Prólogo: Te presento a un bastardo.

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Prólogo: Te presento a un bastardo.

Se miró al espejo una última vez antes de dar el toque final a su cabello, el cuál debía quedar excelente. Estaba por iniciar el segundo año de preparatoria del colegio más reconocido de todo el país. La Academia UA se distinguía por ser una institución de renombre, con los profesores más calificados, actividades extracurriculares sumamente pedagógicas y varias recomendaciones a las universidades más importantes del país. Prácticamente ser un alumno de UA te garantizaba la vida soñada.

Pero obviamente, él siempre quería más.

Tenía 12 años cuando ingresó a la secundaria de UA y desde entonces se planteó un objetivo, ser el estudiante con mayores recomendaciones de su generación, incluso del plantel entero. Por esa razón se había esforzado como nunca y ahora, a sus 16 años recién cumplidos, se podía considerar orgulloso, pero no del todo satisfecho.

Bakugou Katsuki no era un estudiante cualquiera, eso era algo para recordar. Actualmente pertenecía al Consejo Estudiantil y era un fuerte candidato para obtener la presidencia cuando Mirio Togata tuviese que graduarse en ese año. De igual modo era el presidente del club de Periodismo de todo UA, cosa que le tenía en un pedestal frente a los profesores, sin mencionar sus excelentes notas, su porte y refinamiento al ser el hijo de los acaudalados doctores Mitsuki y Masaru Bakugou, personas más que sobresalientes en sus especialidades y dueños de una sociedad civil que se dedicaba a dar servicios de salud a gente con escasos recursos. Y así se podría seguir enumerando múltiples virtudes del jovencito de rubios cabellos y mirada altanera.

Pero lo interesante aquí radicaba en que Bakugou no sólo se creía dueño del universo y de todos los que le rodeaban, en realidad todos sus compañeros lo veían así, como alguien inalcanzable. Sólo sus amigos, aquellos que estaban a su lado, sabían como era en realidad el consentido de todo UA.

Un cabrón arrogante y malnacido con cualquier ente viviente.

Sus mejores amigos lo sabían muy bien y a pesar de eso lo toleraban, después de todo los conocía desde su primer día en UA y contra todo pronóstico habían logrado congeniar. No era difícil el entender el motivo, de cierto modo los cuatro formaban un grupo con muchas similitudes entre sí. Utsushimi Camie, una rubia preciosa con labios gruesos y personalidad animada que en el instante en que entró se volvió el prodigio del club de baile. Yoarashi Inasa, un corpulento adolescente poseedor de una velocidad sin igual en la natación, por la cual era la estrella de dicho club. Y finalmente, Todoroki Shoto, el serio y sumamente indiferente del grupo, un chico que casi no decía mucho, pero cuando lo hacía, sus comentarios eran más que acertados. Su "don" estaban en el arte del diseño y los colores, siempre dibujando, pintando o leyendo sobre los artistas más influyentes.

Los cuatro juntos eran bastante peculiares, pero con Bakugou siendo el centro de atención de UA y dirigiendo sus vidas, era algo natural que se llevaran bien a pesar de todo.

El rubio miró su celular percatándose de la hora, cosa que le llevó a maldecir en más de una ocasión. Siendo tan perfecto no podía llegar tarde en su primer día, así que sin más demoras, empacó sus cosas en la mochila, acomodó sobre su hombro el estuche de su cámara fotográfica no sin antes darle una ligera caricia de protección y salió a toda prisa de su habitación. Gracias a lo fácil que era armar un escandalo si no cumplían sus caprichos, en su cumpleaños número 15 consiguió que sus padres le regalaran una motocicleta para poder trasladarse a la Academia UA evitando afectar su récord de asistencia. Sí, era todo un nerd si se consideraba, pero a él le valían mierda las etiquetas, si podía ser el mejor en todo lo que quisiera... ¿Por qué frenarse por lo que otros pensaran?

Maldito bastardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora