capítulo 8: Calle inter.

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Billie mejoró alrededor de 72 horas después. Los analgésicos habían surtido el efecto deseado, y el té de hierbas, del que tanto renegó y decía que no había ayudado en nada, también. Solo que ella no iba admitirlo. Así que a media mañana del viernes, volvió ser la misma. Aunque honestamente creo que nunca había dejado de serlo. Según Ashley, seguiría siendo irreverente aunque tuviera 40 grados de fiebre.

...

No recordaba ese lugar exacto, pero resultaba demasiado familiar. Era un pequeño cuarto pintado de azul, con una ventana detrás de mí y a mi derecha había una cómoda, con un escritorio y un ropero.

Sentí el roce de mi cuerpo desnudo contra las sábanas pero eso no fue lo que me hizo tomar conciencia de dónde estaba realmente, sino el calor de otro cuerpo aferrándose a mí tanto como yo me aferraba al suyo. Debajo de mí, mi reconfortante almohada se elevaba y bajaba, se elevaba y bajaba en cortos intervalos de tiempo. Tenía la mano aprisionada contra mi mejilla y con la palma acariciaba aquella almohada que resultó ser otra cosa más gratificante: el torso desnudo de alguien. Un beso en la cúspide de mi cabeza mi hizo sonreír.

La paz me invadió.

Era una sensación muy fuerte pero difícil de explicar. Tan así como cuando dices que no tienes palabras para explicar un hecho demasiado especial.

-He esperado tanto para hacer el amor contigo, ______. Eres tan pasional como imaginaba y me siento tan a gusto.

Un suspiro escapó de los labios de mi amante. Los labios que me hacían estremecer. Sus brazos se cernió en torno a mi cintura y cuando alcé el rostro para mirarla, mi cuerpo se cubrió de sudor frío.

-¿Que hicimos qué?.--no había dudas, estaba al borde del pánico y mi cabeza tan imaginativa comenzaba a pensar en que Billie le había puesto algo a mi bebida y luego me había inducido a tener sexo con ella. Porque no se puede hacer el amor con alguien a quien no amas, eso había sido solo sexo porque nada sentía por Billie Eilish.

Billie se encontraba técnicamente elevada sobre mí cuando abrí los ojos con dificultad y su rostro apareció en mi campo de visión de inmediato.

Parpadeé unas cuantas veces antes de descubrir qué había sucedido y sentí un alivio tremendo al comprobar que todo había sido un simple sueño. Pero como mi amiga Danielle se la pasaba el día diciendo que los sueños eran básicamente una representación de todo aquello que reprimíamos en la realidad, hubo algo en mí que se sintió inseguro durante un momento. No obstante, a veces ignorar la realidad no resulta del todo malo.

Billie abrió más los ojos.

-¿Estabas soñando conmigo?.--preguntó como si poco le preocupase haberse metido en mi cuarto sin siquiera pedir permiso. Lucía su típica sonrisa brillante que parecía salida de una publicidad, sus ojos azules resultaban aún más luminosos y su rostro con aquellos rasgos tan odiosos y delicados. Era evidente que tenía el ánimo por las nubes.--Acabas de llamarme por mi nombre. Suerte que estaba aquí para socorrerte.

Rodé los ojos.

Cuando inspeccioné un poco más a mi alrededor, dejando la paranoia de lado, vi que Billie estaba apoyada con sus manos sobre sus rodillas. Eso explicaba por qué la tenía tan cerca de mí, como si estuviera levitando sobre mi cuerpo.

De inmediato me sentí nerviosa.

-Seguramente fue una pesadilla.--atiné a decir mientras recordaba con vergüenza lo que acababa de soñar y me apoyaba sobre mis codos.--A propósito, ¿qué haces aquí? No recuerdo haberte invitado.

Ella arqueó una ceja y sonrió de lado.

-Vine porque quiero llevarte a un lugar. Además es tu último viernes libre, el lunes empiezas las clases.

DestrucciónWhere stories live. Discover now