Capítulo 27 Una prueba irrefutable

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🍁Capítulo 27 «Una prueba irrefutable»

La noche llegó y  Julia vestía una conjunto muy particular: Casaca negra, pantalón oscuro y una bufanda azul envuelta en su pequeño rostro; no tuvo opción que esperar parada en una de las esquinas de la estación principal. Corría mucho viento que agitaba el cabello y vestimentas de muchos transeúntes, así que fue muy acertado estar cubierta de esa forma, aunque no era igual para su forma de vestir. Julia sólo estaba tratando no ser reconocida por Ayla. Pero sólo quedó ahí, en "trataba".

Su única arma mortal, era su celular.

—Ni yo noto que estás sospechosamente vestida.

El cuerpo de Julia se escarapeló al oír esa frase y botó su celular hacia arriba suyo, siendo este agarrado por Hernán.

—Esta es una herramienta importante, no lo pierdas.

—Eres tú poste de luz...–Murmuró calmándose.—¡No aparezcas como un fantasma!, ¿cómo crees que no me note? Si ella me conoce, es más, ¡estoy en su lista negra!

—Nadie está de luto, no era necesario tanto.–Tocó su casaca negra.—Sólo una prueba será suficiente.–Le entregó su celular tirándolo hacia su mano.—Ella ya está aquí. Yo me iré lejos, para no ser notado.

—¡Esto es ilegal!–Bufó con cansancio.—Pero no importa, te demostraré que yo no miento. ¡Menos Meri!–Lo señaló.

—Entonces, ve.

—Bien, prepárate mentalmente.

Las personas de alrededor veían a Julia como una persona muy sospechosa, sobre todo si su mirada es de cautela y se oculta en cada columna que encuentra. Según Julia, estaba siendo precavida, pero a lo lejos, Hernán sólo veía a alguien torpe vigilar a alguien. Tomó él su celular y la llamó de inmediato, la tenía agendada como «P.G» Es decir, «pequeño gato». No pudo decidirse a ponerle un nombre, cuando no tenía un género en específico. Además, era la primera vez que la llamaba, ya que obtuvo su número un día antes.

El sonido del celular timbró y vibró, dando Julia un brinco por el susto. Lo sacó de inmediato y contestó al ver que era Hernán.

—¿Qué?–Contestó con mala gana.

Primero, pon tu celular sólo en vibrador... Segundo, voltea detrás tuyo, ¿sabes que las personas te están viendo "ocultarte"?

—¿Ah?–Julia miró de reojo detrás suyo viendo los ojos de muchos viéndola y disimuló acercándose a la fila para tomar el autobús.—Hace mucho frío, ¿no?– Habló mirándolos de reojo.

Las personas de la fila trataron no pegarse a Julia por su sospechosa imagen.

De inmediato ella escuchó la voz de Hernán en su celular.

Eso de perseguir a mi novia no me agrada, pero no voy a seguir con la duda después de lo que dijiste. Sólo has este favor de manera correcta.

—Lo haré. No me subestimes. Una vez que esto acabe, la deuda será pagada. No me gusta deber favores.–Susurró.

Está bien.–Dio una pausa.—Detrás tuyo.

Julia cortó la llamada y notó a Ayla acercarse a la fila donde se encontraba. Se aseguró que ella no se fuera a otra fila y así fue, cuando ella se quedó esperando a que el autobús llegara.

Cuando finalmente el autobús llegó, Julia espero a que Ayla se adelantara, para finalmente subir. Todo el trayecto fue tranquilo, pero el recorrido fue realmente grande, ya que ella se bajó a la última parada, con otros cuatro más incluido ella.

La siguió cautelosa hasta llegar ella a un pequeño pero elegante restaurante, no había duda que Ayla no iría visitar a un familiar, pero no por eso iba dejar de seguirla, Hernán quería una evidencia y eso es lo que tendría.

Julia entró al restaurante sentándose detrás de Ayla y tomando la carta para cubrir su rostro, aquello le recordó esa vez que la vio por primera vez aquel restaurante con Hernán. Sólo que está vez la situación era totalmente diferente.

—Buenas noches, ¿desea algo de la carta? Esta que lo mire muy de cerca. Pero creo que sería mejor que lo volteé, está al revés.

—¿Ah?...¡Ah! Gracias, lo que pasa es que no traje mis lentes.–Disimuló volteándolo.—Mejor usted tráigame el mejor platillo de aquí, si es de carne mucho mejor.

—Oh, entonces le traeré costillas de cerdo a la parrilla con con ensalada mixta. Es lo más consumido aquí.

—Bien, está bien, perfecto.–Julia elevó la mirada al mesero para que se fuera, pero él aún veía extraño su forma de vestir.—Y me traes agua de cortesía.–Insistió, hasta que el mesero se fue y Julia siguió con su labor de vigilancia.

Esto de ser detective es muy abrumador, y yo que pensé que era algo fácil.

Después de unos minutos, una figura apareció cerca de la mesa de Ayla, y tal como era de esperarse aquel hombre apareció, muy en sastre y con una sonrisa de superioridad.

No es eso a quien le llaman. Azúcar..., no. Ah, Sugar Daddy...

¡Estoy perdiendo el tiempo! Tengo que tomar la foto..., Pero, esta no es una escena comprometedora, ¿debería esperar un poco más...?

—Clienta.–El llamado alertó repentinamente a Julia que volteó hacia el mesero con un rostro rígido.—Su pedido.

—Ah, el pedido. Gracias.

—Que lo disfrute cliente.

—Ajá. Sí...Gracias–Lo botó con la mirada.

Aquel mesero ya le estaba dando un poco de temor la actitud de Julia que se alejó más rápido de ella.

No me puedo concentrar si me paran hablando ¿Qué esto? Huele demasiado bien, ya que tengo la cena lista, ¿no sólo debería aprovechar? Después de todo ellos se tomarán su tiempo.

Después de una hora, Julia Suspiró satisfecha tocando su barriga llena.

—Que buena comida...

Cuando miró frente suyo, vio su campo de visión totalmente vacío. De inmediato se plasmó un rostro pálido en ella y se levantó de la silla con estrépito.

—¡¿Dónde están?!

—Clienta, ¿pasa algo?

—La...la pareja, ¿dónde están?–Señaló frente suyo.

—Se acaban de ir hace pocos minutos.

—¡Tengo que alcanzarlos!

Julia sin dudarlo salió corriendo de restaurante y evadió la mano del vigilante sin importarle nada, menos que alguien desesperado llamaba detrás de ella.

—¡Clienta su cuenta! ¡Clienta!

—¿Otra vez?–Su superior se acercó a él con las manos cruzadas.

—Maldición...–Susurró.—Perdón jefe.

—Iré al detenerla.

Justo cuando el vigilante pensaba correr, el mesero se adelantó, respiró hondo y habló decidido:

—Atrás Theo. Pero ahora sí no se escapa.

—Si tú lo dices...–Lo miró con pena.

El mesero sabía que su trabajo colgaba de un hilo con sólo ver el rostro del dueño del restaurante.

Julia después de correr unos metros, se dio con la sorpresa de ver a aquel adulto señor parado sin compañía, por lo que se detuvo a esconderse en una esquina. Después de unos segundos, Ayla apareció en la escena y se abalanzó a aquel hombre besándose con él. No había mejor prueba que aquella escena, así que la foto fue tomada con éxito.

Tan perfecta ocasión, fue borrada cuando sintió una mano en su hombro, que la dejó paralizada totalmente.





Nota de Aru:

Wow este libro llegó a 4k de leídos.
Gracias por su preferencia xD!

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