Capítulo 24 Un mal comienzo

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🍁Capítulo 24 «Un mal
comienzo»

Hay días en uno quiere que nunca lleguen, pero también están los inesperados y situaciones muy vergonzosas que puede llegar a pasar. Pero Julia no fue esta vez tan desafortunada, ya que aquello que pronosticó el científico anciano, no ocurrió en la hora incorrecta.

En esa fría noche, su peor pesadilla llegó.

—Esto sólo puede significar una cosa, ya me dio eso.–Miró con un poco de conmoción debajo suyo, su sabana estaba manchada de color rojizo oscuro, al igual que su pijama.—Ahora entiendo porque en el orfanato las niñas lloraban por esto. Sólo que para mi es algo que nunca estuve preparado psicológicamente, sólo hace poco lo asimilé ¡Después de todo soy un hombre! Incluso ese anciano quiere que vaya estando así, esto es tan vergonzoso...

Lo que sí Julia había olvidado, era un gran detalle, su cuerpo no cambiaría de apariencia en esa situación. Cuando despertó, después de una larga noche de pelea para colocarse las toallas higiénicas, lavar su sabana y ropa; por primera vez vio su reflejo femenino tan temprano en la mañana.

Soltó la toalla de mano dentro del baño y agarró el espejo con espanto.

—Es cierto, ¿entonces no volveré ser un hombre?–Negó con su cabeza repetida veces.— ¡No!, el anciano me dijo que esto sólo duraría cuándo terminará esto Esto va a ser más duro de lo que pensé, incluso mi estómago duele...

Ayer me salvé de la mirada asesina de aquella mujer, ¿por qué debo verme como culpable?, debería tener vergüenza de sus acciones. Incluso ese poste luz, ¿realmente es tan ingenuo?

Bueno, yo sí lo fui.

Le debo un favor, así que debo regresárselo. Aunque no me crea, lo cual comprenderé, hoy se lo diré. Retener algo así por más tiempo, no es algo que me agrade.

—¿Cómo se sacaba esto? Sólo tengo...–Estiró su mano derecha pasando saliva y apretó su puño.—¡Esto es vergonzoso!, ¿enserio, por qué tengo tanta mala suerte?

La tarde soleada se intensificó y Julia sufría uno de los malestares más horribles para una mujer, pero la ahora ella no se consideraba débil, en su niñez sufrió muchas enfermedades más dolorosas, sólo debía aguantarse el dolor, siempre lo había hecho, fue un hábito que se hizo costumbre para no preocupar a la gente de su alrededor. Menos a su pequeña hermana.

—Buenos tardes Julia, llegas justo a tiempo.

—Dueña, buenas tardes. Dígame, ¿qué es lo que pasó?, la veo con más ánimos.

—Nuestros ingresos aumentaron está última semana, estaba pensando en agrandar nuestra variedad de servicio. También, en poner alguna idea publicitaria para atraer más gente. En este lugar hay muchas cafeterías, sólo con que se vea bien, no nos asegura buenas ventas. Sólo esto pasa por que somos la novedad del momento.

—Buena apreciación dueña, yo también quería comentarle sobre eso. La promociones por internet, el marketing digital es muy comercial estos días. Nos ayudará mucho, comenzaré por comenzar por ahí. Pero también, debemos comenzar por dar promociones atrayentes. Pequeños regalos que a la gente le agrade. Promociones limitadas. Será por cortos días, pero por lo menos atraerá a la gente de este lugar. Además podré incluirlo en la web que crearé del negocio, para atraer no sólo gente de aquí, sino de diferentes ciudades.

—Eso es genial, me gusta la idea. La gente joven definitivamente tiene brillantes ideas. No me confundí en contratarte.

—Gracias por su halago.–Sonrió brevemente.—Sé que no estaré aquí mucho tiempo, pero por lo menos quiero asegurarme que su negocio prospere. Eso es parte de mi agradecimiento por su buen trato.

—No digas cosas tristes, si por mi fuera te quedarías aquí siempre. Sin embargo, tú también tienes tus proyectos de vida.–Suspiró y la miró a los ojos.—Entonces, si conseguimos más clientes, también debemos conseguir más personal. Ustedes dos ya hacen la preparación junto a mi y su repartición. Pero servir tanta gente, será un poco difícil.

