Capítulo I

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Desperté ofuscado, sudando y con lágrimas en los ojos. Era un sentimiento intenso el que me sumía en una tristeza que alguna vez pensé superada, y que si lo analizo bien, dejar de pensar en ello no es superar.

-¿En donde estoy? - mire a los lados y reconocí mi recamara luego de algunos segundos, coffee (mi cachorra) me miraba desde un lado de mi cama.

Mi mente era una maraña de pensamientos confusos, ¿Cómo llenar aquel vacío que deja un ser querido cuando muere? - Me quede largo tiempo recostado sobre la cama, tratando de ordenar mis ideas, o quizás mis sentimientos.

-¡Coffee! ven mi amor - se me acerca apresurada y contenta, sus orejas largas se bambolean con sus pequeños saltos.

Me lame la cara y se alegra como si me hubiese extrañado mientras dormía, coffee es una cachorra increíble, prácticamente la vi nacer y fue como si se me hubiese asignado un pequeño ser, para cuidarla, quererla y hacernos compañía mutuamente.

La luz del sol entraba por la ventana atravesando las cortinas que se bamboleaban con el aire fresco de la mañana; siempre he pensado que cada día ocurre un milagro, que, aunque lo ignoremos siempre ocurre y nos cambia la vida, hay quienes aprovechan la mano de las oportunidades que se les presenta y el favor del cielo que nos transforma, pienso que de alguna forma nos favorece , nos sana, nos libera y nos hace mejores seres humanos.

Me dirijo hacia la cocina, luego hacia la sala de estar, la casa está vacía como siempre.
Vivo sólo, me divorcie por los motivos equivocados, quedé solo en esta enorme casa para un alma solitaria como la mía, y aunque coffee hace que mis días no sean tan oscuros y vacías, después de eso le hace falta color a estas habitaciones, incluso se tornan grisáceos cuando lo pienso.

Al divorciarnos Kiara y yo decidimos que me quedara con la casa que me heredó mamá, y aquí estoy, aquí se abrió mi mente al mundo, crecí, aquí tuve mi familia, y creo que también la perdí.

Preparo el desayuno apresurado del tiempo que se pasa entre mis pensamientos y mi procrastinación al hacer las cosas. La mesa ancha, ventanas oscurecidas por las cortinas que se elevan por momentos por el aire de la brisa de la mañana. ¿Quién pudiese predecir la vida?, si no más que vivirla, aún recuerdo al jovencillo aquel que lloraba por su madre y era yo. Mamá se iría para no volver; cuánto tiempo pasó y aunque nunca acepté su partida, la vida me empujó, me sometió a no verla pero si a sentirla e imaginarme momentos que no pude compartir con ella, quizás en el tiempo en el que se pierde un ser querido no se tenga espacio en la mente para aceptar que ya no estará otra vez, nos aferramos a la vida de alguien más, cuando quizás todo lo que pedía aquella persona era tan solo descansar de todo sufrimiento y dolor, darles calma a quienes desde afueras del hospital hacen lo posible y se sobre esfuerzan para que alguien más sostenga su vida. Mamá quiso resistir en lo más profundo pero este maldito cáncer acabo con sus esperanzas, y cuando ella falleció una parte de mí se fue con ella.

Debo ir a trabajar, se me hace tarde muy frecuentemente por navegar demasiado en mis pensamientos. 

El pronostico del clima para hoy era de soleado con algunas nubes durante el día y por la tarde vientos fuertes y el cielo nublado.


Las calles que se mueven tan rutinariamente cada mañana, las emociones me invaden al recordar aquel sueño que tuve.

Mientras trabajo no logro concentrarme en lo que debo hacer, tengo una maraña hecha la mente, hay una nostalgia dentro de mí que no me deja enfocarme en lo que hago.

¿Quién tendría la fortuna de conocer el futuro? y quizás actuar de forma distinta , prever lo que sucederá y poder ayudar, aunque debe ser confuso, complicado y debe ser duro el vivir con ese poder, quizás es por ese motivo que Dios es el único con el poder de verlo y dominar el tiempo. Pero si supiera al menos  que la vida puede tomar giros inesperados y cambiar el orden de lo que hasta ahora es, al menos con ese conocimiento, con esa pequeña pista podríamos hacer mucho de lo que no hicimos y que quisiéramos, pero no se puede. Quizás esa es la magia de la vida, es la sorpresa de vivir cada momento sin saber que viene después y vivir con lo que se es y lo que se tiene y no con lo que se espera.

Apocalipsis 21: 4Where stories live. Discover now