capítulo 3: Michelle y Gael.

1.9K 143 96
                                    


Por la tarde, mi sobrino Gael llegó de la escuela y estuvimos jugando un poco. Él tampoco me recordaba mucho, pero Ashley le había hablado de mis padres y de mí, y además nos habíamos visto por Skype muchas veces, así que casi tenía idea de quién era la nueva chica que se hospedaba en su casa.

Sin embargo, Gael se llevaba mejor con Billie que conmigo, y esta vez, en vez de enfadarme, me resigné. Los niños no me veían hace mucho tiempo, y en el caso de Michelle, nunca me había visto. Y a Billie sí. Todos los días. De modo que no era su culpa ni la mía, ni mucho menos la Billie. Eran cosas que pasaban a causa de la ausencia y la distancia, y debía comprenderlo.

Durante la cena, Kath me preguntó acerca de alguna cosas de la universidad: como cuándo comenzaba y si estaba contenta de haberme trasladado a vivir con ellas.

-Será por algunos meses, Kath, no quiero ser una molestia.

Ella y mi hermana sonrieron mientras Ashley servía ensalada en mi plato.

-Te dijimos que no debes preocuparte por eso.--dijo Kath.--Nosotras no tenemos problemas con que te quedes. Es más, nos resulta grato.

No, mis planes estaban bastantes delimitados. Mi objetivo desde que arribé al aeropuerto en Boston era la de venir y lograr ser independiente.

-No quiero parecer una oportunista.

Billie me miró suspendiendo el tenedor escasos centímetros de su boca. Desvíe la mirada de sus ojos azules hacia mi plato y seguí masticando el corte de carne que había metido en mi boca segundos antes.

-No es ser oportunista.--dijo mi hermana.--Tienes la chance y debes aprovecharla. Además no me sentiría segura si sé que andas sola por la ciudad cuando puedes estar aquí, conmigo y a salvo.

-Te conseguiremos un pequeño auto para que vayas a la universidad.--dijo Kath.--Billie, ¿puedes hacerlo tú? Tienes más conocimiento sobre ello.

-Claro.--dijo ella encogiéndose de hombros.

Volvimos a trabar miradas y de inmediato me dirigí hacia Kath.

-No, no, no. Eso es demasiado. Iré en el transporte.

Mi cuñada lanzó una carcajada.

-¿Estás segura?.--preguntó Ashley con una sonrisa divertida.--Tienes que tomar un tren y dos autobuses. Será muy cansado para ti que estabas acostumbrada a vivir en el campus de la universidad.

-Yo puedo llevarla.--sugirió Billie.

La miré por unos segundos y atisbé una ligera sonrisa en sus labios. Mi hermana nos miró a ambas y frunció ceño como si no estuviese de acuerdo. De hecho, era evidente que estaba apunto de levantarse y gritar ¡yo me opongo!

-No quiero interrumpir tu rutina.--le dije a Billie.

-No tengo rutina.--respondió ella.

-¿Y qué hay de Michelle.--pregunté a todos a la vez.

-Suele ir a la guardería. Hoy se quedó porque tenía algo de fiebre.--explicó Kath, y Ashley la fulminó con la mirada.

Así que no tenía más opción que aceptar la ayuda de Billie. Y lo hice, por varias razones: ¿un tren y dos autobuses? No, definitivamente no. Y segundo, ella intentaba ser agradable, y eso contaba mucho.

Además, nada malo podía ocurrir.

Esa noche dormí como si fuera la primera noche que dormía en años. A pesar de haberme regalado dos horas de una hermosa siesta, seguía agotada por el vuelo cuyas tres escalas fueron insoportables, sumando a que se retrasó como tres horas, algo supuestamente "normal". Lo que resultó en un maldito vuelo de más de ocho horas. Sé que hay vuelos mucho más largos, pero yo no estaba acostumbrada viajar en avión y eso me había fastidiado bastante.

DestrucciónWhere stories live. Discover now