—Sí, si en más días realmente resulta está idea. Será mejor contratar más gente. Mientras los fondos alcancen buenos ingresos.

—Cierto. Lo pensaré, Julia. Muchas gracias.–Tomó sus delgadas manos.—Eres pequeña, pero eres muy perseverante y brillante. Tuve buen ojo. Nunca cambies.

—Usted tampoco dueña, estoy segura que su familia también la adora.

Con un ambiente tan bueno, Hernán no tuvo de otra de intervenir, aunque a escondidas oyó un poco de la conversación y se sorprendió por tal expresión nueva que veía de Julia. Al terminar de mirar, él se acercó a ellas con una hoja en mano.

—Dueña, en el almacén hice la lista de los productos que faltan. Mañana iré a comprarlos.

—Bien, buen trabajo. Por cierto Hernán, ¿oíste parte de nuestra conversación?, ¿cierto?, ¿qué opinas de ello?

La dueña era como una madre, así que también se daba cuenta de lo que sucedía alrededor suyo. No le fue difícil darse cuenta que Hernán estuvo parado detrás de ellas, en ese corto tiempo.

Julia alzó las cejas debido a que la dueña lo delató y Hernán por fin mostró algo de vergüenza.

—Sí, yo también pienso que es una buena idea. Por supuesto que también ayudaré a hacerlo realidad. Incluso ayudaré a pulir alguna de sus ideas. Claro, mientras Julia me permita ser parte de ellas.

—Por supuesto, necesitaré ayuda. Ambos debemos hacer un buen trabajo.

—Eso es, me gusta su entusiasmo. Entonces, ¡vamos a trabajar! Cámbiense de ropa.

Cuando la dueña se alejó unos metros, Hernán volteó de repente hacia Julia con una expresión de duda.

—Espera Julia, ¿te encuentras bien?

—¿Eh? ¿Por qué lo dices?

—Te ves pálida, ¿acaso tienes fiebre?–Señaló su rostro.

—No, no es nada. Tengo mucha energía, vamos tenemos muchas cosas por hacer.

—Espera, sobre Ayla.

Julia intervino de inmediato para olvidar por el momento ese tema, que tenía pendiente para más tarde.

—Está bien, no te culparé. Sólo avancemos con el trabajo.

—Te conozco un poco, no tienes la misma energía de siempre. Te ves algo enferma.

La mano de Hernán se dirigió a la frente de Julia, la cual estaba algo fría. Ciertamente tenía algo de fiebre, pero Julia lo que menos quería era que él se enterara de su situación.

—Sólo quita tu mano, deja de hacer hora. Esto no me matará.

—¿Piensas atender en ese estado?

—Tomaré algo después, ¡quita tu mano de mi frente! Está muy fría.

En pleno forcejeo, tanto Julia como Hernán fueron vistos por Sara. Quien disimuló con un saludo y pasó de ellos cautelosa. El dúo sólo sonrió brevemente.

—¡Ves lo que provocas! –murmuró Julia.— Se supone que debemos llevarnos bien, y ella sólo nos ve pelear. Si la dueña lo oye, sólo la decepcionaremos.—Golpeó su brazo derecho para que avance.

La expresión de Hernán se mostró indiferente «La que comenzó a pelear eres tú...»

—Sólo quería ayudarte, luego no andes como un pequeño gato enfermo. Como equipo no eres la única que se perjudica.–Señaló el lugar.— Ya que no quieres mi ayuda, entonces avanzaré.

—No lo quiero.–Su mano lo sostuvo de la basta de su polo de manera tosca, antes que avanzara lo jaló hacia abajo, por lo que Hernán se detuvo a la fuerza.—Pero, necesito algo de tu tiempo al salir del trabajo. Es un asunto importante. Y te involucra.

Hernán vio con algo de asombro su expresión, los ojos de Julia reflejaban seriedad. En simples palabras, debía ser un asunto muy serio para que incluso mostrara esa repentina expresión. Eso a él no le gustaba, de ningún modo.





Nota de Aru:

¡Ahora sí Julia está dispuesta a decirlo todo!, ¿Cuál será la reacción de Hernán?

Ahora soy Juli@  |Finalizado|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora