el pelinegro entro precavido antes de lanzarse a la cama de xiaojun— no hagas eso, te caerás de la cama en algún momento.
Kun haciendo caso omiso a sus palabras se metió entre las cálidas frazadas de la cama de su amigo y se apegó a su calientito cuerpo. Xiaojun se tensó y sintió como su rostro se calentaba. Sus manos comenzaron a picarle y mordió sus labios para evitar voltear y besar al mayor, para evitar olvidar el dolor que qian kun le estaba causando.
—extrañaba esto— susurró el mayor y se acurrucó aún más, si es era posible, al costado de xiao de jun, quedando su rostro contra el hueco del cuello del menor— últimamente no tenemos tiempo para este tipo de cosas, duermes demasiado, ¿te sientes bien? ¿no estas enfermo?— De jun respondió con su silencio mientras relajaba sus tensos músculos y se acostumbraba al tacto del mayor.
—no...— susurró mientras volteaba quedando frente a frente al pelinegro quien lo miró a los ojos— solo estoy algo cansado— Kun le dió una mirada cargada de pena y acarició el suave cabello castaño del menor.
—¿hay algo que puedo hacer para ayudarte?— si tan solo supiera el sinfín de cosas que puede hacer para que xiaojun se sintiera feliz.
el menor lo pensó un par Dr segundos antes de contestar—por esta vez, solo por esta vez— repitió haciendo reír a kun— ¿puedo ser la cuchara pequeña?
—¡claro!
—no te acostumbres, es solo por esta vez.
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