capítulo 20: Hipocresía.

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Dicen que todas las mañanas son como un nuevo renacer, que lo que ha sucedido el día anterior tiene otra cara y que el dolor disminuye. Y sin embargo yo me sentía mucho peor. No había logrado conciliar el sueño en toda la noche y tampoco había logrado calmar mi llanto hasta alrededor de las seis de la madrugada, cuando los pájaros comenzaron a cantar y el sol recién se veía en el horizonte.

Incluso la mañana del lunes fue horrorosamente triste y abrumadora. Tenía unas cuantas llamadas perdidas de Clairo, pero no había logrado responderle, así que solo le envié un mensaje diciéndole que todo estaba bien. Al parecer ella intuía algo, pero Shawn no le había contado nada.

-¿Cariño?

No pude responder. Se suponía que aquel iba a ser el día en que le contaba a Danielle que me sentía muy feliz por haber estado con Billie, porque ella me hubiese dicho que me quería, y porque parecía que las cosas iban a salir más que bien. Pero no.

-¿Cariño, sigues ahí?

Asentí, pero claro, ella no podía verme.

-Sí, lo siento.

-Todavía no puedo creer lo que hizo, ¿estás segura que no quieres que tome el primer vuelo y la asesine a sangre fría? Puedo cortarla en mil pedacitos.

Danielle... la única que me hacía reír, a pesar de todo. Respiré profundo y me dejé caer sobre la cama. No había abandonado la habitación en todo el resto del fin de semana, ni parte del lunes. Ni siquiera para comer, pues no lograba probar bocado sin que se me revolviese el estómago, provocándome vomitar.

-Tampoco yo, me ha mentido tan descaradamente. Estábamos tan bien, quiero decir, aquella mañana...--cerré los ojos al recordar el momento en el que habíamos estado juntas.--Aquella mañana fue tan perfecta. E incluso en la tarde. Y entonces ella va y se acuesta con aquella zorra.

-Vaya, es insaciable.

-Danielle.

-Ay, lo siento, corazón. Es que todo esto es... Diablos, estoy muy enfadada. Quiero abrazarte, mucho, mucho.

Me sorbí la nariz y me enjugué las lágrimas que comenzaban a invadir mis ojos hasta rodar por mis mejillas enrojecidas.

-También yo, te extraño mucho. No tienes idea cuánto te necesito.--dejé escapar el aire.--Sé que tienes mucho que hacer allí en Boston, pero de todas maneras me hace muy bien hablar contigo, Dani.

-Oh, cariño, vas a hacer que me vuelva un manojo de llantos. Escúchame atentamente, ______. Sé que probablemente lo que te vaya a decir te duela.--asentí para mí.--Pero creo que es mejor que haya sucedido esto ahora y no cuando su relación se hubiese formado más. Me refiero a que, tú la quieres, y esto duele, pero qué crees que hubiera pasado de aquí a unos cuantos meses: estarías locamente enamorada de ella, y el dolor sería aún peor.

«Estoy locamente enamorada de ella.»

-Lo sé. Pero... yo la quiero mucho. No puedes imaginar lo que siento por Billie. He aprendido a quererla en el transcurso de los meses porque siempre había sido tan amigable, tan gentil..., tan linda conmigo.--seguí enjugándome las lágrimas mientras sostenía el teléfono entre mi hombro y mi oreja.--O por lo menos eso era lo que me hacía creer, que era una gran chica, cuando al parecer no deja de ser otra más del montón que andan por ahí rompiendo corazones sin pensar en los demás.

»No puedo creer que todo esto sea real. Que la he perdido para siempre. Pero lo peor es que no me cabe en la cabeza que ella me haya engañado tan vil mente como si yo no valiera absolutamente nada. Eso fue muy cruel.

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