Capítulo 9

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Somos los últimos en descender a tierra firme y mientras lo hacemos, doy una visual rápida al terreno desde las alturas para orientarme. Hank sabe lo que se hace porque no he estado nunca en esta zona y no es la más franqueable, precisamente. Archer no será el único novato aquí. Al menos en lo que respecta a la ubicación.

-Habría que viajar al sur -me dice él en cuanto desaparece el halo justo en esa dirección-, pero no va a ser tan sencillo. ¿Has visto la cordillera de ahí atrás?

Al parecer no soy el único que ha estado haciendo sus deberes durante el viaje. Asiento hacia él y miro a mi alrededor en busca de un alto al que subirme. Necesito echar otro vistazo más en profundidad para constatar hacia dónde marchar. Pero en cuanto localizo el lugar perfecto, cambio de opinión y me dirijo a Archer.

-Sube a ahí, cadete, y dime lo que ves.

Como ex-bombero, escalar a la copa de un árbol no le supone un gran desafío, pero lo admiro en silencio, mientras veo cómo usa la cuerda para asegurarse en el ascenso. Desde luego, su anterior entrenamiento le vendrá de perlas en los SEAL. Y a nosotros en el equipo.

-El paso es transitable hacia el sureste -le escucho decir-, al menos hasta donde me alcanza la vista. Es posible que podamos rodear la cordillera, aunque nos retrasará mucho. Desde aquí la ladera de la cordillera parece irregular, podríamos probar a escalarla.

-Demasiado arriesgado -niego-. No tenemos el equipo adecuado y no sabemos con lo que nos toparemos en el ascenso. Baja ya. Iremos hacia el sureste.

-Yo creo que...

-No estás aquí para decidir, cadete -lo interrumpo, haciendo mi trabajo-. Obedece.

-Sí, señor.

Sé que no le ha gustado, pero me hace caso. La expresión en su rostro me confirma lo que ya había supuesto, pero si va a formar parte del grupo, tendrá que aprender a trabajar en equipo y a aceptar órdenes. Cierto que nosotros no somos los más disciplinados porque Hank siempre ha querido que aportásemos algo más que nuestra obediencia, pero antes de llegar a eso, debe entender que cuando el jefe dice algo, se hace. Así era con Hank y lo será con Simmons también. Puede que nos dejen decidir y opinar, pero cuando dan una orden, nadie la rebate y todos la cumplen.

-Vamos -lo insto a caminar con un gesto de mi cabeza-. Avanzaremos rápido.

Veo su intención de decir algo, pero finalmente guarda silencio. Recoge la cuerda y se la cuelga al pecho antes de seguirme. Podría darle permiso para hablar, pero prefiero no hacerlo, solo por ver hasta cuándo aguantará. El autocontrol es otra de las cualidades que debemos potenciar como SEAL. Si nos dejamos dominar por nuestros instintos, podríamos acabar muy mal. No se deben ignorar, pero sí controlarlos.

El terreno es abrupto, pero como ha dicho Archer, bastante transitable. No hay mucho follaje por aquí, aunque sí altos árboles de fuertes troncos, lo que será útil si debemos otear el horizonte de nuevo. Pero también hay muchas rocas, de diferentes tamaños, que dificultan el caminar en línea recta. Y que podrían resultar un peligro si no ponemos los cinco sentidos en lo que estamos haciendo. Un mal paso y adiós posibilidad de llegar entre los primeros. No es que me preocupe eso, pues lo que cuenta es llegar en el margen de tiempo establecido para que Hank dé por superada la maniobra, pero no quiero terminar accidentado. O que lo haga Archer. Se trata de aprender a ser cuidadosos y perseverantes. Y de aprender unas cuantas técnicas de supervivencia más.

-Permiso para hablar, señor.

-Permiso concedido -admito que me lo he pensado, pero en vista de que lo ha hecho de la manera correcta, lo dejaré hablar. También ha aguantado más de lo que esperaba, así que me siento conforme por el momento.

Zandra (Saga SEAL 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora